La dominación, en la época del Imperio Romano, se basaba en el "pan y circo". Ese principio lo han cumplido muchos gobiernos a través de la historia. El circo, la distracción, supera al pan, la alimentación. Los sistemas de distracción, de engaño, alcanzan ahora niveles impensables hace pocos años; las redes, la televisión, la radio, controlados por los poseedores, constituyen un formidable circo. El binomio pan y circo ha funcionado a muchos regímenes, sin embargo, todo llega a su fin, el pan escasea y el circo ya no engaña; en ese momento, la dominación se tambalea y los gobiernos se derrumban.
En el caso de Venezuela, en los últimos años, el gobierno madurista se ha mantenido con el impulso económico que venía del gobierno de Chávez y con el circo de pretender ser su continuidad. Hay que reconocerlo, todo debe ser dicho, que el madurismo fue astuto en el engaño: inventó enemigos, excusas para justificar su incapacidad. Ahora el circo se ha agotado, su gran función que son las elecciones de noviembre no han conseguido emocionar, estas son las elecciones más insípidas de toda la historia, cero emociones, ni siquiera han aparecido los apostadores de siempre, el 1x10 es una ilusión que suplanta a las movilizaciones que ya no pueden hacer, el madurismo mató a la pasión chavista de las 7 avenidas. El pan no se consigue, la situación económica es de guerra atómica, una verdadera tierra arrasada, nada funciona. El gobierno transita sus fantasías, vive en un metauniverso que es desmentido por la realidad real, esa que retuerce los estómagos vacíos, y anula las esperanzas.
Después que pasen las elecciones, en diciembre, la realidad desnuda tiene la palabra. El desencanto será la norma, ya sin el freno del pan y circo, el espíritu efervescente se manifestará, otra será la situación social, cambiará radicalmente el ánimo general. Los mecanismos de control social comienzan a moverse, las clases dominantes intentan capturar el descontento que amenaza su sistema, se trata de desviar la fuerza social hacia objetivos pueriles. El economicismo, los paños calientes, las falsas riñas, los objetivos que no ponen en peligro la dominación intentarán aplastar a la gran consigna de cambiar el sistema capitalista, volver al camino de Chávez.
Después de las elecciones vienen momentos decisivos para este país. Los diferentes segmentos de las derechas quedarán desnudos, sin política. El gobierno deslegitimado en unas elecciones que a nivel internacional pocos reconocerán y aquí adentro le resbalan a la gente, más de lo mismo, no convencen, no engañan. La base de la oposición de derecha quedará desmotivada con unas dirigencias que actúan viéndose el ombligo. Se profundizará el reflujo político en la masa, pero aumentará la acumulación de rabia social. Se hará evidente el vacío político, no hay dirigencia creíble, la masa está al garete, las encuestas son claras, muestran un rechazo de todo el campo político. Después de noviembre sabremos hasta dónde el madurismo consiguió desmovilizar, engañar al pueblo chavista. Luego de noviembre sabremos la fuerza de la resistencia a la traición, la capacidad del chavismo auténtico para renacer.
¡VOLVER A CHÁVEZ!...