Finalizando el mes de marzo nos hemos empapado aún más de la fuerza revilitadora de la mujer, en este 2022, en cuanto a su rol protagónico y manera de concebir la vida. Entendemos el ángulo con que miran el mundo bajo la siempre dominación de las ideas cerradas y el absolutismo de hombres intransigentes, de los cuales se atreven a desafiar, incluso las leyes naturales. El mundo necesita de ellas. En este caso solo debemos seguirlas amando comenzando tal práctica desde la libertad de sus pensamientos y posteriores acciones en dirección a un equilibrio dentro de la gerencia.
No obstante, la mujer de los tiempos modernos, hoy con más participación que nunca también se ve en riesgo; digamos cuando se trata de esas ocasiones y cuyas posiciones la igualan en el rol de la defensa materialista. Se trata del rol egoísta, propio de los desnaturalizados hombres de negocios que, dominados por instintos perversos, oscuros, ególatras, rastreros y acomodaticios las terminan utilizando como piezas útiles para su supervivencia dentro de cónclaves ligados a la supremacía de grupos élites.
Por ellas podemos apreciar cuadros con pinturas y trazos de colores alejados de la oscuridad, los tonos grises y el desarmonizante ocre. Con ellas será fácil leer la poesía de una quebrantada madre naturaleza que se niegue a morir. Por ellas y para ellas los hijos serán educados y reeducados para ser hombres de bien y de provecho. El mundo las necesita, el arte las necesita. El planeta tierra es una película en la cual la mujer es su verdadera protagonista. Ellas no son robot; dejemos sigan procreando pero también creando.
