La Caracas señorial que se fue entre sus techos rojos y el amor de un pueblo que la ha olvidado, aunque hoy la empiezan a buscar entre la nostalgia de lo que fue y el amor de lo que será.
Mi Caracas cuyo nombre bautismal quedo grabado en un botalón en el año de 1567 por un capitán real, llamado Diego de Lozada, que quiso inmortalizar este pedazo de cielo en la tierra de Los Caribes, comandados por un cacique como Guaicaipuro que era pura fibra de orgullo y de libertad.
Mi Caracas de aquel hombre que era un soñador, un conquistador y un guerrero, que la historia ligera lo ha hecho criminal de aquel cacique que se inmolo por su dignidad… y que ha quedado solo Caracas, la voz del indio que aún resuena en cada joven que protesta por su ideal.
Mi Caracas, aquella ciudad alegre y señorial se fue en una tarde ceniza, cuando la noche de la inhumanidad la cubrió con un velo de impunidad, haciéndola una ciudad extraña para aquellos que llegaron a ella con esperanzas, pero los atrapo ese remolino que suele ser el cordón de miseria, que va ahogando a cada espíritu con un hecho temporal, siendo también el martirio para los que nacieron en ella, tan solo porque no la reconocían con tantos agobios que da la dinámica de lo que los hombres llaman progreso y modernidad.
Mi Caracas, la Caracas del inolvidable Billo, entre pasodobles y merengues; la Caracas de Cabré, entre óleo y tela; la Caracas de Alejandro Colina, con las ancas de Maria Lionza que esta entre el arte y la fe; la Caracas del guzmancismo, del perezjimenismo y la Caracas de la desidia, de la libertad mal entendía, de la demagogia desmedida, de los muertos insepulcros, de los espantos que atraen la miseria y la soledad; La Caracas de los aduladores del poder que como plantas parasitarias van secando los sueños.
La Caracas que amo y a la vez a la que también quiero olvidar cumples 440 años, que corresponde a la frecuencia de un LA en las cuerdas del arpa de mi viejo padre, que nació entre tus faldas y que hasta te dedico un Concierto de Caracas, que es voz y canto de nuestra soledad de quererte, y a la vez, de no tenerte, por que eres una ciudad que a veces estas ausente, y puedes ser mejor madrastra que madre.
Pero el amor es así y te amamos como eres Caracas, la ciudad que el Libertador mas amo y nos enseño a amar. Felicitaciones Santiago de León de Caracas… tus hijos te bendicen.