Más de 3.000 millones de personas en los países golpeados severamente por el Covid-19, especialmente Europa, China y EEUU, están cumpliendo cuarentenas o cumplen severas restricciones de movilidad y desplazamientos.
En todos estos países, el gran debate es cuándo y cómo flexibilizar estas restricciones, garantizando la salud de sus ciudadanos. Todos los gobiernos, desde sus distintas ópticas y programas, han tomado medidas de emergencia para proteger a sus ciudadanos y mantener sus economías funcionando. Para todos ellos, la cuarentena ha sido un tropiezo, una medida extrema, coyuntural, para salvar la vida de su población, golpeada por los efectos de la pandemia que, cual enemigo silencioso, se infiltró en sus países y se esparció desde el mismo corazón de sus sociedades.
En cambio en Venezuela, la cuarentena se ha convertido en un fin en sí mismo. Al gobierno de maduro, un gobierno disfuncional y que ha demostrado su incapacidad para conducir al país, el Covid-19 le ha caído “como anillo al dedo”, pues le ha dado la excusa de mantener a la población en un virtual toque de queda, con la argumento de que protege la vida de los ciudadanos con una cuarentena total del país. En una cuarentena, el gobierno debe garantizar las posibilidades de que la población sobreviva a ella, que tenga acceso a los alimentos, a los servicios básicos, de lo contrario sería insostenible como está sucediendo en el Venezuela.
En un país donde no hay información ni estadísticas, ni boletines epidemiológicos del Ministerio de Salud, donde despiden a los ministros que se atreven a dar cifras de la mortalidad infantil, con un sistema hospitalario en ruinas y una escasez crítica de medicamentos e insumos de salud, donde cabalgan al mismo tiempo la malaria, la difteria y el sarampión, enfermedades que habían sido erradicadas hace años, pero que volvieron porque el gobierno no ha sido capaz de mantener los programas de vacunación, es el mismo gobierno que proclama tener “controlada” la pandemia y ofrece cifras dudosas que ninguna organización internacional se atreve a tomar como ciertas.
En Venezuela la población muere de cualquier cosa, desde baleados en la calle o barrios, pasando por los enfermos crónicos o de alto riesgo que no consiguen los medicamentos, ni acceso a la atención adecuada; o los que mueren de asepsia en los hospitales contaminados, o los desnutridos, o los indígenas, o ancianos que mueren de mengua.
Pero el gobierno ha tomado la cuarentena, que obviamente es necesaria y correcta para evitar la propagación del virus, no como una situación transitoria, coyuntural, mientras se controla la propagación -que no ha sido tal- para hacer las pruebas recomendadas por la OMS -que no se han hecho- ni para acondicionar el sistema de salud -que tampoco ha sucedido-, sino como una oportunidad para mantener al país desmovilizado, encerrado; como una excusa para restringir toda actividad, movimientos y sacar a la gente de la calle.
Al gobierno le conviene, por razones políticas, que la población esté encerrada en sus casas, recibiendo mentiras y desinformaciones, exacerbando la sensación de fatalismo. Le conviene un pueblo bombardeado de propaganda y aislado de la realidad. Es por ello que, en la llamada comisión presidencial, no hay ningún médico especialista en el área, como sucede en todas partes del mundo, ni nadie capaz de decir la verdad.
El gobierno, ante su incapacidad de gobernar y conducir al país, recurre al caos, al escándalo, la amenaza y la represión para mantenerse en el poder. En una situación normal, donde tuviesen que rendir cuentas o medirse en unas elecciones, este gobierno no duraría nada, ya lo hubieran revocado.
Pero esta estrategia distraccionista le puede salir cara al madurismo. En el caso de la cuarentena es difícil mantener al pueblo en una cuarentena indefinida y menos aún en una cuarentena de hambre. Lo hemos dicho anteriormente, no se puede pedir que el pueblo se suicide, que se quede en su casa encerrado si no hay comida, ni agua, ni electricidad, ni luz, ni gasolina, ni gas. No solo porque es injusto y cruel, una conducta indolente del gobierno, sino porque sencillamente es insostenible, la gente no aguanta, no se la cala mas.
Porque es que la Venezuela de maduro, es la Venezuela de los bodegones, de la injusticia, de la desigualdad. Si usted vive en Caracas, Valencia o Maracaibo, en las zonas de mayores recursos, entonces puede, con dificultades, pero puede, mantenerse en cuarentena, si tiene dólares, puede incluso hacerse un mercado para abastecerse, digamos de 150 dólares quincenal, que al cambio de hoy, es algo así como 30 millones de bolívares devaluados, 120 veces el salario mínimo mensual.
Pero la inmensa mayoría de los venezolanos, más del 90%, está en niveles de pobreza, según el índice de pobreza de las Naciones Unidas, de 1,9 dólares diarios de ingreso, es decir, 380.000 bolívares diarios de ingresos, que serían 11.400.000 bolívares de salario mínimo mensual. Todo el que gane por debajo de ese monto mensual, está en la pobreza.
No hay dinero que alcance para sobrevivir en el país, ni para adquirir alimentos cuyos precios se han disparado nuevamente. Otra vez el gobierno intenta acordar precios con los pocos empresarios y productores que quedan en pie, en una economía devastada por su incapacidad y malas decisiones, una economía de libre mercado, capitalismo salvaje, atrasado, expoliador del trabajo. Ésta es la economía del madurismo, el resultado del paquetazo anunciado el 28 de agosto de 2018.
Nuevamente, y en el mismo esquema del escándalo y distracción, se anuncia la intervención de algunas de las pocas compañías que quedan operando en el país, y que lo hacen a sus anchas, en la medida que no hay gobierno que gobierne. El gobierno no tiene capacidad para conducir ni hacerse cargo de nada, el mejor ejemplo de ello es la destrucción de PDVSA y de todas las empresas del Estado que, apenas hace 7 años, eran las que sostenían la economía del país. El madurismo ha acabado con todo.
Al gobierno le interesa que el país esté encerrado, porque no hay gasolina para moverlo. En mis Boletines Petroleros, he explicado el por qué se ha creado el caos generado por la escasez de gasolina, diesel y gas. Aquí no hay excusas que valgan, esto es únicamente responsabilidad de maduro y su equipo de gobierno. Ellos arremetieron contra PDVSA, nos persiguieron y encarcelaron a sus directivos, gerentes y trabajadores, llegaron al extremo de dejar morir a Nelson Martínez en prisión, y el resultado es, que la empresa, que hasta el 2013 era la quinta empresa petrolera más importante del mundo, colapsó.
La producción de petróleo ha caído 2,4 millones de barriles en 7 años, desde el 2013 que produjimos 3,011 millones de barriles día, hasta marzo de este año que producimos solo 660 MBD. Pero también ha sucedido con la gasolina, el diesel y el gas. En el 2013 fuimos capaces de producir en el país, 1.127 MBD de combustibles: 302 de gasolina, 270 de diesel, 193 de Fuel Oil y 361 de otros productos como aceites lubricantes. En esos años podíamos, no solo satisfacer el mercado interno, sino exportar, el año 2014, con una producción de 1 millón 72 mil barriles dia, destinamos 666 MBD de combustibles al mercado interno y 406 MBD a la exportación.
Pero este año 2020 no se produce nada, solo 135 MBD de combustibles y las refinerías nacionales están paradas técnicamente. El gobierno y su comisión privatizadora intentan entregar PDVSA y las refinerías a los privados, pero nadie quiere hacer tratos con maduro y su gobierno. Por ello, el gobierno está rematando desesperadamente lo que no ha sido capaz de conducir, de dirigir. Éste es un país que está siendo rematado y saqueado en sus recursos naturales.
No hay gasolina, ni la habrá, mientras se mantenga en MIraflores este gobierno incapaz. Ellos podrían traer algo de combustibles, pero eso, no resuelve el problema. El problema se resuelve reactivando PDVSA, nuestra empresa, nuestras refinerías, como hicimos cuando derrotamos el sabotaje petrolero. Ahora están canibalizando equipos de una refinería para tratar de arreglar otra. Sacan equipos y partes del Complejo Refinador Paraguaná, para tratar de reactivar la Planta de Fraccionamiento en El Palito, para producir al menos 35 MBD, lo cual no ha dado resultados, es difícil que eso suceda. Es como sacar repuestos de un Toyota para ponérselos a un Ford. Traen aviones con equipos técnicos iraníes para tratar de reactivar algunas plantas en el CRP, mientras tienen presos a Jesús Luongo y sacaron de PDVSA a Iván Hernández y tantos otros trabajadores, pilares del arranque del CRP después del sabotaje y líderes del equipo técnico-gerencial que mantuvo a nuestro gigante refinador operando, hasta que llegó maduro y se puso a improvisar, a jugar con las refinerías y sus improvisados equipos gerenciales.
Un general que era viceministro de refinación fue destituido porque hizo un tuit agradeciendo el apoyo Iraní a PDVSA. maduro aduce que es removido por la escasez de gasolina, en esa lógica, debería remover a Quevedo y a toda la Junta Directiva y el generalato que se ha tomado PDVSA. No, todos sabemos que la razón verdadera es el “error” del viceministro de informar al país, el propósito de los aviones iraníes en el país.
Ahora, se ha convertido en un problema o un delito informar al país. Botan a la ministra de salud porque publicó cifras de la mortalidad infantil, meten presos a periodistas que informan la verdad del Coronavirus, destituyen viceministros, sin mencionar la cantidad de trabajadores presos por denunciar los manejos del gobierno y reclamar sus derechos.
Pero el pueblo no aguanta más. Toda esta semana se han producido saqueos y revueltas en los estados más apartados y más pobres. En el Estado Sucre, Cumanacoa, Araya; en el Estado Bolivar, Upata; en el Estado Monagas, Punta de Mata; en Mérida, Pueblo Nuevo. La respuesta del gobierno ha sido represión, plomo, bandas armadas, al mejor estilo de las bandas armadas adecas, de la Sotopol, salen a disparar y asesinar al pueblo, como pasó en Upata, un joven muerto por grupos de motorizados que salieron a reprimir al pueblo. Y de ello no informan nada.
No se puede sostener una cuarentena con hambre. No se puede sostener un país en este caos, con la economía destrozada, con una profunda crisis política, económica y social, cuyo único responsable es maduro y los cinco que lo acompañan.
El país no puede seguir así. Uno es propenso a ayudar y aportar soluciones. Pero lo que uno diga o proponga, caerá en el vacío de la indolencia del gobierno, el “culillo” del Psuv y la intolerancia de la derecha.
Pasamos años y perdimos un tiempo precioso intentando que maduro rectificara en base al programa para el cual fue electo, pero fue imposible, perdimos un tiempo valioso, dejamos que la barbarie avanzara con el chantaje de la unidad de los patriotas y la lealtad a Chávez. Nos engañaron a todos, por eso hay que actuar con urgencia y determinación.
Antes de poder hacer nada constructivo por el país, hay que salir de la crisis política, del problema de falta de legitimidad del gobierno, hay que restablecer la Constitución y las leyes; permitir que el pueblo asuma el control de su destino. Una Junta Patriótica de Gobierno es imperativa, más allá de cualquier otra circunstancia, se impone la urgencia de un cambio de gobierno, de dirección, retomar el camino de la soberanía, del bolivarianismo, de la justicia, del desarrollo económico y social, el camino que nos trazó el Presidente Chávez.