La pregunta de la Enmienda

Me preguntan si mantener a Chávez como Presidente es indispensable para dar continuidad al proyecto de país que necesitamos. Esta pregunta, creo, es central en todo el asunto de la Enmienda. De hecho, la propuesta de Enmienda surge, precisamente, sobre la base de la convicción de que Chávez, al menos por ahora, es indispensable para garantizar la continuidad del proceso de cambios. Vale la pena, entonces, preguntarse por qué y en qué sentido Chávez es indispensable.

Me parece que amplios sectores de la población lo ven como indispensable fundamentalmente por el amor y admiración que profesan a la figura de Chávez; amor y admiración que naturalmente se traducen en una lealtad a toda prueba. Para estos sectores Chávez es "indispensable" en un sentido muy similar al que tiene para dos enamorados el decirse que son indispensables el uno para el otro. Pero hay otro sector para el cual la razón fundamental de su convicción acerca de que Chávez es indispensable no está en ese sentimiento, sino en un cálculo electoral muy sencillo: sólo la candidatura de Chávez para las elecciones presidenciales del año 2012 puede asegurar que el candidato de la oposición no gane esas elecciones. (La oposición, por cierto, hace exactamente el mismo cálculo, y es por eso que se opone a la Enmienda).

Es importante señalar que esgrimir este cálculo electoral como argumento, es muy diferente a decir, por ejemplo, que Chávez es indispensable porque no hay otro individuo dentro del "chavismo" que sea capaz de hacer una gestión de gobierno mejor que él, o porque no hay nadie más con suficiente buena voluntad y suficiente coraje como para enfrentar los grandes intereses internos y externos que amenazan a Venezuela. De hecho, muchas de las personas que esgrimen el argumento electoral, a la vez aceptan que ha habido fallas y deficiencias de gran magnitud en la gestión de Chávez --muchas atribuibles directamente a él--, y que hay figuras políticas dentro del "chavismo" que probablemente podrían hacer una gestión mejor que Chávez. Sin embargo, para la mayoría de estas personas, el argumento electoral sigue teniendo mayor peso que esas otras consideraciones. ¿Por qué?

Una de las razones es el tremendo miedo a que la oposición regrese al poder. En el peor de los escenarios es posible imaginar un gobierno de extrema derecha instalado en Venezuela, completamente entregado a los intereses norteamericanos en la región y ejecutor de políticas brutales de represión y aniquilación sistemática de todo lo que huela a "comunismo". Ante esta perspectiva se hace preferible un gobierno que, por muy deficiente que sea, al menos es respetuoso de los derechos humanos fundamentales. Pero la otra razón estriba en el juicio que se hace acerca del carácter de las deficiencias actuales del gobierno, y de las que pudieran presentarse luego de una eventual reelección de Chávez. Estas deficiencias son vistas como tropiezos o desvíos momentáneos --y corregibles-- dentro de un camino que es, fundamentalmente, correcto. A esto se debe, en parte, que dichas deficiencias no logren hacer un contrapeso significativo al argumento del cálculo electoral. Porque si las deficiencias fuesen vistas como síntomas de que el camino que hemos elegido está fundamentalmente errado, el argumento electoral obviamente perdería peso y la elección no sería tan sencilla.

Pues bien, mi percepción personal es que el camino que Venezuela viene transitando desde hace algunos años (especialmente después del referendo revocatorio presidencial del año 2004) está fundamentalmente errado. El problema no es, simplemente, que siga habiendo corrupción, inseguridad, inflación, que sigan sin funcionar las instituciones básicas del Estado o que la mayoría de los funcionarios públicos tenga nula capacidad intelectual para ejercer sus cargos. El problema no es, ni siquiera, que Chávez haya optado por un modelo de desarrollo económico que simplemente repite el esquema rentista petrolero del pasado. Todo esto podría ser visto como simples "tropiezos", o como un avanzar muy torpe y lento por un camino fundamentalmente correcto. Hay, sin embargo, un aspecto de lo que está ocurriendo --por el cual, además, Chávez es directamente responsable-- que lejos de ser un simple tropiezo, implica avanzar en una dirección totalmente opuesta a la correcta. Explico.

A pesar de toda la retórica gubernamental creada al respecto, no estamos construyendo en lo absoluto una "democracia participativa y protagónica" en Venezuela; estamos construyendo todo lo contrario. Mejor dicho, el "protagonismo" y la "participación" que estamos construyendo se reducen cada vez más a un repetir mecánico e irreflexivo del discurso de Chávez y a una defensa a ultranza de sus propuestas. Aunque probablemente seamos uno de los países más democráticos del mundo --al menos en todo lo que concierne a los aspectos formales de la democracia-- definitivamente no se está fomentando desde el gobierno una auténtica cultura política ciudadana democrática. Quiero decir: no se está fomentando la discusión, el debate de ideas, la capacidad crítica y la autonomía de pensamiento en la ciudadanía. O sí se fomentan todas estas cosas, pero sólo dentro de los límites impuestos a priori por el pensamiento del "líder", alabado por su genialidad. A esto se le suma una creciente y sistemática estigmatización verbal --y de esto, nuevamente, Chávez es el principal responsable-- de todos aquellos que discrepan públicamente de las líneas del Presidente, quienes automáticamente se convierten en "traidores" y "apátridas".

Este asunto de la cultura ciudadana democrática no es, simplemente, una exquisitez intelectual. Las instituciones públicas y, en general, el Estado, sólo pueden funcionar bien cuando están sumergidos en un ambiente social en el cual la ciudadanía ejerce presión sobre ellos mediante la crítica, la denuncia, la formulación de propuestas de reforma y, sobre todo, exigiendo sistemáticamente que estos organismos rindan cuentas de sus acciones ante los ciudadanos. Ocasionalmente puede ocurrir que llegue al poder un gobernante capaz y bien intencionado, que asegure mediante su acción de gobierno el buen funcionamiento de las instituciones, aún en ausencia de una cultura ciudadana adecuada. Pero esta situación es insostenible en el tiempo, y una vez que ese buen gobernante deje el cargo, la falta de una presión social conducirá inevitablemente a que las instituciones rápidamente se desvíen de sus objetivos formales.

Lo anterior significa que todo lo bueno que el gobierno de Chávez pueda estar haciendo en Venezuela --especialmente en lo que respecta al acceso de las grandes mayorías empobrecidas a bienes y servicios básicos-- lo está deshaciendo con la otra mano al fomentar una cultura política en la que los ciudadanos no son más que simples seguidores de un líder. En Venezuela ya hemos llegado a un punto en esa anti-cultura política en el que no es el gobernante el que rinde cuentas ante los gobernados sino que son los gobernados los que tienen que rendir cuentas de, por ejemplo, por qué no salieron a votar masivamente a favor del gobernante en ésta u otra ocasión electoral. El resultado de esto es una situación en la que una gran parte de la población de Venezuela repite irreflexivamente los "mantras" del Presidente --mientras que otra gran parte repite irreflexivamente los "mantras" de la oposición.

Ante la situación que acabo de plantear, creo que resulta evidente que lo que es indispensable para que el proceso de cambios pueda tener alguna continuidad no es que Chávez pueda mantenerse en el poder; lo indispensable es que haya un muy significativo y radical cambio de rumbo en la acción de gobierno. Yo no sé si ese cambio de rumbo pueda darse si la Enmienda es aprobada y Chávez continúa en el poder. Me parece más probable que la aprobación de la Enmienda implique una profundización de esa tendencia a convertir la figura de Chávez en un fetiche político que anula todo espacio para el raciocinio. Por ello pienso que quizás la única forma de preservar la esperanza de que Venezuela empiece a transformarse en una verdadera democracia participativa y protagónica sea asegurarnos de que el candidato del "chavismo" para el año 2012 no sea Chávez.

roldansu@ula.ve


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