Es el clamor de la derecha en pánico y del socialismo aún timorato. Como estamos en diciembre y debe venderse lo que despliegan las vitrinas, la oligarquía comerciante pide “taima”. “Es por lo del Niño Jesús y tal, señor Presidente, ¿sabe usted? y también por el pan de jamón, la hallaca y la tradición”. ¡Vaya desfachatez la de estos apaniguados de avaricia! ¡Que memoria tan selectiva y conveniente tienen! Desde que vivo y recuerdo, sólo hemos perdido en Venezuela la navidad de 2002, ¿se acuerdan? Fueron días duros, sin gasolina y sin “pasta” porque los bancos cerraban temprano. Quien vivió esos días no requiere detalles. ¿Debe detenerse entonces la revolución bolivariana, para compensar de pérdidas pasadas, a quienes sólo tienen en mente aún más especulación en el futuro?
En cuanto a hallacas y pan de jamón, en 2002 ningún vecino me ofreció ninguna. Lo que sí recuerdo es un cacerolazo a mi puerta con sus ollas vacías, todo porque junto a Trino Díaz y Elías Eljury había impedido que fuesen a paro quienes no debían ir. Bastó una entrevista televisiva a las puertas del SENIAT, para que un medio golpista me señalara como blanco, a la canalla.
Y de tradición navideña, también recuerdo la de ese año: arengas violentas desde los púlpitos; comunicados hipócritas en prensa interesada; prelados diciendo sandeces, olvidados de la fraternidad y del amor.
¿Quieren que se detenga la revolución socialista para que no haya este año discusión ni roce? Tarde piaron, pajaritos: la revolución continúa y el Comandante se queda.