Simón Bolívar y la medicina

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Es innegable la importancia que le asignaba Simón Bolívar a la medicina de guerra. Sus decretos y disposiciones para mejorar la situación sanitaria en los campos de batalla así lo demuestran. No obstante, descuidaba su salud personal, y su relación con los médicos y la medicina es contradictoria. Luis Perú de Lacroix relata en el Diario de Bucaramanga algunos hechos que confirman lo arriba expuesto. Una vez Bolívar estaba indispuesto con "el estómago cargado y un gran dolor de cabeza". El Dr. Moor, su médico, le recetó un vomitivo y tártaro emético. Bolívar no cumplió estas recomendaciones, y alegó: "…no quiero drogas de botica…los médicos son como los obispos; aquellos dan recetas, y estos siempre echan bendiciones , aunque sepan que a quienes las dan no quieren o se burlan de ellas". Al día siguiente Bolívar se sintió bien y dijo que si se hubiese tomado lo indicado por el médico "quizá estuviera ahora con los humores revueltos y con una fuerte calentura".

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En otra oportunidad habló sobre el vino: "Es una de las producciones de la naturaleza más útiles al hombre que tomado con moderación fortifica el estómago y toda la máquina". Luego criticó el consumo de la mantequilla "por ser biliosa y muy dañosa…".

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En otra ocasión expresó su simpatía por el idealismo fisiológico, una teoría médica del siglo XIX que sobreestimaba la dependencia del contenido de las sensaciones respecto a la actividad de los órganos de los sentidos: "El hombre tiene un cuerpo material y una inteligencia representada por el cerebro…la inteligencia es una secreción del cerebro.".

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Durante el Paso por los Andes (1819), Bolívar fungió de médico para aliviar a sus soldados de los sufrimientos provocados por bajas temperaturas, según Víctor Manuel Ovalles. Bolívar ordenó flagelar a sus soldados con ramas de escoba. Además, hizo preparar guarapo de papelón caliente con jengibre. Ovallles dice: "El Libertador había empleado el modo de tratamiento usado por los antiguos para despertar la sensibilidad por medio de la flagelación con ramitas. Y empleó el calor, la acción estimulante del jengibre y las calorías del papelón para hacer reaccionar aquellos organismos entumecidos por el frío"

Durante esa misma gélida travesía Bolívar trató su dolor de cabeza provocándose otro dolor. Ovalles escribe: "Mas sin pérdida de tiempo puso las testes en una totuma de aguardiente, el cual produce mucho ardor en el escroto, ocasionando una derivación eficaz". Ese peculiar tratamiento es explicado actualmente con la teoría fisiológica del dolor denominada "control de las compuertas". En jerga popular: un clavo saca a otro clavo.



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Edgardo Malaspina

Médico. PhD en Medicina. Docente universitario y poeta.

 edgardomalaspina@gmail.com

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