Don Rubén Mijares, maestro del periodismo deportivo en Venezuela, con especial referencia al béisbol profesional, desarrolló una amplia labor de difusión en prensa escrita (diarios El Nacional, de Caracas y El Impulso, Barquisimeto nos consta que recogieron sus columnas llenas de sapiencia), radio y televisión (circuitos radiales de la zafra del béisbol profesional venezolano, RCTV, VENEVISIÓN, PROMARTV propalaron sus análisis orales concisos como trazo de bisturí).
El referido cronista no solía hacer concesiones ni elogios gratuitos ni se iba por las ramas, sino que iba al hueso del asunto. Una o dos frases podían resumir grandes conclusiones y sabía moverse en ese ambiente de ciertas nulidades engreídas. Ponía a cada quien en su sitio. Natural posición de un bravo de la salsa, tal vez. Ritmo latino que disfrutaba como el que más y según es fama entre amigos hasta llegó a tener membrecía de honor en la cofradía “Babalú-ayé”.
Gerente de organizaciones y torneos deportivos de relieve (Magallanes, Bravos de Margarita, Juegos Centro Americanos, Panamericanos o similares, porque como no tenemos una memoria tan prodigiosa como la suya, pues no podemos precisar fechas y no tengo acceso a la web para googlear). También escribió libros que son un primor de precisión en el lenguaje, descripción de perfiles biográficos y tópicos históricos (“El Béisbol por dentro”, “Grandes lanzadores venezolanos”, entre otros, por ejemplo).
Fue durante muchos años analista estelar del circuito radial del equipo Cardenales de Lara BBC, casi 20 parece, otros destinos lo llamaron; y por estos días de enero-febrero cuando suelen coincidir en la ciudad de Barquisimeto dos eventos especiales que potencian la sensibilidad atinente a ese capital intangible que es la identidad regional y local, llegó a usar expresiones que son inolvidables. A saber, que la devoción a la Divina Pastora cada 14 de enero y la puja en fechas próximas por la clasificación y pase en muchas ocasiones a la serie final de la pelota rentada en Venezuela de la querida divisa deportiva de los Herrera Oropeza, tenían alguna vinculación metafísica mediada por el cetro que relucía “La Doña de Santa Rosa”.
“La Doña” como Mijares respetuosamente también llamaba a la sagrada imagen de la Madre de Dios en la advocación de La Pastora, agregaba crean en Barquisimeto una atmósfera festiva de religiosidad y pasión beisbolera muy singular. Una sensación de regusto semejante a comer acemita con queso acompañado de café. Ambas entidades vendrían a ser algo similar a lo que en mercadotecnia suelen llamar marca de origen y un amplio nicho de mercado.
Así, sin explicar cómo porque don Rubén exponía juicios analíticos y sintéticos, frases o adjetivos como verdades apodícticas y nunca explicaba su sentido cuando consideraba que la cuestión referenciada era evidente. Sería por eso que en ciertas ocasiones no caía muy bien, inclusive en algún nivel de la gerencia estratégica de los equipos beisbolero a los que estuvo vinculado, como nos lo dijo alguna vez y creo que fue en ocasión del bautizo del libro “Cardenales BBC, 1965-2015. 50 años de pasión”. Barquisimeto. 2015, también tiene “Pelotas y pedales. 50 años de periodismo deportivo” (Editorial Horizonte. Barquisimeto. 2014). Unas crónicas emocionantes hasta el llanto escritas por don Alfonso Saer, “El Narrador”.
La Doña y Cardenales de Lara vienen a ser dos “marcas” que logran concitar tal expectativa y emocionalidad en el larense que es incomparable con el “feeling” de ningún político. Aunque probablemente Chávez se le aproximó en ese punto, sobre todo en 2012 en una concentración en el oeste de la ciudad de los crepúsculos cuando ya padecía en su canijo cuerpo la grave enfermedad, o tal vez antes y en otras regiones del país, pero no aquí. Otros supuestos “líderes” han venido buscando ese “baño de pueblo”, consolándose porque no tienen carisma, carecen del magnetismo necesario y quieren ganar indulgencias con escapulario ajeno.
Los dos últimos al parecer han sido los neoliberales que hacen genuflexión continua al todopoderoso del Despacho Oval: María Corina Machado y Juan Gerardo Antonio Guaidó Márquez, días atrás en 2019. Pero sus respectivos equipos de seguridad los tienen muy controlados. Apenas los “muestran” dentro de un grupo de sus correligionarios, según las imágenes vistas en redes sociales.
Sería por eso que la muy distinguida doña del periodismo venezolano (RCTV) la Dra. Rosana Ordoñez, grado que obtuvo hace poco porque como ella misma ha posteado se puso a estudiar después de “vieja” siendo ya docente de amplia experiencia en la Universidad Santa María de Caracas; bueno, ella recientemente al comentar la 164 visita anual de la Divina Pastora en su muro de Facebook reclamó que “No es cuestión de política sino de devoción”.
Guaidó y Machado, no se fían del pueblo llano. La desconfianza los abruma. No ganan la empatía y deben ser protegidos, van cojitrancos como si requirieran un bastón de apoyo. Eso sería válido también para algunos integrantes del funcionariado del actual u oficialismo, pero al menos en los últimos tiempos las marchas que han convocado no ha sido muy concurridas y se dan banquete con discursos altisonantes, aunque tengan poco que ver con la realidad concreta del día a día, que es donde el pueblo bate el guarapo; pero, aun así apoyan sus políticas sociales y a voz en cuello muchas veces han conminado a sus gobernantes legítimos a que sigan a pie firme, que no se rindan en la defensa de la independencia y la soberanía.
Estas cosas a lo mejor de poca monta en estos días tan noticiosos en la palestra política lo hemos recordado mucho por estos días de jolgorio por la obtención del bicampeonato nacional profesional 2019-2020 por Cardenales de Lara y el Estadio Barquisimeto “Antonio Herrera Gutiérrez” aparte de parecer un hormiguero buscando su entrada según la condición social de cada cual, se pueden oír ruegos a la Divina Pastora y hasta gestos de agradecimiento por el triunfo alcanzado, a parte del tremendo papel que lograron estos gladiadores en la Serie del Caribe, a tal punto que hace henchir el pecho de orgullo.