Atrás quedará la multitud arrobada por el espectáculo, alelada por la oratoria de una especie de brujo africano. Atrás las manifestaciones multitudinarias, atrás la risa, el llanto, los abrazos de personas desamparadas de todos los colores, religiones, culturas y procedencias que se aferraban a Obama como la última tabla de salvación.
Atrás ‘El Jefe’, Bruce Springsteen (el único jefe que he reconocido como tal aparte de Daniel Santos) que con el brazo en alto cantaba “Born in the USA”, ese canto a la desesperanza absoluta y que lo entonaba en el cierre de una de esas concentraciones gigantescas porque al fin había llegado el cambio y la esperanza de ver resucitar el país de los sueños.
Hasta Michael Moore, ese cáustico cineasta y escritor de izquierda norteamericano, dijo después del triunfo:
“Hoy celebramos este triunfo de la honradez contra el ataque personal, de la paz contra la guerra, de la inteligencia contra la fe del carbonero que vive convencido de que Adán y Eva se paseaban sobre dinosaurios hace sólo 6.000 años. ¿Cómo será eso de tener un presidente con cerebro? La ciencia, desterrada durante ocho años, regresará. Imaginen lo que puede suceder si respaldamos a las mentes más preclaras de nuestro país cuando traten de curar la enfermedad, de descubrir nuevas formas de energía y de trabajar para salvar el planeta. Lo sé, estoy soñando, pellízquenme.
“También podríamos ser testigos de un tiempo refrescante, de ilustración y creatividad. Las artes y los artistas no serán considerados como el enemigo. Quizá se explore el arte para descubrir las verdades más trascendentales. Cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt fue elegido por abrumadora mayoría en 1932, lo que siguió fue Frank Capra y Preston Sturgis, Woody Guthrie y John Steinbeck, Dorothea Lange y Orson Welles. Durante toda la semana los medios me han estado haciendo la siguiente pregunta: ‘Oye, Mike, ¿qué vas a hacer ahora que ya no está Bush?’ ¿Están bromeando? ¿Cómo será eso de trabajar y crear en un ambiente que alienta y apoya el cine y las artes, la ciencia y la invención y la libertad para que cada uno sea lo que quiera ser? ¡Que mil flores florezcan! Hemos iniciado una nueva era y, si se me permite que resuma nuestro pensamiento colectivo de esta nueva era, helo aquí: todo es posible”. (Rebelion, 06-11-08)
¡Pobre Michael! Qué estará pensado ahora cuando todo indica que Obama nombrará como Jefe de Gabinete a Rahm Emanuel, un fanático sionista, hijo de un devoto sionista israelí, ex asesor político de Clinton, yuppie aventajado de Wall Street, en donde, según la revista Fortune se ganó 18 millones de dólares en dos años y medio, lo cual indica que fue precursor de los altos ejecutivos de Wall Street que, antes de quebrar el sistema financiero mundial, cobraban hasta 17 mil dólares por hora mientras recomendaban inducir el desempleo masivo en las naciones para obligar a la gente a trabajar por la comida, todo en aras de la competitividad. A Emanuel lo conocen como el ‘Pitbull’, el Rambo de la política. Y sería la mano derecha de Obama(¡) Y si no es Emanuel será otro igual.
Se destapó rápido Obama. Un tipo “sin carácter, sin coraje, si integridad”, como dice Ralph Nader, el ya inveterado candidato de izquierda gringo y en consecuencia de fácil manipulación por el Lobby Judío Estadounidense (AIPAC por las siglas en inglés), la élite sionista que le financió, en lo fundamental, la campaña; dueña de los centros de poder del imperio: de Wall Street, de la industria militar y petrolera, de las multinacionales, de los medios de alienación masiva, de los canales hiperbólicos de televisión que informan omnímodamente al mundo, del cine, del Sillicon Valley, etc. Es decir los dueños del mundo que cada cuatro u ocho años cambian de presidente según las circunstancias. A un republicano malo (y perdonen el plenasmo) como Bush padre, lo reemplazan por uno bueno, culto, joven, bien parecido y carismático como Clinton. A uno bien malo y por añadidura bobo y perverso, como Bush hijo, lo reemplazan por otro bueno, culto, refinado, joven, y carismático como Obama que sería el clon negro de Clinton.
Pero, eso sí, todos, conservadores o liberales, al servicio de la élite todopoderosa que, en el país más antidemocrático del mundo, ha creado la ficción mediática irrebatible de ostentar la democracia más profunda del mundo. Libertad y democracia son los paradigmas que esgrimen para invadir y saquear naciones.
Por eso se habla de una dictadura bipartidista en EE.UU, o hasta podría hablarse de una especie de PRI con dos denominaciones que se alternan según los altos designios de la élite capitalista, una especie de dios sobre el reino de la Tierra.
Nunca se ha oído de otras alternativas diferentes a ese bloque bipartidista. Sin embargo existen: opciones políticas realmente democráticas, de izquierda. No obstante los medios desinformadores las censuran, las invisibilizan -como dice Petras-, hasta reducirlas a una insignificancia virtual.
Hay otra versión más malsana de Obama, diferente a la del hombre sin carácter. Oigamos a Abdennur Prado (Rebelión 07-11-08):
“Obama es un pragmático que despierta ilusiones para sus propios fines. Es un gran político y la política moderna es un espectáculo. Es decir, una impostura.
“Obama es el actor que garantiza la continuidad del Nuevo Siglo Americano (la espina dorsal de la ultraderecha gringa). Obama y Bush están del mismo lado.
“Todos tenemos ilusiones, no podríamos vivir sin ellas. Ahora los EE.UU van a reducir el gasto militar para combatir el hambre en el mundo…Que las espadas se conviertan en arados y los corderos se paseen tranquilamente entre las fieras. Pero solo unas cuantas espadas, solo unas cuantas fieras. El espectáculo debe continuar.
“Obama es una estrella en el cielo tenebroso de la sociedad de espectáculos, a la que algunos llaman (no sin cinismo) democracia”. Esa sociedad de espectáculos que Kafka intuyó en el Gran Teatro de Oklahoma de su libro América.
La fría racionalidad obliga a deducir que Obama cambiará radicalmente
todo para que nada cambie como en el Gatopardo de Lampedusa. Pero dejémosle
algo al corazón, eso que hacía llorar y reír a la gente cuando decía, por
ejemplo, que “Wall Street no puede ser exitoso mientras el pueblo sufre”.
Guardemos algo de esperanza. De golpe, como decía Obama, cualquier cosa puede
suceder en EE.UU.