Alicia preguntó al gato:-¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?
-Depende mucho del punto adonde quieras ir- contestó el Gato.
-Me da casi igual dónde- dijo Alicia.
-Entonces no importa qué camino sigas- dijo el Gato".
Alicia en el país de las maravillas. Lewis Caroll.
Retomando el diálogo sostenido por la extraviada Alicia y su actitud de indiferencia frente a qué rumbo tomar nos toca preguntar al gato: seguimos con la importadera de cuanta bisutería barata sirva de excusa para la espectacular danza de los dólares a cuentas en Miami? O transformamos esos recursos en desarrollo de nuestros sectores económicos primario: Agricultura, pesca, actividad pecuaria, forestal, minería. Secundario: el procesamiento de materias primas provenientes del sector primario, agroindustria, almacenamiento, metalmecánica, maderas, industria química y petroquímica, industria farmacéutica, etc. Terciario: Salud, recreación, seguros, vialidad, infraestructura, puertos y aeropuertos, transporte, telecomunicaciones, comercio. Creo que nuestro amigo el gato no dudaría en sugerir algunas siempre postergadas iniciativas pero si Alicia persiste en su obcecada conducta de estar indiferente ante tan obvias alternativas, si su respuesta al igual que en el referido cuento es “me da casi igual donde”, lógicamente el gato dirá:-“Entonces no importa qué camino sigas”; pero si el camino es la construcción de una sociedad socialista capaz de abordar los procesos de producción dentro de un esquema de justa distribución de la renta del trabajo y la renta del capital, en apego a la conservación de los recursos y la biodiversidad creo que el gato tendría muchos más motivos para sonreír. En la canción Tío Juan de Alí Primera podemos escuchar “Es que usted no se ha fijado lo que pasa con el hierro?”, el petróleo, el oro (agregamos nosotros). Preguntas que siguen vigentes frente a la incontrovertible evidencia del dinero que se destina a importar, importar, importar. Hemos observado importantes esfuerzos por levantar de su postración al sector agrícola, al manufacturero, pero aún pesa reconocer que para adquirir alimentos a la hermana república de Colombia se hayan destinado 600 millones de Dólares. Entendemos la amenaza de no haber tomado medidas como estas ante la notable parálisis intencional de sectores que en el pasado cuarta republicano manejaron a su antojo los flujos y el comercio internacional y cuya repentina demora apostaba a sacudir los cimientos del nuevo gobierno bajo la conducción del Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, querían obtener una victoria temprana suponiendo cierto razonable período de adaptación. Maduro los sorprendió en la jugada, les cogió la seña y les robo el home, apelando a nuestro bien conocido argot beisbolero, el ejecutivo nacional supo interpretar con acierto las intenciones detrás del desabastecimiento y la escalada de precios.
Entendemos que el órgano superior de la economía es el estómago, que ahora una vez superada la etapa de la operación morrocoy desarrollada por nuestra burguesía apocalíptica, debemos encarar ya de una manera militante y organizada la actividad productiva nacional lo cual solo será posible si se refleja en los presupuestos de la nación aprobados para tales fines. Los enunciados relacionados con la seguridad y soberanía agroalimentaria deben ser respaldados por presupuestos acordes con los objetivos de producción, organización, dialogo de saberes, seguridad alimentaria comunal, maquinaria, equipos, preservación de la base genética y semillas, investigación aplicada a solucionar problemas específicos derivados de la actividad concreta en los campos de la Patria, Contésteme Tío Juan, o seguiremos como Alicia haciendo cola en Daka sin saber ni que es lo que necesita.
*Ing. Agr.
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