La Iglesia católica está pa-sando hoy por una crisis de una amplitud desconocida desde hace unos 40 años por lo menos. Efectivamente, hay que remontarse a 1968 para recordar situaciones y reacciones comparables, cuando la encíclica de Pablo VI Humanae vitae (que descalificaba moral- mente el uso de los anticonceptivos) levantó un escándalo duradero en las propias filas de los católicos. Pero varios acontecimientos recientes contribuyen a cuestionar la credibilidad de la Iglesia. Algunos son típicamente latinoamericanos (serán para otra página) y otros nacen en Roma.
Lo que se refiere al Papa es, de por sí, más espectacular.
¿Por qué quiso Benedicto XVI levantar la excomunión que pesaba sobre varios obispos integristas que niegan la validez de las conclusiones del Vaticano II (1962-1965)? ¿Ni se había percatado de que uno de aquellos obispos tenía conversaciones abiertamente antisemitas? Por si fuera poco, casi simultáneamente Roma ratificaba la excomunión pronunciada por el cardenal de Recife, Brasil, contra una madre y un equipo de médicos que habían practicado el aborto a una niña de 9 años (por cierto, ni mención del padrastro criminal). ¿Era la excomunión la palabra más evangélica que pronunciar frente a ese drama humano? Otros acontecimientos y situaciones, aun más graves, podrían ser recordados, pero finalmente la torta madre. ¿Cómo calificar de otra manera la torpeza pontifical al hacer público en África el juicio moral sobre el preservativo, respuesta inadecuada al sida? Nadie ha pretendido que el condón sea la solución a esa pandemia, pero todos saben que es el baluarte actual más eficaz contra la extensión de la enfermedad, especialmente en un continente donde ese mal hace millones de víctimas inocentes, empezando por los 22 millones de niños contagiados desde el nacimiento.
El gran escritor Dostoievski había imaginado que, si Jesús hubiese nacido en la España de Torquemada, habría sido condenado a la hoguera por haber predicado la libertad de conciencia. Uno puede preguntarse, en la Iglesia de Benedicto XVI, si el mismo Jesús no habría sido excomulgado por haber declarado la superación de la ley por la compasión.
Sacerdote de Petare
