Durante estas últimas semanas no he escrito del líder indiscutible de este proceso político que vivimos, llamado Hugo Chávez; menos de sus estrategias y sus tácticas.
Aunque eso, no me ha impedido estudiar las debilidades y fortalezas de este hombre que pasara a la historia como el presidente que ha llevado la idea de lucha por el poder organizado a los desposeídos y a los pobres de un país abandonado, espueleado y donde su auto estima y auto confianza se le había confiscado.
Chávez sabe que la vida es cíclica y las ideologías van y vienen como un péndulo, y es el tiempo el verdugo de cada una de ellas en el asentamiento del poder; de ahí quizás esas ganas de hacer los cambios y donde mucho de estos se han implementado sin dejar que maduren los anteriores; lamentablemente muchos de los que hoy, fortuitamente lo acompañan, no creen, no conocen, ni les importa este proceso; tan sólo son tiñas del gran árbol que es él para ese pueblo que lo ve como su gran catarsis.
Muchos analistas cometen el error de subestimar el inmenso poder de este hombre, que primero insistió en que no sugería ningún cambio, y luego propuso el cambio; después instó en que sus ideas no se desviaban de la democracia establecidas, mas bien serian la expresión mas auténticamente democrática, es ese el secreto táctico de Chávez; es ahí donde la oposición se carcome, pues le quito las herramientas y las utilizó contra ese status quo que desdibujo a una nación que aun hoy, paga las consecuencias y no sabemos por cuantas generaciones mas.
Chávez es un hombre solo, que llega al poder donde esa propia estructura estaba apolillada por la avaricia de quienes la poseían y por los segundones que la querían poseer; hoy lo que debilita al propio gobierno es que muchos los que estuvieron de adversario, se filtraron en el proceso, llenándolo de conflictos y resentimientos, no sólo contra los que los adversa, mas bien contra ellos mismo.
La suerte ¡por ahora! es que los líderes de la oposición siguen siendo fuertemente odiados por la gran mayoría de lo venezolanos que no los quieren como interlocutores de nada; esa oposición no tiene fuerza para crear una escisión entre Chávez y su pueblo.
Los nuevos establishment de hoy, son tan peligrosos como los de ayer, ya que poseen los mismos bebederos del poder y Chávez lo sabe.
¡eh allí su apuro!.. por los cambios