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Walt Whitman (1819-1892), el poeta de la democracia, el padre del verso libre, el autor de Hojas de Hierba y Canto a Mí mismo, trabajó de enfermero durante la guerra civil norteamericana en muchos hospitales.; pero especialmente en el Hospital del Ejército de la Unión en Washington. Richard Pérez Peña escribe: “ El enfermero Walt Whitman anotaba en su cuaderno las peticiones de cada soldado herido, por más simple que fueran: una naranja, un pedazo de caramelo, el libro que querían que les leyeran.(Por lo general el auxiliar cumplía solícitamente los deseos de sus pacientes). El hombre anotaba con esmero los nombres y direcciones de sus pacientes y cuando los soldados no podían escribir, redactaba las cartas que le dictaban los pacientes heridos y luego las enviaba a sus familiares. Cuando uno de los pacientes moría, el auxiliar paramédico marcaba una cruz al lado de su nombre”.
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La experiencia como enfermero durante la guarra le sirvió a Walt Whitman para confeccionar algunos de sus poemas:
Si hay un enfermo yo me apegaré a él,
abriré las ventanas, le amaré, le hablaré al oído;
ya veréis como sana;
vosotros sois palabra y yerba,
pero yo puedo más que vosotros-el cura y el médico-
porque soy amor.
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En el verso 40 de Canto a Mí Mismo, Whitman dice:
¿Quién me llama? Alguien agoniza.
Voy, corro, llego…
levanto el picaporte, abro la puerta…entro,
tiro hacia los pies las ropas de la cama
y les digo al médico y al cura: ¡Fuera de aquí!
…
La enfermedad y el miedo no osarán poner un dedo
sobre ti.
Te he abrazado y te hecho mío…
Cuando mañana despiertes, verás que todo cuanto he
dicho es verdad.
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Whitman remata su idea en el verso 41:
Porque yo soy el que ayuda al enfermo que gime
desplomado en el lecho,
y el que a los hombres fuertes y sanos les trae más
fuerza y salud.
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El gran poeta estadounidense trata de infundirle ánimo a sus pacientes. Hoy se sabe a ciencia cierta que la fe, la autoestima y la autosugestión fortalecen la capacidad de lucha y defensa contra las enfermedades; y si en el arsenal de recursos médicos actuales se habla de terapia de las flores o de Bach, de musicoterapia y otras terapias alternativas ¿Por qué no hablar de terapia de la poesía o versoterapia? José Martí una vez dijo: “ La poesía, que congrega o disgrega, que fortifica o angustia, que apuntala o derriba las almas, que da o quita a los hombres la fe y el aliento, es más necesaria a los pueblos que la industria misma, pues ésta le proporciona el modo de subsistir, mientras que aquella les da el deseo y la fuerza de la vida”.