Con todo el respeto que nos pueda merecer Luís Tascón, siempre hemos observado en él cierto halo de misterio como quien juega en un submundo de espías y contraespías.
Y creo que en este caso contra Los Cabello midió muy bien su puntería, porque si algún blanco fácil tiene hoy la revolución es precisamente el sector que dirige Diosdado. No hay lugar en este país donde tú te metas que no encuentres una conversación referente a la presunta riqueza súbita de la familia Cabello Rondón, empezando porque la señora madre de ambos manejaría “todo el poder del mundo” en el estado Monagas.
Se habla de grandes negocios, compra de emporios industriales, “cuadreo” militar de alto rango, ministros alineados y secuestro ampuloso del PSUV. Es como si Diosdado se hubiese convertido, en un dos por tres, en un superhombre; capaz de haber rendido a Chávez con su inmenso poder económico, logístico y político, no quedándole más opción al presidente que hacer lo que el gobernador de Miranda diga.
Conociendo a Chávez, y a la pureza de este proceso, entiendo que ambas cosas son mentira. Ni Diosdado es un supermillonario, ni el Comandante es un pelele. Y si Chávez tiene a Diosdado como su “mano derecha”, que lo pone en todas partes, lo menos que debemos hacer los bolivarianos es darle un voto de confianza a quien és, hoy por hoy, el más formidable, honesto y preclaro líder de la nueva realidad latinoamericana.
A Tascón le vengo haciendo un seguimiento desde que en la interpelación de los magnates mediáticos en el parlamento nacional, se le cayeron las garras frente a los ”doctores” (así llamados por los propios diputados, siendo que ninguno de los dos lo és) Marcel Granier y Alberto Federico Ravell. ¡Aquello fue un derroche de arrogancia, irrespeto y humillaciones, por parte de dos “pedazos de mierda”, que no valen ni la cerradura de la soberanísima Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela!...; y sin embargo Tascón (y otros parlamentarios bolivarianos; aunque a ellos se les perdona pero al “comecandela” del Táchira no) cayó rendido a los pies de aquellas dos “plastas”. (Ruego perdón por tan feas calificaciones, pero es que mi alma no me dá para menos).
Y en ese mismo acto se desvivió por adular como su “amigo” al periodista Miguel Ángel Rodríguez, a quien creo no comparable en este mundo con el peor de los arrastrados a la oligarquía. Yo siempre he dicho que amigo de uno es aquella persona que lo auxilia en la enfermedad, le lleva un regalito en el cumpleaños, o está pendiente si a nuestra familia le falta un pan, y creo que Miguel Ángel con Tascón no ha hecho ninguna de estas tres vainas. Así que no entiendo cómo puede serse amigo de un ser tan despreciable, que sólo está en ese medio (RCTV) para jurungarle la vida a este pobre pueblo.
Luego salió defendiendo a Baduel, cuando resulta que este señor fue capaz de mimetizarse dentro del proceso hasta ver coronados todas sus apetencias (jefe del Ejército, general en Jefe y ministro), y no fue sino hasta lograrlo que dio el zarpazo traidor. Es decir, Raúl Isaías Baduel es un Judas de postín.
Y si fuera cierto lo del pasaporte a Álex Del Nogal, ello vendría a corroborarme la tesis de que Luís Tascón es un tipo de esos “librepensadores” que se cuelan en un proceso para usufructuarlo, y que se “bandean” en él (radicales, moderados o traicioneros), de acuerdo a las fortalezas o debilidades que lo signen. Y Tascón vio un momento de debilidad en el gobierno (pérdida de la Reforma, guerra mediática permeante, ineficiencia en algunas áreas del gobierno y “acorralamiento” imperialista) para ¡zuás!..., lanzar su estercolero televisivo.
Así que me atrevo a pronosticar una vaina: No pasan dos meses que Luís Tascón recale en los lados de la oposición, y se descubra luego que detrás suyo había (o hay) todo un engranaje oligárquico de conspiración para dañar al proceso, con todo lo que pueda asombrarle esto a mucha gente en el país, empezando por Hindú Anderi (Caracas), Felípe Jiménez (Cumaná), Rebeca Oropeza (Caracas), Rafael Meneses (Cumaná), Juaníta Ruiz Basante (Cumaná), Ricardo Monsalve (Caracas) o Yelyxzi Galantón (Cumaná). ¡Y no me lo plagies, Nelson Bocaranda!...