Hablar de la lectura, para muchos, es un tema aburrido. Cuántas personas, usted no habrá escuchado decir: __ "La lectura no da dividendos"__ Pareciera que leer, es perder el tiempo. Soy del que piensa, que cuando se lee; se nutre el pensamiento, como se alimenta el cuerpo humano. El tareísmo y la vida acelerada es etiología para que esta costumbre pase desapercibida. Sin darnos cuenta, nos automatizamos en nuestros quehaceres. La ambición por el lucro, apaga otras necesidades. Sentir la emoción de la lectura, es compararla con una joya valiosa. Joya que toma más brillo; mientras más te profundizas en el libro. En mi opinión, no hay que ser especialista en una materia, para dedicar la lectura sólo a ese tema; también, debemos orientarnos hacia otras lecturas, hacia otras disciplinas que conforman nuestra cotidianidad, nuestro entorno. Verbigracia, un sujeto que pertenezca a una determinada religión, además de sus lecturas sacras, por qué no podría leer temas de autoestima, de psicología, entre otros. Inexorablemente, aumentará su bagaje de conocimientos; sin desviarse de sus hábitos místicos. Combinación de ambas, enriquece su ser.
En este orden de ideas, dijo un pedagogo reconocido: -"No hay libro malo, que no tenga algo bueno"-. A mi manera de ver el asunto, considero que todo libro que caiga en nuestras manos, debe ser leído, convertirnos en un roedor de biblioteca. El rechazo del uno o del otro, nos despierta y nos aviva el amor por la lectura. Nos ayuda a discernir, a comparar; y poseer capacidad de respuesta, a nuestro alcance, de conocimientos donde existan discrepancias. Nos aumenta la sed de crecer como personas. Pienso que el estímulo por la lectura no tiene lugar, ni fecha en el calendario. Siempre nos sobra tiempo ocioso, para tener un texto en nuestras falanges. Hacer énfasis en la lectura de los párvulos es muy importante. La fatiga, las preocupaciones o las situaciones reinantes, no deberán ser pretexto para dedicarlo a la lectura; por medio de ella, podemos encontrarnos con soluciones inesperadas. Una buena lectura, un provechoso libro, será de mucha utilidad en situaciones adversas. Cuántas cosas no podemos solucionar si tenemos como amigo un sano libro, donde sus páginas nos conducirán a hallar la vía más conducente. No permitamos que la pereza mental nos arrope.
En consecuencia, lean esta perlita que sucedió en una sesión de clases (Encuentro de aprendizaje) en una universidad local, en el desarrollo de una de unidad curricular que este anciano impartía. El asunto fue así: Se instruye a un participante para que realizara una lectura biográfica de un personaje público. El discente manifiesta -"No voy a realizar la lectura, porque ese personaje no es de mi agrado. No me importa esa persona"-. Como es obvio, no voy a estampar aquí lo concerniente a la evaluación. No obstante, cómo el bachiller puede adoptar una posición crítica-reflexiva, sino tiene conocimiento de la vida y obra de su personaje. Cómo defiende con asertividad, con vehemencia, su posición crítica-razonada ante los planteamientos contrarios. Su capacidad de responder, sus contraopiniones; se verán desinfladas, como neumático que se le escapa el aire por el gusanillo. La lectura, nos permite comprender las obras, realizaciones, con sus fortalezas y debilidades, que entusiasmaron a otras generaciones; y comprender un poco más la realidad del presente. Modestamente, soy del criterio, que el que no desarrolla la destreza de la lectura, generalmente, expulsa respuestas viscerales.
Así las cosas, el que no lee, se hace eco de sus propias tinieblas. Cuántos fiascos no nos hemos llevado, por no asumir una lectura a tiempo. El hombre desde principios de la humanidad, ha sentido la necesidad de comunicarse; la lectura ha sido uno de los elementos primordiales. Si pretendemos construir o desconstruir saberes, debemos saber que la lectura es el punto pivote, es la antesala que nos proporciona la entrada al conocimiento; así, lo cree este escribidor. En ciertas oportunidades, puede que la lectura sea pobre por sus temas y por su elaboración; sin embargo, encontramos en ella, ecos de su suigéneris espíritu; algo que está presente en las raíces de nuestras propias preocupaciones y angustias por saber de las incertidumbres que nos rodean. En la actualidad, como todos sabemos, el proceso de globalización cultural ha masificado los medios para leer: Internet, videos conferencias, libros digitalizados, entre otros; pero soy del libre pensar, que no hay para mí, suma satisfacción, que pasear mis pupilas por las suaves hojas de un libro físico. Ya, como colofón, espero que algo le haya quedado. Nos vemos en la próxima parada.