El Aló Presidente del pasado domingo refleja en toda su crudeza, la soledad que embarga al Comandante Presidente, Hugo Chávez, y su pueblo, en el Gobierno Revolucionario, la simple solicitud de una información sobre un programa de tv, a sus colaboradores inmediatos, tarda días en que le llegue a sus manos; mayor muestra del mal que hace el burocratismo no conseguiríamos en otro lado. Imagínense, por un instante, si nos encontráramos en confrontación bélica, contra el narco paramilitarismo imperialista que gobierna hoy Colombia, y se requiriera una información vital para el desenlace de la confrontación, y esta tardara días en llegarle al Comandante en Jefe de nuestra Fuerza Armada Bolivariana, podría perderse esa guerra, gracias al burocratismo enquistado en el Estado Bolivariano; este simple ejemplo, evidencia lo peligroso que es aceptar la existencia del burocratismo en las filas revolucionarias.
Bolívar sería implacable, si viviera en este tiempo, de seguro, emitiría un Decreto de Guerra a Muerte al burocratismo!!! Ni su amigo más fiel se salvaría. Lástima que Chávez no es Bolívar, no existirían los Diosdados en este gobierno, mucho menos los Acuña, ya el pueblo los conoce, por algo se perdió las elecciones en Miranda, y las volveríamos a perder si hubiesen elecciones el año que viene a esa gobernación, y el candidato fuese el que les conté; mientras el otro, fue derrotado por los trabajadores y trabajadoras universitarias, con su movilización. El pueblo, sería implacable con estos burocratines si Chávez, por un instante, les permitiera ejercer su poder directamente y sin intermediarios.
El filósofo norteamericano George Santayana escribió una vez: “Quien no aprende de la historia estará condenado a repetirla”, y es que al estudiar la experiencia soviética pareciera como si estuviésemos viendo la experiencia venezolana en todo su esplendor, pero en tiempos reducidos, mientras allá los camaradas rusos tardaron un poco más de setenta años, para que el mal del burocratismo terminara por hundir esa sociedad, surgida de la Revolución de Octubre, aquí en la República Bolivariana de Venezuela, los tiempos se han reducido a un poco más de una década.
En 1917, por primera vez en la historia, los trabajadores de ese país destruyeron el Estado burgués, tomaron el poder e iniciaron la construcción de un nuevo tipo de Estado, desconocido hasta entonces, iniciando el camino hacia el socialismo. “La Unión Soviética ha salido de la revolución de Octubre como un Estado obrero. La propiedad del Estado de los medios de producción, condición necesaria del desarrollo socialista, ha abierto la posibilidad de un crecimiento rápido de las fuerzas productivas. El aparato del Estado obrero, aislado, sufrió mientras tanto una completa degeneración, transformándose de instrumento de la clase obrera, en instrumento de violencia burocrática contra la clase obrera y en forma creciente, en instrumento de sabotaje de la economía. La burocratización de un Estado obrero, atrasado y aislado y la transformación de la burocracia en casta privilegiada omnipotente, es la refutación más convincente -no solamente teórica sino práctica- de la teoría del socialismo en un solo país(…) El pronóstico político tiene un carácter alternativo: o la burocracia se transforma cada vez más en órgano de la burguesía mundial dentro del Estado Obrero, derriba las nuevas formas de propiedad y vuelve el país al capitalismo; o la clase obrera aplasta a la burocracia y abre el camino hacia el socialismo.” (Programa de Transición, León Trotsky). Para infortunio de la humanidad, la burocracia soviética se transformó en correa de transmisión de la burguesía mundial, al interior del Estado Obrero burocratizado, propiciando su retorno al capitalismo, los resultados están a la vista de todos y todas, en lo que es la Rusia actual. Lenin, al igual que Trotsky, vió los peligros de la burocratización del incipiente Estado soviético, por ello escribe en 1922: "Poniéndonos la mano en el pecho, debemos confesar (...): el aparato que reclamamos como nuestro en realidad aún no tiene nada en común con nosotros y constituye un batiburrillo burgués y zarista que no ha habido posibilidad alguna de transformar en cinco años sin la ayuda de otros países y en unos momentos en que predominaban los compromisos militares y la lucha contra la hambruna". Lenin dedicó una parte importante de sus energías, a pesar de su larga convalecencia, hasta su muerte en 1924, se dedicó a luchar contra las tendencias burocráticas en el seno del Estado y del Partido Comunista. Estas tendencias oscilaban entre el proletariado y los sectores sociales proclives al capitalismo. Una casta de funcionarios, cada vez más independiente del control soviético, nutrida con todo tipo de arribistas, revolucionarios frustrados y pequeñoburgueses, y representada por Stalin, expropió los frutos de Octubre a los trabajadores y trabajadoras, los campesinos y campesinas. Al final, la Revolución Bolchevique, no sería derrotada por los enemigos externos, sino por el ala pro capitalista de la propia burocracia. Se trató de un largo proceso de degeneración burocrática, que apartó a la revolución de sus auténticas tradiciones proletarias, democráticas e internacionalistas.
Hoy, a un poco más de una década de haberse apropiado de los resortes del gobierno, la Revolución Bolivariana comienza a dar muestras de un evidente deterioro, sólo basta iniciar una conversación con el más humilde de nuestros compatriotas, quien, de inmediato, soltará su rosario de penas, que si la inseguridad le agobia su existencia, ya no se puede salir a las calles por el temor de ser asaltado; que si no hay agua, mucho menos luz; que si protesta en defensa de sus derechos consagrados en la Constitución Bolivariana, corre el riesgo de ir a parar a una cárcel por güarimbero o desestabilizador; si va de compras, el estrés lo aqueja, unos jabones que apenas compró la semana pasada en 5 mil BsF, en ese tiempo ya cuestan el doble, 10 BsF, lo que equivale a decir, que los comerciantes ponen los precios que mejor les conviene, y no hay gobierno que los meta en cintura, Samán desde que es ministro se burocratizó y no es el mismo del Indepabis o del Indecu; que si el Metro se ha convertido en una tortura, sus trabajadores y trabajadoras en protesta por incumplimientos laborales, presionan con sus operaciones morrocoy y demás acciones, que afectan es, al pueblo llano, al pueblo trabajador, quien sufre las penurias y torturas a que se les somete al entrar al subterráneo, lo peor es que no hay quien le duela esa situación al interior del Gobierno Revolucionario, y el tiempo pasa, y el descontento también; los trabajadores y trabajadoras universitarias, reclaman que les cumplan su Contrato Colectivo, y se les acusa de desestabilizadores y güarimberos, los medios públicos, valga decir, los medios del pueblo, son los más puntillosos en sus acusaciones de descrédito de la clase trabajadora. En fin, hasta el propio Comandante Presidente, Hugo Chávez, no le quedó otra que protestar contra su propia burocracia, en el pasado Aló Presidente, del pasado domingo 08-11-2009, al increparlos: “Les pido a todos los ministros y viceministros que le den la cara al pueblo. Tenemos que asumir las fallas públicamente, es necesario asumir responsabilidades, eso hace un revolucionario. No podemos tomar la celda de las mentiras sí queremos hacer una verdadera revolución”. Y el descontento sigue, el pueblo deja de sentir que este es su gobierno, y comienza a comparar con el pasado, y a verificar como hoy, la Revolución Bolivariana comienza a reproducir los vicios del pasado reciente, sobre todo, aquellos que terminaron de hundir la hegemonía adecopeyana.
Consideramos que la Revolución Bolivariana ha entrado en una coyuntura crítica, gobernadores/gobernadoras, alcaldes/alcaldesas, que nos prometieron, cuando eran candidatos/candidatas, que gobernarían con el pueblo, y fueron en planchas de la Revolución, hoy están aislados y gobernando, alejados del pueblo que los eligió, vendidos a las élites empresariales de sus Estados y Municipios; Ministras y Ministros, ineficientes e incompetentes para satisfacer las urgentes necesidades de un pueblo que reclama mayor seguridad, viviendas, mejor educación, salud y seguridad social, entre otras necesidades. Funcionarios públicos, insensibles en su condición de servidores públicos, más atentos del cuánto hay pa´ eso, que de brindar una buena atención a los venezolanos y venezolanas que acuden a las oficinas públicas en búsqueda de servicios.
Hoy el pueblo
clama por una revolcada de todo el tren gubernamental, que no ha demostrado
otra cosa sino: ineficiencia e insensibilidad. Pareciera que trabajaran
en función de la caída del Comandante Presidente, Hugo Chávez; ya
que, esa burocracia va minando la confianza que el pueblo tiene
en la Revolución Bolivariana. Esto se ha ido acentuando, en este año
2009, faltando tres años, para ir a un nuevo proceso electoral presidencial
y meses para que pueda activársele al Comandante Presidente, un proceso
refrendario revocatorio del mandato. No olvidemos que la burocracia,
si bien no es una clase social como tal, el ejercicio del poder en las
instituciones estadales les va dando cierta autonomía del poder popular,
lo que les hace surgir ciertas aspiraciones por asumir la dirección
directa del aparato estatal, sin intermediarios del pueblo. “Quienes
controlan el producto social excedente controlan, en
último término la sociedad entera”, esta idea de Trotsky, pudiera
explicarnos las apetencias que al interior, de la burocracia, comienzan
aparecer cada vez que se aproxima un proceso electoral, Chávez se convierte
en un obstáculo muy grande a las aspiraciones de esos sectores, quienes
desde dentro del propio Gobierno Revolucionario, conspiran, saboteando
servicios fundamentales, que está llamado a satisfacer la Revolución
Bolivariana con su pueblo. Y por surgir, dichas acciones dentro del
propio gobierno, se hacen difícil de apreciar por el pueblo, ejemplo
sobran, lo ocurrido en el sector eléctrico;
con la misión Barrio Adentro y, en general, con el sector salud; recientemente,
con el racionamiento de agua; en el sector vivienda, y los regaños
a Diosdado y Érika Farías, el domingo pasado; el mal servicio
del Metro de Caracas; y siga usted contando. Deterioro, deterioro
y más deterioro, del cual se culpabiliza es al Comandante Presidente,
Hugo Chávez, mermando así, su popularidad y arraigo en
el sentimiento de nuestro pueblo. En eso está trabajando la mala burocracia
gubernamental, en conjunción con factores de la oposición, insertados
hábilmente en puestos claves, en el aparato del Estado Revolucionario.
Confucio, alguna vez, escribió: "Hay tres cosas que no
se pueden ocultar: el sol, la luna y la verdad"…