Aunque el caso de Mercal es escandaloso, al punto que alguien escribió recientemente que un portugués analfabeta y sin dinero llega al país monta una bodega y al cabo de diez años tiene una distribuidora de alimentos que decide lo que se vende o no en los supermercados; mientras que el gobierno con todos los reales del mundo, con profesionales y militares por montón, no ha sido capaz de montar una distribuidora de alimentos exitosa.
Pero no es Mercal lo que nos ocupa esta nota, sino las benditas erres que por ahora se pierden entre tanta burocracia, discursos, reconocimientos y repetición de errores. Con este señalamiento no pretendemos negar los importantes logros alcanzados por el gobierno del Presidente Chávez, sólo que los mismos se pierden entre tantos desatinos que se repiten día a día, a lo que se suman las vainas que se quedan a medias, como los créditos de Foncrei, digno monumento a la burla en colectivo.
Donde si parecen funcionar las erres es cuando se golpea a uno de los nuestros. Ninguna erre, ni siquiera minúscula, contra Eligio del Valle, el flamante alcalde de Municipio Mariño, estado Nueva Esparta, quien tras numerosos saltos de talanquera (AD, COPEI, Podemos) aterrizó en el PSUV muy rozagante; pero todas las erres si funciona rápido, en mayúscula y negrillas, contra el camarada Luis Tascón, destacado luchador social.
Y esto no es nuevo, al camarada Tascón lo han agarrado de pelota a la que se le caen a pescozones estatuarios, con la particularidad de que no existen estatutos porque no existe partido.
Primero fue Bernal que lo expulsó en público en un acto por los lados de Táchira. Luego se dijo que era una “auto-exclusión” y el asunto quedó allí. Lo que nunca se aclaró fue en qué momento el camarada Tascón fue aceptado de nuevo como aspirante a militante. ¿No se recuerdan? Más nada se habló del asunto. Ahora vuelven a expulsar a Tascón, sin que nadie esté enterado cuando fue devuelto al sitio de donde había sido expulsado antes. Uno supone que así como hay una comisión disciplinaria en la que Diosdado es el mandamás, debe haber una especie de comisión perdonavidas o reinscirbidora de expulsados, seguramente también presidida por Diosdado, para que una sola persona expulse y reinscriba a su libre albedrío.
Lo cierto es que la primera expulsión de Tascón, su reinscripción y su segunda expulsión se ha dado en un tiempo de unos tres meses.
Caso,
pues, digno de unas erres bien rápidas y eficientes. ¿Y si hicieran
viviendas con la misma velocidad? Que de pinga sería.