Los docentes en Venezuela no dan tregua en su lucha gremial o sindical y, como era de esperarse, se ha teñido de ciertos colores político-partidistas que viste la variopinta oposición, por lo que en las marcas y concentraciones de los últimos días o semanas lanzan rabiosas consignas. Piden, aparte del aumento salarial justo de acuerdo a los altos niveles de inflación, pero también cambio de gobierno, ¿qué lograrán primero? Es la gran pregunta, puestos en esos términos habría que considerar la viabilidad de ambas demandas.
Toda la clase trabajadora, del sector público o privada, todo el amplio sector del funcionariado, que incluye a miembros de los cuerpos de seguridad, es decir, miembros de la fuerza armada, policías, bomberos, docentes, médicos, enfermeras y un amplio espectro o comercios, empresas de diversos sectores de la producción parecen estar esperanzados y las próximas semanas serían decisivas. El Ejecutivo Nacional tiene que tomar una decisión, la de acordar un significativo aumento salarial que, a su vez, no sea inflacionario. Gran dilema, pero un gobierno responsable no le es ineludible.
La segunda demanda, cambio de gobierno, resulta más ardua. Y casi imposible, dada la condición en que se encuentran los partidos políticos opositores, desarticulados como un carro viejo y sin dirección efectiva, con vistas a las elecciones de 2024. Hay que considerar, sin embargo, que sus activistas san quienes han estado agitando el descontento social en Venezuela, porque ciertamente el salario y las precarias condiciones en que trabajan tanto el personal docente como los médicos y demás trabajadores auxiliares de tales sectores de la administración pública, son temas muy sensibles.
Entonces son explotados por políticos de oficio y beneficio, por una parte; y, por la otra, ciertos ministerios con su burocracia gubernamental (quienes parece que fueran también unos grandes conspiradores desde adentro contra el gobierno de Nicolás Maduro), terminan conformando una bomba social que, si bien no ha EXPLOTADO, constituye un riesgo alto para la paz y seguridad, ya es un conflicto tal vez de baja intensidad que bien pudiera escalar en intensidad, sino se toman las medidas pertinentes.
En conclusión, el Ejecutivo Nacional dizque está en puertas de atender las amplias y justas demandas salariales, lo atenderá de acuerdo a la disponibilidad presupuestaria, pero no de acuerdo a las supuestas propuestas de 300$ o 500$ o su equivalente en Bolívares digitales o soberanos, sino mucho menos; lo cierto es que no puede demorar una respuesta. Ello también de acuerdo a las expectativas político-electorales del psuv y otros sectores del polo patrióticos con vistas al proceso de las presidenciales de 2024, o aún antes con el delante de las elecciones, ya que si bien es cierto que maestros, profesores y estudiantes "no tumban gobierno", lo que se llama la conflictividad social se puede ampliar y tornarse incontrolable. En ese escenario, el gobierno perdería y la revolución bolivariana entraría en otra fase, a saber, la de recomponer sus fuerzas y hasta "depurar" en términos políticos sus líderes en tiempo de la mediana duración, 5-10 años o más; por lo que superar los elementos perturbadores de la actual coyuntura resulta fundamental.