Todo corrupto,
todo ladrón es de derecha y merece la cárcel.
Presidente Nicolás Maduro Moros
Los pusilánimes que se apropian de los recursos del Estado, de forma fraudulenta, suelen utilizar mecanismos muy precisos para convertir sus acciones en legítimas. Esto se logra porque muchos de ellos son parte de una red donde cada quien saben muy bien cuál es su función dentro del clan. Aquí no hay improvisaciones porque quien lo hace, pierde. El conjunto amplio de mafiosos que han sido puesto en evidencia por el gobierno bolivariano, nos pone frente a una lucha que no debe parar. No basta lo mediático ni muchos menos la efervescencia de unos pocos días... El estado debe generar mecanismos menos perceptibles para que estas lacras sepan lo que es la Justicia Revolucionaria. No se puede banalizar el acto de corrupción limitándolo a la cantidad del dinero que se ha robado. Es decir, no podemos seguir pensando que son más graves los casos en los que se roba mayor cantidad de dinero. No, eso es un terrible error sobre todo porque algunos de estos grupos funcionan como las propias pirañas corporativas: se fusilan todo aquello de lo cual pueden sacar provecho. Desde lo más nimio hasta aquello considerado como el premio mayor: borrar toda evidencia administrativa.
He allí el empeño que debe poner el Estado para realizar las pesquisas necesarias en esos casos en los que se roba todo lo que se puede. Desde la miserable condición de ladrón, cualquier zancudo es cacería. Luego viene la repartición. La asquerosa y vil repartición que les hace creer que están por encima de la Ley. Por eso es que tanta alegría nos embarga cuando el presidente Maduro anuncia, sin vacilar un punto, la caída de un nuevo clan. Eso le da una sensación de frescura a tantas maneras que estas alimañas han creado para asirse de la plata con la que comienzan a disfrutar sus nuevas vidas: esas misérrimas maldiciones que se les volverán sal y agua. Por éstas y muchas otras razones es que los servicios de Inteligencia tienen que redoblar sus acciones y ser mucho más efectivos porque cuando caen estos asquerosos seres, la gente vuelve nuevamente a creer no solo en la Justicia sino en los valores realmente Revolucionarios.
Estas mafias por lo general se articulan de la siguiente manera:
Un capo principal controla todo el flujo de capital y lo distribuye según sus propios criterios. Por general la repartición se hace en función del lugar que se ocupa dentro del clan. Esta lacra suele manejar con sutileza todo lo implica lo administrativo porque, a su vez, ha sido discípulo de otros mafiosos administrativos.
Existe un encargado de depurar la contabilidad para hacer parecer prístino y legal el manejo de lo macro. Este se encarga de justificar los precios que aparecen en las facturas. Allí se las acomoda, a las facturas, para que la cosa cuadre perfectamente.
Un jíbaro desde afuera se encarga de las facturas y de los contactos que hinchan las facturas. Todo parece correcto porque el “negocio” consiste precisamente en hacer lucir todo como legal.
Hay que mirar con lupa las distribuciones que vinculan lo macro y lo micro, es decir, existen instituciones que, misteriosamente, gastan grandes sumas de dinero en inexplicables transacciones; pero que suelen ser tapadas bajo la transparencia que todo el grupo depura. Aquí hay que meter muy bien la vista porque esto sí que lo hacen con una perfección tremenda.
Si no queda claro el manejo que le dan a las facturas para legalizarlas. Si no he sido capaz de explicar cómo de la noche a la mañana una partida de gente que no tenía absolutamente nada y de repente se dan el lujo de tener varios carros, varios apartamentos que como ya he explicado los ponen a nombre del algún familiar o testaferro. Si nada de esto queda claro, entonces, tendremos que buscar otras formas para demostrar cómo estos parásitos hacen que las facturas de las compras injustificadas y las justificadas, les siga llenando los bolsillos.
Estas falacias discursivas hablan por doquier de “el proceso” “estamos con el proceso” “apoyamos el proceso” ¡Vale preguntarse cuál “proceso”! En Venezuela hay un “proceso” para los palurdos reformistas; para el pueblo, para gente que ha dado más que la vida por lo que hoy vivimos, hay una REVOLUCIÓN. Palabra que les produce migraña y vómitos. Por eso nunca hablan de SOCIALISMO y, menos aún, de REVOLUCIÓN. No sienten ninguna de estas palabras como parte de su discurso y se embarullan en su mísero reformismo.
No hay que ser tan sesudo para saber que, si alguien hace apenas unos años atrás carecía de vivienda, y hoy tiene hasta tres apartamentos, pues es muy probable que, sino se ha ganado el Kino, esa persona esté desangrando los bienes del Estado.
Presidente Maduro, llegó la hora de escudriñar las disímiles formas de corrupción que han intentado legitimar estas lacras corporativas. No exagera la voz del Pueblo cuando intenta afanosamente poner en evidencia a quienes se creen por encima de la Ley. El pueblo lo hace porque ve cómo estos gusanos intentan restregarle sus “malogrados bienes”. Recordemos que donde la impunidad tratar de imponer sus dictámenes, allí vemos cómo ese pueblo siente frustración y desesperanza algo muy peligroso para una Revolución que también vive constantes asedios desde afuera. Quiero finalizar señalando que me produce una gran alegría la inmensa cantidad de correos que he recibido, gracias a los textos que he publicado en semanas anteriores. Consejos Comunales, Movimientos Sociales, Grupos de Feministas, Grupos de Trabajadores (as) y un sinfín de personalidades y amigos(as) (de toda la vida) que nos han honrado, primero, con su lectura y luego con su apoyo. Esto se agradece profundamente, pues aquí no hemos expuesto otra cosa que la voluntad de colaborar con el llamado que hizo el Presidente Maduro cuando, en cadena nacional, pidió “ayuda de todos y todas”. Llamado al que acudimos porque nos asiste la imperiosa necesidad de ver cumplir el sueño de: ¡UNA PATRIA DONDE SER LADRÓN SEA LA MÁS VERGONZOSA DE LAS CONDICIÓN HUMANAS!
¡CHÁVEZ VIVE,
LA LUCHA SIGUE!
1 Poeta y Comunicador de Calle, registrado con el número 14880, del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información (SIBCI). Premio Nacional de Poesía Fernando Paz Castillo (2010). Premio Municipal de Poesía (Trujillo 2003). También es autor de Ceremonia de lo adverso, Las buenas Razones, Cuaderno Palestino, La Tierra & El Fuego y de Otoño en Pekín: Crónicas de otro viaje. Es Magíster en Estudios Culturales de la U-ARCIS de Santiago de Chile.