El sí para Chávez es el si de Simón

¿Quién hablaba de Simón Bolívar antes de diciembre de 1998? La imagen que del Libertador se mantenía en el colectivo, era similar a una capa de barniz elaborada por la clase dominante, que a través de los textos escolares o mediante los programas de historia del bachillerato, que incluso en una ocasión fueron borrados del pensum, difundía un Bolívar domesticado, sometido por la iglesia y las oligarquías pitiyanquis, útil sólo para los actos protocolares y como adorno en la moneda de curso legal. Era un Bolívar intencionalmente incomprendido y sistemáticamente adulterado, porque su propósito fue evidentemente opuesto al del traidor Santander y sus acólitos criollos. Un Bolívar que como decía Alí Primera, tenía que ser enterrado por los testaferros de la “democracia representativa” cada 17 de diciembre.

Tuvo que aparecer el tenaz Hugo Chávez, ajeno al molde de los represores entrenados por los gringos en la Escuela de las Américas, estudioso incansable de verbo irreverente, para retomar las ideas revolucionarias del Bolívar auténtico, aquel que supo interpretar mejor José Martí que los académicos criollos. Actualmente Bolívar está en Barrio Adentro, en las misiones educativas y de capacitación para el trabajo, en el satélite que lleva su nombre, en el sueño de los atletas que nos representan y en las esperanzas no sólo de los millones de venezolanos que hoy en día son tomados en cuenta todo el año y no únicamente en épocas electorales, sino también en los millones de nativos de otros países americanos que junto al nuestro, intentan construir la Patria Grande.

La posibilidad de reelección de Chávez y su concreción en el 2012, no es un capricho sino una necesidad vital. Sólo él puede ser garantía de la continuidad del proceso de construcción de la Venezuela socialista, humanista, solidaria y progresista, contraria a los intereses de quienes sólo aspiran el lucro personal a costa de la entrega del país y sus recursos a las transnacionales norteamericanas. Sólo la presencia de Chávez puede mantener a raya el odio contra todo lo que huela a pueblo, equidad, mestizaje y nacionalismo, que han sembrado los medios de la derecha recalcitrante y el poder imperial que los ampara.

Quienes aún no se percatan de la importancia del Comandante en la Presidencia, deberían seguir las acciones de los recién electos gobernadores de derecha en Miranda y otros estados temporalmente recuperados o mantenidos por el fascismo. Basta con que recuerden la represión que desataron los golpistas en abril de 2002, basta con que recuerden, y comparen agradecidos, si alguna vez en la Cuarta República disfrutaron de servicios médicos gratuitos en el vecindario; si tuvieron facilidades de ingreso a la educación formal, si les resultó tan fácil acceder a las pensiones del Seguro Social, y a los empleados públicos contar con seguros de HCM que les permiten utilizar las clínicas privadas. Construir un país libre, próspero y soberano es la tarea más difícil que enfrentamos los venezolanos y por lo tanto no puede estar sujeta a las reglas de la democracia burguesa. Ya el pueblo venezolano posee herramientas eficaces para defenderse de la demagogia de la derecha controlada desde el norte, y sin duda va a decirle sí a la enmienda, que es decirle sí a la ideas de Bolívar.

 


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Camilo Palmares

Profesor universitario.

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