En los últimos meses los venezolanos hemos sufrido una fuerte guerra económica impulsada por buena parte del sector empresarial y por los oscuros intereses de la oligarquía criolla y transnacional. Se trata de un perverso juego de especulación y  desabastecimiento forzado, el cual es débilmente justificado por los perpetradores con el argumento ya trillado del control cambiario y la “necesidad” que los empresarios han tenido de adquirir divisas en el infame mercado paralelo, todo esto sumado a la falta de acción oportuna por parte del gobierno nacional para detener esta situación apenas empezaron a verse los indicios de lo que estaba sucediendo.

Ante la actitud si se quiere pasiva del gobierno en los últimos meses frente a este frenesí especulativo, la oligarquía y sus operadores políticos, en particular Fedecámaras, empezaron a tomar cada vez más valor y empezaron a subestimar las capacidades de acción y liderazgo del presidente Maduro. Cuales malandros “guapos y apoyados” hasta llegaron a vaticinar el mes de octubre como la fecha en la que la Revolución finalmente caería doblegada a los fuertes intereses del sector empresarial (el cual debería ser el estatus quo según este sector de la sociedad).

Ahora la situación es otra. La respuesta firme del gobierno, potenciada por la aprobación de la Ley Habilitante por la Asamblea Nacional, ha sembrado el pavor en esos sectores económicos que han jugado con el poder adquisitivo del pueblo y han fomentado el ya perverso juego de la inflación. Ahora se hacen los musiúes y se presentan como los pobrecitos empresarios que nada tuvieron que ver con el alza obscena de precios en los últimos meses (resulta que su usura es culpa del gobierno, como todo lo demás).

Ahora piden diálogo. En declaraciones del día 21 de noviembre, Jorge Roig, presidente de ese infame cartel, afirma que “Fedecámaras insiste en tener diálogo pese a Ley Habilitante” (El Nacional, http://www.el-nacional.com/politica/dialogo-Fedecámaras-jorge-roig-ley-habilitante_0_304169782.html) y que “el mandatario Nicolás Maduro tiene ahora más poderes que antes con la Ley Habilitante, por lo que es indispensable establecer un clima de diálogo y entendimiento para que el país salga adelante”. Estas declaraciones, además de ser un ejercicio de señalamiento de lo obvio, muestran el grado de cinismo y cobardía de la oligarquía venezolana. Después de meses de hacer ganancias incalculables producto de la estafa y la usura  contra el pueblo, ahora se preocupan por el bienestar y el progreso del país. Se han dedicado a desangrar las divisas de todos los venezolanos y ahora quieren dialogar ante la posibilidad de ver sus ganancias estratosféricas reducidas.

Tal vez estén considerando que esta vez se pasaron de la raya y rompieron el  saco con su codicia desmedida (no… eso sería pedirles demasiada conciencia). Lo cierto es que se pusieron a jugar a la “guerra” económica y en lugar de encontrar un gobierno débil y aminorado, se encontraron con una respuesta contundente y con gran apoyo popular. Después de todo, ¿quién en su sano juicio se va a poner a defender a quienes los roban en la forma más descarada? (Sorprendentemente hay quienes defienden a los pobres empresarios… ¡Con mi usurero no te metas!).

Al parecer ahora Fedecámaras está haciendo lo que hacen los niños tramposos: cuando el juego no los favorece botan tierrita  y se van a su casa. Ahora dan patadas de ahogado intentado chantajear al gobierno y al pueblo con el argumento de que las medidas económicas traerán desabastecimiento (http://www.el-carabobeno.com/portada/articulo/70436/fedecmaras-medidas-econmicas-traern-desabastecimiento-en-2014). Incluso cometen el pecado máximo (según el capitalismo que tan fervientemente defienden) de hacer llamados a no caer en “campañas de consumismo” (http://informe21.com/economia/fedecamaras-llaman-a-no-caer-en-%E2%80%9Ccampanas-de-consumismo%E2%80%9D-masivo). Esto es verdaderamente increíble. El mundo (capitalista) al revés. ¡De ninguna manera debemos caer en este juego del diálogo con el que Fedecámaras ahora busca remendar la situación!  Ellos empezaron su guerra económica, que ahora se atengan a las consecuencias.

Finalmente cabe acotar que, aunque estoy en total acuerdo con las medidas del Gobierno ante la guerra económica, creo que quedan pendientes algunos asuntos importantes: ¿Qué sucede con las ganancias que los comercios usureros ya hicieron en los últimos meses? ¿Acaso no se trata de dinero mal habido como resultado de la estafa y la usura? ¿Qué medidas se van a tomar contra los comerciantes que se haya demostrado cometieron delitos cambiarios? Creo firmemente que las medidas contra la guerra económica no deben limitarse únicamente a forzar a los comercios infractores puntuales a bajar los precios, sino también a devolver a los usuarios estafados (y al Estado) el dinero que les robaron. No se trata sólo de hacer que los comercios reduzcan los precios de ahora en adelante, sino que también paguen por su afrenta al pueblo venezolano con lo que más les duele: las ganancias que ya hicieron.

Debemos aprovechar esta coyuntura para desmontar los vicios económicos que sustentan el poder de la oligarquía y que fomentan otros males como la corrupción y el consumo desmedido que tanto afectan a nuestra sociedad en la actualidad. Es hora de dar pasos decididos para ir un modelo verdaderamente socialista en el que se abandone el rentismo petrolero y la importación como base de nuestra economía. Ese sería el verdadero golpe estratégico en la guerra contra la oligarquía y para demostrarles que la Revolución sigue viva y avanzando con los ideales del Comandante Chávez y el apoyo del pueblo.

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