La frase corresponde al escritor y psicólogo argentino René Trossero, en su libro del mismo nombre, cuyo fin es el de ayudar a transitar por el dolor que provoca la pérdida de un ser querido. En su profunda y hermosa reflexión expresa que cuando se llora por los muertos, no se llora por ellos, sino por sí mismo: "Lloras porque los perdiste, porque no los tienes a tu lado, porque si todo concluye con la muerte, tus muertos ya no están, ni siquiera para sufrir por haber muerto, si la vida continúa más allá de la muerte ¿por qué apenarte por tus muertos? Cuando hayas terminado de aceptar que tus muertos se murieron, dejarás de llorarlos y los recuperarás en el recuerdo para que te sigan acompañando con la alegría de todo lo vivido… si dices, que sin tus muertos no podrás seguir viviendo, no digas que porque los amabas tanto, sino por cuanto los necesitabas (no es lo mismo amar que necesitar). Si lo aceptas, tal vez, descubras para tu crecimiento que tu vida consiste en ser tu vida y no la de otros… Es común que las personas guarden buena cantidad de culpas para reprocharse ante sus muertos. ¡No lo hagas contigo! Tus muertos no ganan nada, con tus insomnios de remordimientos. Ámalos ahora, recuérdalos con amor y quizás, si ganen algo, como otro nacimiento… A la hora de cosechar, tus muertos no están en el cementerio. Nunca estuvieron ahí… El cementerio es como un surco donde se arrojan las semillas. Ningún sembrador vuelve a remover la tierra para buscar las semillas ya sembradas; regresa al campo a la hora de cosechar espigas".
La frase de Trossero "No te mueras con tus muertos" es la misma frase de Jesús de Nazareth "dejad que los muertos entierren a sus muertos". Quizá en ese entonces era muy prematuro entender estas palabras por la manipulación que se le dio cuando uno de los discípulos le manifestó que se ausentaría para ir a enterrar a su padre. Se dice que Jesús estaba a punto de anunciar el reino de Dios. Como si el Dios de los judíos, o de los israelitas, tuviera un imperio de reyes y súbditos, como la monarquía española que tiene reyes y esclavos. El mensaje central significa que los muertos deben llevar a los recién desencarnados hacia otro plano, ayudarlos a trascender hacia otra morada, que la persona que queda en este plano no debe morirse con él, sino vivir el aquí y el ahora, aceptar que tu ser querido murió, dejar de llorarlo. Algunas culturas aceptan la muerte como el paso a una nueva vida y la celebran; en América Latina la muerte es un sufrimiento. Jesús como gran visionario sabía que la humanidad no estaba preparada para la aceptación del duelo, y como gran Maestro nos colocó las palabras sabias para entender este proceso. No quiso decir que lo siguieran, porque Jesús no era el Instagram de la época que quería seguidores, no. Su mensaje de amor fue muy claro: ama a tu prójimo como a ti mismo.
Como si esto fuera poco el poder oscuro nos avasalla con una tradición de celebrar a los muertos, que no tiene nada que ver con culturas prehispánicas sino con el ritual de un sistema perverso y morboso que le gusta ver a sus súbditos sumergidos en el dolor. Según la antropóloga Elsa Malvido, la celebración de esta fecha se inició en el siglo X por iniciativa del Abad de Cluny, y se buscaba honrar así a la multitud de creyentes que habían muerto en los primeros tiempos del cristianismo. Señala Malvido que el Día de los Muertos tiene su origen en la Europa Medieval, eran católicas, de raigambre romano, no tenían nada que ver con la tradición indígena. Es más, los rituales de Todos los Santos y los fieles difuntos se inventaron en la Francia del siglo X y que la supuesta raíz mexicana fue un invento del sexenio de Lázaro Cárdenas. Se disponía en el templo de un inmenso altar en el que se exhibía las reliquias de personajes santos que cada iglesia poseía en sus altares, bien fuera huesos, cráneos u otros restos que portaban; las reliquias y el relicario eran considerados intermediarios del hombre ante Dios, para pedir "clemencia" para que cuerpo y alma no fueran castigados. La velación también es una práctica que surgió de las personas que decidieron cuidar el cuerpo de Cristo. Unas costumbres macabras vistas en el mundo europeo.
Necesario es desmontar la mentira que durante siglos nos han impuesto para someternos. El poder oscuro de la religión (en este caso católica) que es un ejecutor del sistema capitalista, ha sometido a la humanidad usando a Jesús para someterla en el dolor a través del duelo, haciendo prácticas de velación, novenas y ritos a un ser cuyo espíritu ya trascendió y ellos lo saben, pero mantienen a la humanidad dormida. Luego, hacen ritos con los muertos, a algunos los elevan a santos, como a Karol Wojtyla o llamado Juan Pablo II que lo beatificaron, tal vez, por haber contribuido con el NOM a la caída de los regímenes comunistas, por entregar el poder de la iglesia a movimientos racistas e inquisicionistas como el OPUS DEI, por ser enemigo de los arzobispos Óscar Romero y Ernesto Cardenal, por sus posturas de izquierda. Hablan de la resurrección de Cristo entre los muertos, otra falacia. Semejante historia malévola solo vista en el Thriller de Michael Jackson y en las películas de Hollywood. Es necesario destacar que gracias a los hechos contundentes de Jesús, sus discípulos contribuyeron de alguna manera a liberarse del miedo a la muerte, ya que ellos se enfrentaron a los romanos sin temor de que las fieras los asesinaran porque tenían confianza de que resucitarían como lo hizo Jesús (resurrección en el espíritu y en el alma, elevarse en cuerpo etérico). Sin embargo, posteriormente el miedo a la muerte lo infundieron por los dogmas que inculcaron.
Es todo un guión perfecto para negar que hay vida después de la vida, que existe un Dios en Acción en cada ser vivo que no muere nunca, sino que trasciende. Los gobiernos socialistas deben invertir más dinero en esta problemática de salud mental, sobre todo en esta época de pandemia, donde tantas personas han perdido a sus seres queridos sin poder despedirlos, sufriendo el dolor del duelo porque se enterraron con ellos y no saben manejar esta situación. Hoy la humanidad necesita una mano ayuda, no contribuyendo con prácticas oscuras, sino ayudándole a despertar y a liberarse de tantas ataduras. Cuando una flor se muere nace una semilla; cuando una semilla muere nace una planta, y la vida sigue su camino, más fuerte que la muerte.
Fecha: 07/11/2021