El PSUV ¿gobernará o le gobernarán?

Creo que hasta ahora, el presidente Chávez y el general Alberto Muller Rojas, han coincido en el fin fundamental que le asignan al partido que está naciendo. Han dicho que el PSUV debe ser el mecanismo u organización mediante el cual el pueblo se inserta al poder y lo ejerce. Es decir, la estructura partidista que las bases van construyendo, está destinada a controlar y ejercer el gobierno. De esa manera no solo vigila y controla las acciones de éste, sino que define su conducta, sus políticas.

De modo que aquellos militantes, incluyendo al compatriota Hugo Chávez, que ejercen funciones gubernamentales, están sujetos a las definiciones o mandatos que emanen desde las bases del partido. Y estas, que están distribuidas por todo el tejido social, deben responder a los anhelos y aspiraciones de las mayorías nacionales.

Es decir, debemos poner cuidado que los caballos marchen delante de las carretas. Esto significa que, en la medida de lo posible, no debemos poner de vigilantes a quienes deben ser vigilados.

El PSUV hizo una selección de los compatriotas que formarán la dirección nacional. Y el proceso ha sido realmente trascendente. Desde su nacimiento es un partido de masas y esto le hace diferente a la casi totalidad de los anteriores, por lo menos los más significativos, que nacieron de pequeñas cúpulas. Y la dirección nacional, es difícil pedir más, salió de un proceso en el cual aunque sea de manera indirecta o segundo grado, participaron miles de venezolanos. A todos los inscritos en el PSUV, se les brindó la oportunidad de emitir su opinión y voto, a lo largo de la selección.

Es cierto, que hubiese sido más hermoso y democrático que esa dirección nacional hubiese resultado del voto directo de los militantes o aspirantes a serlo. Pero las circunstancias, compromisos electorales venideros y otras razones, determinaron hacerlo de la forma que se hizo. Lo que de paso, es mucho más democrático y participativo que lo que han hecho y hacen otros partidos.

En todo caso, está establecido que la dirección escogida recientemente tiene un carácter provisional. Esperamos que, cuando las circunstancias lo permitan, el PSUV escogerá la dirección que sustituya a la actual bajo el método más abierto, participativo y democrático.

Pero lo que si debemos corregir, aún con las personas elegidas, es que en la medida de lo posible, la dirección no debe estar integrada por funcionarios del gobierno. Esto le resta independencia y capacidad para vigilar y controlar, porque ella no puede hacer esa tarea sobre si misma. Los vigilantes no pueden ni deben vigilarse a ellos. Otros deben estar en ese rol.

 Además, la dirección no puede quedar bajo la dependencia del gobierno al cual está en la obligación de dirigir, orientar y como expresión de la voluntad y aspiraciones populares, hacerle los reclamos y exigencias a que haya lugar. No puede la dirección o los agentes del gobierno cobrar y darse el vuelto.

  Por razones obvias o particularidades del proceso venezolano, uno entiende y acepta que el presidente de la república sea al mismo tiempo presidente del PSUV; porque es su máximo líder. Esto no puede ser de otra manera. Chávez, aunque moleste a quienes le adversan o incomoda, es un fenómeno político y esto debe asimilarlo el PSUV y su militancia. Por supuesto eso demanda un trato muy particular y excepcional.

 Pero no es saludable que en la dirección nacional, aunque sea provisional, sea demasiada pesada la carga de altos funcionarios del gobierno. Porque corremos el riesgo que el ejecutivo nacional termine dirigiendo al partido y no al revés, como es la aspiración de sus máximos dirigentes y su militancia, quienes de diferentes maneras lo han expresado. Y porque los partidos revolucionarios lo son cuando se convierten en portavoces populares, mediante consignas, acciones y políticas. Y es frecuente que la mentalidad y práctica del funcionario y aquellos intereses entren en contradicciones; y en ese momento, el partido en ejercicio de su compromiso y fines y al mismo tiempo su vocería, debe ejercer su rol de dirigente en beneficio colectivo. Si es juez y parte, difícilmente ejerce su papel como demanda el compromiso con el pueblo.

Están bien quienes fueron escogidos. Es una dirección aparentemente equilibrada como demanda la coyuntura. No están algunos que uno hubiese querido que estuviesen, pero no importa; esa fue la opinión mayoritaria.

Pero no parece mucho pedir que quienes están ejerciendo altas funciones de gobierno escojan. Seguir donde ahora están o incorporarse al rol de dirigentes del PSUV. Ejercer los dos simultáneamente y en número abultado, parece no ser muy saludable. Porque tenemos que decidir entre si el PSUV dirige o le dirigen.

pacadomas1@cantv.net



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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