Pranes de aire acondicionado

Conocí la palabra PRAN como, quizás, lo hizo mucha gente: a través de la firme convicción de la ministra Varela por mejorar las condiciones de vida de los privados de libertad. Propósito que comenzó desde entonces y hoy día sigue siendo un anhelo, no solo de ella, sino de todos los venezolanos. Para ese momento se habló de los PRANES como las personas que controlan todo lo que sucede dentro de la cárcel, es decir, son ellos quienes manejan la entrada de armas, la distribución de la droga y pare usted de contar. PRAN parece responder a un acrónimo que significa Preso Rebelde Asesino Nato. Duras palabras que ponen en evidencia la descomposición social que engreda el capitalismo cultural cuando ha inyectado el suficiente veneno para trastocar los valores de una sociedad. Este tema no es algo sencillo de analizar puesto que involucra una inmensidad de variantes, cuya complejidad se hace más difícil por el trato que le dan los medios masivos de des-información.

Esta aseveración la hago porque es profundamente preocupante ver cómo los mecanismos que impulsan estas conductas son las mismas que luego lo condenan. Me explico con mayor claridad: Esos PRANES de los que tanto habla la prensa sensacionalista, son los mismos niños que ellos han ido “educando” con sus formas banales de profanar el crimen, la estafa, el delito y

la muerte misma. Esa corriente particularmente agresiva, pero permitida por la libertad de expresión, nos ha dejado un sinfín de muchachos tirados en la calle, quienes se han creído el cuento del “mafioso buena gente” o del “delincuente pana”. Lo encontrarán en cualquiera de esas atrocidades llamadas “narco telenovelas”. Imaginen a un joven que no es capaz de discernir sobre el sentido verdadero de la vida, viendo cómo le pintan un mundo lleno de mujeres hermosas, armas por doquier, drogas, dinero fácil y el espejismo de un poder que dura lo que un canto de gallo. No se trata aquí solo de un tema pasado por la cancelación o el impedimento de estos nefastos programas. No, porque igual puedes conseguir las narco novelas en cualquier puesto de ventas de películas piratas. Se trata de buscar formas para que estos chamos puedan entender que, el final feliz de aquellos delincuentes, nada tiene que ver con el que le espera a ellos. Muchos están plenamente convencidos de que pueden alcanzar todo lo que han soñado (materialmente hablando) con la misma facilidad que muestran esas refritos Hollywoodenses. Duele, produce un profundo dolor ver a tantos jóvenes queriendo ser el Capo del barrio o el futuro PRAN de una cárcel, cuando las cosas no salgan como lo habían planeado. Sobre estos asuntos tenemos que trabajar a diario. Debemos buscar la manera de que la legitimación que intenta hacerse de estas prácticas puedan ser desmontadas con el rigor que requieren. Una sociedad donde los muchachos aspiran a eso y las muchachas hacen afanosos esfuerzos por coronar queriendo ser Rosario Tijeras o La reina del sur, ya nos ha hecho mucho daño.

Y no crean que eso solo sucede en las calles de nuestros barrios: lugares estigmatizados por los mismos medios. No, también tenemos personas que han

llevado estas prácticas a las oficinas de los entes públicos. El PRAN de aire acondicionado vive una vida como la que tiene metida en la cabeza gracias a su deformación desde niño. Estos intocables, suelen crear su propio nicho bajo prefiguración de un poder absoluto e incuestionable. Manejan, con hilos invisibles y a su pleno antojo, las funciones de la institución. Son especialistas en mandar a los demás a realizar trabajos de campo; pero ellos no se ensucian las manos. Son auténticos proxenetas laborales y colocan, en los lugares de mayor conveniencia, a quienes utilizan para tapar sus desfalcos. Lo peor de todo es que los ves hablando de compromiso y son unos verdaderos parásitos. Curiosamente podría uno deducir que, el airea acondicionado donde viven metidos, le ha helado la sangre y por ello creen que nunca pagarán por los delitos que cometen. Poseen un gran manejo técnico de lo administrativo y eso les permite ocultar los robos que le hacen a la nación. Son maestros de la mentira, la manipulación y el chantaje. Puede hacerse un collage con sus frases predilectas:

¡Aquí mando yo, y al que no le guste ahí está la puerta!
Menos mal que viene diciembre pa' cortarle la cabeza a los chavistas que quedan por ahí...
¡Llego a la hora que me da la gana; y usted se va, cuando yo diga!
Maduro manda en Miraflores, y eso queda muy lejos de aquí...

Todos aquellos que han vivido algo así, saben que no exagero y también tienen conciencia de que el daño ocasionado por estos infames personajes, termina pagándolo nuestra Revolución, por la cual, los PRANES de aire acondicionado sienten un profundo asco...

Camaradas, no podemos decaer en la lucha. Por un lado, debemos seguir batallando para que nuestros chamos sean capaces de visualizar otras formas de salir adelante. La Revolución ha sido muy generosa en torno a eso y existen múltiples maneras de fomentar el amor por la vida. No queremos más jóvenes soñando con ser el próximo Carlito's Way y que terminan aniquilando su existencia en un suspiro. De los otros, los asquerosos Pranes de aire acondicionado, pues ya los veremos morder el polvo de su estrepitosa caída porque, además, lo que han estafado se le convertirá en sal y agua. ¡No podemos descansar en esta lucha que pone en evidencia a quienes, desde adentro, intentan destruir nuestra Revolución!

i.canizalez@hotmail.com


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Isaías Cañizález Ángel

Poeta y comunicador de calle, registrado con el número 14880, del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información (SIBCI). Premio Nacional de Poesía Fernando Paz Castillo (2010). Premio Municipal de Poesía (Trujillo 2003). También es autor de Ceremonia de lo adverso, Las buenas Razones, Cuaderno Palestino, La Tierra & El Fuego y de Otoño en Pekín: Crónicas de otro viaje. Es Magíster en Estudios Culturales de la U-ARCIS de Santiago de Chile.

 i.canizalez@hotmail.com

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