Por el amor

El sábado 3 de noviembre se ha iniciado oficialmente la campaña por el SÍ a la reforma de la carta magna con un despliegue propagandístico de nivel nacional, concebido como prolegómeno de la supermarcha de Caracas al día siguiente. La propuesta que el Consejo Nacional Electoral presenta ahora a la consideración del electorado es ya una obra al alimón, donde a la voz presidencial se han unido, la del pueblo, expresada en múltiples sugerencias, solicitudes y manifestaciones orales y escritas generadas durante el período de consultas abierto por la Asamblea Nacional, y la de los legisladores, que a la luz de todo ese conjunto introdujeron modificaciones en el texto original y efectuaron añadidos de origen popular y propios, cuidando que el cuerpo constitucional sea compacto y armonioso y su condición de guía para la acción adquiera mayores atributos. Esos añadidos, aunque van en una sola dirección, deben considerarse por separado, por lo cual el Presidente plantea que la materia electoral se divida posiblemente en tres bloques, todos y cada uno merecedores del SÍ de nuestro pueblo.

Frente a la cerrada línea de negaciones que la oposición ha levantado sin molestarse en apuntalarla con razones y pretendiendo aturdir mediáticamente la inteligencia colectiva, el acerado filo de la verdad ha ido penetrando y desfaciendo los entuertos. Lo primero que dijeron es que el Presidente no permitiría que le cambiaran una coma: véase lo ocurrido. Luego, la sarta de infundios en torno a las cuestiones de la integridad constitucional, el “contrato social” y el “comunismo”, la propiedad, la democracia y sus atributos políticos y sociales, la reorganización funcional del territorio, el ejercicio del poder, la exclusión y la inclusión social, la gestión de la economía, las reivindicaciones del trabajo, la autonomía del Banco Central, la creación cultural y el derecho de autor, la cuestión universitaria, la esencia patriótica de la Fuerza Armada, la política de unidad latinoamericana y otros. Sobre tales temas, cuyo solo enunciado a grandes rasgos evidencia la importancia de la materia tratada, los negadores han respondido también con tres posiciones: mentir, mentir y mentir, y tres conductas: conspirar, conspirar y conspirar.

Si alguien me acusare de apasionado lo invito a examinar los hechos. ¿Ha visto usted algún análisis serio elaborado por la oposición? Cuando se les ha invitado o abierto las puertas para debatir, han montado la farsa de sentirse ofendidos y tomado “las de Villadiego”. Van a la Asamblea Nacional, dejan un papel inocuo fraguado en laboratorios de guerra sucia y se marchan poniendo el grito en el cielo. Sus escuálidas marchas están signadas por ira, calumnia y calculada agresión... Que vamos hacia el comunismo: aparte de que el comunismo sólo existió, con carácter primitivo,

en la infancia de la sociedad humana, y su forma moderna es apenas una aspiración remota de los sustentadores de esa concepción, aquí no está planteada otra cosa que el socialismo bolivariano o del siglo XXI, bien definido en los principios fundamentales de la Constitución y caracterizado por su diáfana esencia democrática, con la seguridad total de los derechos políticos de todos. Que se amenaza la propiedad privada… ¡Por Dios!, esa propiedad se “reconoce y garantiza” a quienes la han detentado históricamente, y, lo que parece dolerles en el alma distorsionada por una cultura de egoísmo y mezquindad, se abre también para las multitudes despojadas la posibilidad de poseerla, en un acto de justicia absolutamente inatacable en términos sociales, humanos, patrióticos, cristianos o simplemente honrados. Que se concentra el poder en el Presidente… Hay que llevar tapaojos para no ver la voluntad política --asentada en la propuesta constitucional y en futuras leyes y practicada en las reivindicaciones populares y en los logros de organización y concienciación del pueblo-- de transvasar el poder a las mayorías a quienes legítimamente pertenece. Y así todo. Sólo puede explicar tal conducta opositora un odio de clase dominante en trance de perder privilegios injustos. Votamos por el amor.

freddyjmelo@yahoo.es


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Freddy J. Melo


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