Poder presidencial llave maestra o ganzúa

En Venezuela quienes logran ponerle mano al poder tienen la llave maestra que todo lo abre, y no hay cerrojo que se le resista, pues da para mover cielo y tierra. Aunque debería ser para mejora de la nación, no ha sido así en la práctica, porque una cosa piensa el burro y otra quien lo arrea. El presidente es una persona y la presidencia un conjunto de ellas que persiguen algo desde la cabeza del líder o el soberano en ejercicio de funciones representativas del Estado, y como máxima organización política ostentada, rige a través de estructuras jerárquicas de la política propia, y de la población que opera en un territorio delimitado. Pero las políticas públicas son permanentemente evaluadas, con apego al cumplimiento de la ley y hacerla cumplir, sino debe juzgarse de acuerdo con la propia ley; de manera que valorar al sistema, sus objetivos, sus diseños y la implementación, con lo cual arrojará resultados por programas y actividades de gobierno, con el fin de mejorar continuamente los procederes, por lo que debe rendir cuentas, y tomar las mejores decisiones hará más eficaz y eficiente la administración pública de la nación. Como gobierno desde el ejecutivo en pleno debe velar por que cada uno actúe a derecho ajustado a los actos administrativos en cada negocio público, pues son todos y todas responsables de primer orden desde la presidencia de la república y las dependencias y entidades públicas, sean descentralizadas auto o semi autónomas que conforman a todo el organismo íntegramente. Es lo que debemos evaluar con la herramienta idónea del seguimiento, y control para apoyar y ayudar en la toma de las mejores decisiones en todas las actividades, evidencia de la eficacia y eficiencia de las actuaciones y toma de decisiones en la promoción de la mejor racionalidad en el gasto público, contribuyendo a mejorar la dimensión estratégica y operativa de la acción pública.

Desde el siglo XIX a la primera mitad del XX, los hombres que en su mayoría condujeron las riendas del país, desde José Antonio Páez, en ejercicio del poder político venezolano, y de 1899 a 1945, fueron oficiales militares tachirenses, período en el cual las fuerzas armadas pasan a ser institución profesional, clave en el desarrollo interno y modernizador. La democracia retorna el 23E58, los militares vuelven al cuartel y los civiles a Miraflores, no obstante, al observar críticamente la participación castrense, vemos cómo siguieron copando ubicación en puestos claves y designados en cargos importantes para el control total del país, cuando en 1970, se crea la Nueva Doctrina de Seguridad Nacional. Esto nos da pie a que entre otras cosas, se pueda tener en perspectiva la percepción de los presidentes y cómo han evolucionado a través de los tiempos, desde la prodemocracia hasta 1958, donde el predominio entre los mandatarios ha sido de militares, algunos con tendencias caudillistas, es decir dictatoriales y autocráticas, como los hemos padecido desde la percepción pública entre tales gobiernos autoritarios, poco democráticos, hasta que se da el Pacto de Punto Fijo y la democracia representada por AD-Copei se mantiene hasta 1998, cuando en elecciones todos los partidos de derecha, socialdemócratas y socialcristianos durante la IV República, son barridos del espectro político por la candidatura de Hugo Chávez. Fueron períodos de estabilidad política con alternancia el del poder desde la guanábana, los partidos blanco y verde, que acapararon la representación del poder en la mitad del siglo XX. Algunos en su momento y a la distancia han sido apreciados de forma más positiva o menos positiva, por sus políticas progresistas y de fortalecimiento institucional.

Venezuela ha tenido setenta personajes que en total han ocupado mandato en toda la historia del país, cuarenta y tres de ellos militares, y veintisiete civiles, entre quienes los mejor evaluados por su gestión y de acuerdo a valoraciones de tipo subjetiva y con tendencia a sesgos ideológicos han sido los que sigue: Rómulo Betancourt (1959-1964), socialdemócrata, la historia oficial lo coloca en el papel de instaurar la democracia, luego de haberle asestado un golpe de Estado junto a un grupo de militares y posiblemente el visto bueno de Estados Unidos, contra el presidente electo Isaías Medina Angarita. Calificado entre los mejores, Rafael Caldera (1969-1974 y 1994-1999), socialcristiano, fue quien dio la orden de allanar con soldados y tanques la Universidad Central de Venezuela, pacificó al país indultando a los alzados en armas en la guerrilla. Destacado por estabilizar la política y la economía de la nación. Carlos Andrés Pérez (1974-1979 y 1989-1993), exministro de relaciones interiores en el gobierno de Betancourt, con sus manos peludas manchadas de sangre; se le reconoce haber nacionalizado el petróleo y expandir la industria, y adquirir una deuda inmensa para el país. Fue quien quiso entronizar en el poder y ordenó al ejército disparar contra el pueblo durante El Caracazo, con muchas víctimas. Fue defenestrado por vía judicial y legislativa por malversación de fondos públicos, peculado de uso; lo entregaron sus doce apóstoles de AD. Los peores evaluados por la derecha han sido los presidentes Evangelista Marcos Pérez Jiménez (1952-1958), militar que gobernó con mano dura y represión contra las oposiciones; Hugo Rafael Chávez Frías (1999-2013), militar alzado el 4F92, pero que luego de una condena es indultado por Caldera y llega a la presidencia de Venezuela aclamado por la mayoría de la población en la nación. Le atribuyen la responsabilidad de haber polarizado al país entre socialistas y derechistas, favorable a las mayorías y contra las minorías. Nicolás Maduro Moros (2013- actual y en espera de las elecciones del 28J24), sucesor por mandato de Chávez, elegido con votos, ha sido muy criticado por su pésima gestión económica y la crisis política y social generada por la que atraviesa Venezuela en la actualidad.

Pues bien, estos personajes le dieron uso a las llaves que le entregó el país a través de los votos nacionales, especificando el rol y características propias de quienes tuvieron tal privilegio. Pero no todos hicieron buen uso del instrumento, usándolo como picaporte o como ganzúa, lo que desdice la cualidad de los sujetos a quienes se le otorgó tamaña responsabilidad, y presas del sectarismo, han hundido en estas circunstancias al país, por lo que no los enaltece, más bien los envilece. Los dones de bondad y bienestar son cultivados en el espíritu y se conciben desde la conciencia de quien la posea como gente. Caracterizado el poder del presidencialismo es abrumador tal investidura para un simple mortal, con una responsabilidad inmensa que requiere de la mayor honestidad y el decoro necesario para ser el representante de todos y todas ante el resto del mundo. Los presidentes en su mayoría han sido blancos, ninguno aborigen, negro o mujeres. Aunque candidatos y candidatas los hay y las ha habido, aunque no en abundancia. La mayoría militares hasta Medina Angarita, y al estar por finalizar su mandato, propone a Arturo Uslar Pietri, pero es rechazado, y de nuevo surge el comodín de Diógenes Escalante Ugarte, personaje poco conocido por el pueblo, pero había sido candidato de Gómez, de Eleazar, y Medina. Con la constitución de 1946 habrá mayor participación política entre los primeros partidos surgidos en la década de donde surgen los primeros candidatos fuera de las filas castrenses.

En términos de desempeño y evaluación del reconocimiento entre mandatarios, subjetiva y objetivas, según sean las perspectivas políticas, ha habido líderes ampliamente reconocidos, otros han enfrentado críticas y controversias, hasta juicios políticos, judiciales y ante la historia. Importa recordar que cada presidente es único frente a los desafíos, siendo el legado por el que se les reconoce o pasan por debajo de la mesa en el contexto político histórico y las circunstancias de sus mandatos. La relación militar y civil en la presidencia de Venezuela son complejas, su evolución es diferente en tiempo y espacio en que se presentan y los propósitos que albergan para el momento y la época en que asumieron las riendas para conducir los destinos de la nación, desde el Estado y el régimen que los caracterizaron. En la época Chavista (1999-2013), su llegada marca un punto de inflexión, un giro hacia políticas socialistas y populares, generando una gran expectativa en las mayorías que lo acompañan, y una polarización entre grupos y sectores políticos enfrentados. Ahora transitamos por el período Madurista (2013-actualidad), con la peor crisis política y económica que se profundiza, y la percepción entre en Venezuela y el mundo no es afecta al gobierno, en su mayoría es negativa y de grave situación crítica ante las venideras elecciones, si es que no ocurra algún imprevisto, de esos que Nicolás no tiene acostumbrado. Gobierna desde 2013 y aspira a un tercer mandato, a 2030. En resumen, la percepción oscila entre gobiernos autoritarios, democráticos, populistas y de crisis, reflejando la compleja historia política de Venezuela de las últimas décadas. Esperemos los cambios que deben ocurrir en Venezuela, para poder transitar por vías democráticas donde la alternabilidad es necesaria y sana para el cuerpo del Estado.



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Franco Orlando


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