Carta de mi madre

Ejido, 11 de Mayo de 2008.

Querido hijo,

Desde la ventana que da a la calle donde creciste, he observado a muchos pasar desprevenidos, ausentes; a otros les he observado preocupados, absortos; otros (los mas pocos) han asomado una tímida sonrisa que sugiere una felicidad leve, pequeña, quizá mezquina. Estuve tratando de adivinar a la distancia tu andar, esa forma de caminar que tanto se parece a la forma en que yo caminaba, pero….aunque consumí buena parte de la mañana esperando tu visita, no apareciste. Yo sé, hijo mío, que el trabajo te consume todo el tiempo (perdón hoy es Domingo, y es el Football) y ya no puedo (ni debo) dominar los espacios por ti andados. Créeme que hubiese dado todo por tenerte siempre a mi lado, pero es obra del destino que todas las mamás tendrán que aceptar resignadas la partida de sus hijos. Eso lo sé, y lo entiendo. Pero, hijo, es solo la partida, no el olvido. Te confieso que prefiero un solo instante de tu presencia que el más bello bouquet de flores que me puedas enviar. ¿De los regalos? No, hijo. No te preocupes. El regalo mas preciado para una madre es el amor y la cercanía de sus hijos. Y yo, hijo mío, no soy una mamá diferente. ¿Recuerdas el pasado Mayo? No había cómo colmarme de regalos, pero la pasamos felices compartiendo tus experiencias, tus triunfos, tus fracasos, tus dudas. Se nos fue el día de repente, rapidito. Tú ya debes aprender que nosotras las mamás aún nos morimos por la presencia de nuestros hijos y que nada, nada, nos eleva más hasta el infinito que verlos crecer, trabajar, casarse, tener hijos, y que nada nos duele más que el olvido, y esa forma de actuar que pareciera “indiferente”, pero que no lo es porque te conozco y se que tu no eres indiferente.

¿Entonces, vas a venir? Ven con las manos vacías que mi corazón se llena solo con una de tus sonrisas, con una de tus miradas, y con un apoyo silencioso a mi vejez. ¡Sabes que ya son 80 y pico! Pero te quiero como si fuese el día en que naciste. Yo, estaré esperándote esperanzada y así podré decirle a mis amigas, todas mamás también: “mi hijo vino a visitarme en el día de la Madres.” Y seré la más orgullosa de las mamás. Todavía te queda toda la tarde, pero no tardes porque puede llover y….entonces será la lluvia la culpable de todo.

Un abrazo,
Tú mamá.

P.D. “no le comentes a nadie que sufro si no vienes, no porque es día de la madre, sino en cualquier día.”


(*)Prof. IUTE, Ejido.

villegas_41@hotmail.com



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Oswaldo A. Abarca(*)

Profesor de la Universidad Politécnica Territorial de Mérida

 oswaldoabarcam@gmail.com

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