El próximo congreso extraordinario del PSUV es fundamental para la orientación del proceso revolucionario que vive nuestro país, en especial en un momento de recesión económica y de colapso de la estructura del Estado ante las demandas del poder comunal y popular. Esta recesión económica tiene un origen multicausal, y aún a pesar de que se han tomado las medidas para frenar las consecuencias del desplome del capitalismo mundial, no escapamos de una condición innegable, todavía nuestra estructura de relación social está basada en la competencia y el mercado salvaje, lo que conduce a pensar que ha sido difícil iniciar un verdadero proceso de transición hacia el socialismo.
El PSUV no puede ser sólo un repetidor de las propuestas presidenciales, debe ser una organización de cuadros con la fuerza de las masas para la generación de propuestas que contribuyan a la aceleración de un proceso real de cambio, debe constituirse en un ente de formación de cuadros políticos realmente capaces de comprender como operar los cambios desde y con la gente, y eso aún no ha pasado. Incluso si pensamos en el proceso revolucionario, el PSUV no puede seguir pretendiendo hacer solo la revolución y debe convocar más activamente la unión de los aliados al gobierno en los distintos sectores sociales que componen nuestro entramado político, a pesar de los matices procedimentales y de dogma.
Es posible prever una disminución del apoyo popular como consecuencia de los ajusten que son necesarios tomar para avanzar a la transformaciones estructurales, pero no se debe retroceder ante la necesaria socialización y democratización de los medios de producción, piedra angular de todo proceso de cambio.
Dentro del PSUV y del mismo gobierno existen dinosaurios de la política ortodoxa y dogmática que son incapaces ya de interpretar la realidad de nuestro país y se enquistan en viejos modelos de planificación que producen retroceso ante un pueblo que está claro en la necesidad de progreso y desarrollo armónico con el medio ambiente y con nuestra cultura.
Es en este momento que se define un momento crucial en el proceso económico y social, y sólo a través de la verdadera participación de las bases con conciencia política se podrá lograr la integración de un modelo cónsono con nuestro tiempo y espacio, capaz de dar respuesta eficiente a la transformación del Estado a través de un gobierno revolucionario y un partido crítico y propositivo, articulador y democratizante.