El miércoles 26 de septiembre participé en el foro convocado para ese día por la Asamblea Nacional, dentro de su programa de discusión pública de la propuesta presidencial que hoy por hoy centra la atención del país. Expresé allí, más o menos, las opiniones siguientes:
De manera general, que se trata de un desarrollo de la Constitución bolivariana, un enriquecimiento a partir de su propia esencialidad, por lo cual es errónea la tesis de que la materia propuesta exige una Constituyente: las nociones de poder popular y socialismo están contenidas en los principios fundamentales de la carta magna, los cuales no pueden realizarse en el capitalismo, no importa cuánto los teóricos burgueses clamen y se retuerzan; y así mismo, que la votación debe realizarse en bloque, pues se trata de un conjunto articulado, holístico, en el que cada parte es tributaria del fin. De modo que iremos en diciembre a dar un SÍ rotundo y global.
Por supuesto, como es su práctica cabalmente democrática, tercamente negada por la oposición pero siempre demostrada, el Presidente entregó esa propuesta a la consideración del pueblo pidiéndole su apoyo y al mismo tiempo las observaciones que fuere dable hacer con la intención de mejorarla. Sin pretensiones de lograr esto, pero acogiéndome a dicha intención, me he atrevido a presentar algunas sugerencias.
Como la historia muestra, la cuestión revolucionaria esencial es la cuestión del poder y así lo es también para la Revolución bolivariana. El Presidente, líder y orientador principal del proceso, nos ha venido enseñando que fundamentalmente se trata de empoderar al pueblo, de promover la unidad, organización y concienciación de éste para recuperar el poder confiscado por el bloque oligárquico-imperialista que ha ejercido dominio histórico y frustrado el sueño emancipador y justiciero del Libertador. De ahí la consigna exacta y poderosa de “todo el poder para el pueblo”. Pero parece haber una especie de inadvertencia cuando la propuesta plantea el Poder Popular como componente del Poder Público. Al ser un componente, no es todo el poder. Por eso sugiero que se le llame Poder Popular de Base, o Básico, pues es el punto de partida hacia la asunción por el conglomerado popular de la totalidad de sus facultades, asunto que constituye la materia de la revolución. Que el pueblo sea dueño de todos los aspectos de la vida --política, economía, cultura, etc.--, es decir, que se llegue al autogobierno de la sociedad, ése es el Poder Popular. Sugiero considerar esto en el artículo 136.
Toco igualmente el artículo 141, relativo a la Administración Pública. Sugiero que ésta siga siendo una, pues uno es el Estado y una la hacienda pública, pero que exprese las dos manifestaciones o categorías hoy existentes y que mantenga los principios que la fundamentan, añadiéndoles una condena expresa de la corrupción administrativa, la cual pudiera ser más o menos así: “La corrupción administrativa se considera un crimen social y de lesa patria; la ley definirá los rasgos, formas y modalidades que configuran ese crimen y establecerá las sanciones correspondientes”.
Una tercera sugerencia se refiere a la introducción del concepto de socialismo. La oposición dice que es traído por los cabellos y seguramente tratará de impugnarlo judicialmente. Pero la verdad es que reside en los principios fundamentales de la Constitución y por ello debe hacerse la presentación a partir de esos principios, y además creo importantísimo que se ratifique su identidad como socialismo bolivariano. Sugiero entonces que el artículo 70 comience así: “Son medios de participación y protagonismo del pueblo, en ejercicio directo de su soberanía y para la construcción de una sociedad justa, libre, amante de la paz, igualitaria, solidaria, democrática, defensora de los derechos humanos, dedicada a promover la prosperidad y el bienestar y difundir la moral y las luces, rasgos definidores de lo que llamamos Socialismo Bolivariano:…”. Mi sugerencia es a partir de la expresión “de una sociedad justa”.
Había otras, pero no tiempo (ni ahora espacio). Entregué las notas correspondientes.
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