Se necesita la explosiva presencia del Comandante Chávez

Sin temor a que no me quieran en el PSUV

Al ser esta la práctica que ha venido manteniendo el más sui generis de los partidos que haya conocida la bolita del mundo, prefiero, ahora cuando aun tengo la oportunidad, curarme en salud y decir lo que seguramente ni me darían chance cuando previa patada en el fundillo me vayan cerrando definitivamente la puerta.

Hoy más que nunca veo imprescindible hacerle un reconocimiento sincero a la muy combatiente y temida APORREA. Más allá que la Asamblea Nacional desestime y ofenda su importancia y papel en la historia al haberle retirado el acceso en todas las laptops del hemiciclo, a expresa solicitud de quien verdaderamente lleva allí los pantalones, me solidarizo y comparto, seguramente, destino con ella.

Mucho me temo que las esquirlas que ha soltado el escándalo suscitado entre Diosdado y Tascón han sido suficientes para llenar de indignación, y futuros epítetos, a muchos que con reconocible gallardía han expresado la verdadera peligrosidad que encierran estos hechos. Pero también del otro lado del coraje habitan los que han hecho su “trabajo” en las delicias de la oscuridad y el silencio, aquellos que llenan todas y cada una de las formalidades del procedimiento perpetuo y sacrosanto contra la corrupción. Aquellos que por comodidad o por complicidad, no hacen otra cosa que permitir o negociar el futuro de la patria.

En estos precisos momentos se ha de ver el rostro sonriente de quienes no sólo trabajan por ver nuestro fracaso, sino que alimentan la esperanza que el silencio de la impunidad una vez más arrope con indiferencia este nuevo y peligroso hecho de supuesta corrupción. Hoy más que nunca se necesita de la oportuna, contundente y, por qué no, explosiva presencia del Comandante Chávez llegando hasta donde deba de llegarse.

Lo sucedido no es un problema para el PSUV ni para la Asamblea Nacional, precisamente allí a buen resguardo están muchos de los que diariamente multiplican estos y otros graves problemas. Este es un escándalo que compromete al Estado y como tal, el Estado públicamente tiene que abordarlo. Vaya manera de entrar Fidel a la historia, ni siquiera Arnaldo Ochoa le hizo perder el camino.

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Waldo Munizaga


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