No es xenofobia, pero hay que hacer algo…

El constante y permanente acoso opositor que desde hace 14 años ha mantenido un sector de la dirigencia política de este país contra los cambios, renovaciones, propuestas y proyectos de transformación social que el gobierno revolucionario “Chavista” viene realizando, ha sido el perfecto caldo de cultivo, o el “rio revuelto” ideal donde un gran sector de forajidos, grandes y pequeños empresarios, comerciantes formales e informales y sobre todo una gran oleada de inmigrantes usaron poco a poco para ir perfeccionando, dándole forma y efectivamente ejecutar la llamada “Guerra Económica” que viene dando al traste en el bolsillo del pueblo hasta el punto tal, que en las estrambóticas colas en los supermercados y abastos, parte confundida y afectada del pueblo quienes imbuidos en los “falsos positivos” mediáticos, comparan nada más y nada menos el obtener cuatro rollos de papel toilette con La Patria.

Semejante exabrupto comparativo, el cual es “UNA GUERRA POLÍTICA”; está haciendo mella en algunos sectores y prolifera la intención de aquellos que bien manipulan y conocen el verdadero sentido de mantener estas inducidas carencias de productos de consumo masivo, con tal de que el incansable acoso de 14 años continúe y desgaste la moral de un pueblo llano, verdadera víctima y objeto permanente de estas dos “GUERRAS” (la política y la económica) y el cual impotente e indefenso, termine despreciando el verdadero valor y significado de la “Patria Reconquistada” y en una vuelta de manipulaciones mediáticas confusas, genere con el ejercicio democrático más soberano como el voto, las ansias locas de los que ambiciosa e inescrupulosamente quieren arrebatarle el poder que ésta revolución ha dado al pueblo en general y que el pueblo mismo aún no ha terminado de entender, por tanto no ejerce su “Poder Popular”.

La “Guerra Política” ha sido la “carnada” y entretenimiento ideal para perfeccionar la “Guerra Económica” en nuestro país, estos dos frentes de batalla han sido por siempre los elementos de conquista y poder del capitalismo salvaje; mordida esa “carnada”, como ha ocurrido, hemos descuidado y subestimado el segundo frente, el cual viene arrasando y haciendo estragos.

Recordar la “bodeguita” de mis abuelos en donde un bulto de papel toilette de 100 rollos se vendía en más o menos un mes y ver como una gandola de 40 toneladas full de papel higiénico se vende hoy en menos de dos horas, nos hace pensar que hay que hacer algo.

Pero mucho peor aún, es ver a diminutos comerciantes asiáticos, airosos y triunfadores parados cómodos en los frentes de sus negocios o sentados a la caja dando instrucciones a sus pocos empleados venezolanos; apoderados ya casi por completo de las mejores esquinas e inmuebles de cualquiera de nuestros más remotos pueblos venezolanos, controlándonos todo, casi absolutamente todo lo que nos comemos y bebemos; entienden increíblemente hasta los recién llegados, el lenguaje “cutí” o cualquier modismo criollo que le digas o menciones a la hora de comprarle algo; pero, no se te ocurra hacerles un reclamo o queja por el incremento constante y abuso de los precios, para que inmediatamente aparentan con su idioma que no te entienden nada.

Esa prolifera, silenciosa y económica invasión de miles de inmigrantes asiáticos, perfectamente alineados y sistematizados en pro del mercadeo de todo lo que signifique consumo masivo, especialmente alimentos, no significa ningún desarrollo, no se traduce en inversiones, no está generando empleos, ni es necesaria en nuestro país.

¿De qué le ha valido a nuestro país tanta importación de comerciantes? ¿Por qué lo hemos permitido por tanto tiempo? ¿Qué ventaja tiene que los inmigrantes lleguen a controlarnos cómodamente y a punta de “billetazos” todo? ¿Es que los criollos no tenemos capacidad de comercializar nuestros productos?

Miles de comerciantes árabes y de otras nacionalidades se apoderaron de la economía venezolana en tiempos de la cuarta república y ¿Cuál ha sido el resultado hasta ahora? El resultado es absolutamente capitalista, de dominio, control y poder, capaces, todos sus descendientes de sistematizar y crear todo un bloque de resistencia a los cambios que ha venido promoviendo la revolución, y entregarle la patria al mejor imperio postor, con mínimas excepciones. Una invasión económica y silenciosa de comerciantes árabes en la isla de Margarita hace más de cuarenta años, es el ejemplo del anti desarrollo. ¿Qué han dejado los comerciantes árabes en Margarita?; sin embargo las riquezas de la mayoría son incalculables en bienes y fortunas invertidos fuera del país.

¿Hemos silenciosamente creado una “Nueva Clase Dominante” o qué? ¿Hemos convertido a Venezuela en el negocio fácil de los transeúntes? ¿Qué país o nación sin control ni reglas claras de inmigración puede salvarse de estas oleadas de inmigrantes, que inmediata y fácilmente toman posesión de todo? ¿Quiénes sufren las consecuencias de este descontrol e invasión económica silenciosa? ¿Por qué no se les exige por lo menos de 10 a 20 años de trabajo en el campo y la agricultura (como sucede en algunos otros países con controles de inmigración y reglas claras) y con lo que demuestren que obtengan de ganancias puedan entonces si quieren, ser comerciantes?

¿De que soberanía e independencia podremos hablar, si nosotros mismos tutelamos el sostenimiento de métodos neocolonialistas? ¿Será que la “guerra económica” no es una consecuencia de todo esto? o ¿Solo nos importa la “guerra política”?.

¿De qué nos vale haber ganado todas las batallas políticas si no tenemos el control de la economía del país y en una estrategia inducida de carencias de productos nos desmoralizan a todos? ¿Quiénes son realmente esa clase dominante tan poderosa y detrás de que están tan ocultos? ¿Quién es el responsable de sistematizar los controles de la economía de consumo? ¿Por cuánto tiempo podemos resistir las culpas mutuas de lo que pasa sin controles contundentes y sin desmoralizarnos más?

¿Quién que tenga dos nacionalidades, el control del poder económico de un país y visa de entrada a cualquier imperio, le importa la patria? Quien tenga eso, solo puede ver la patria como un activo fijo, o como un negocio más, mientras le genere dividendos.

Creo que los chinos, árabes y cualquier otra nacionalidad de hermanos que a bien puedan venir a vivir en nuestro país libre y democráticamente como hasta ahora ha venido sucediendo es parte de la oportunidad de un mundo solidario, globalizado y lleno de la comprensión social y humana de que todos podemos convivir como hermanos.

Nada de lo antes expuesto es ningún sentimiento xenofóbico, racista o excluyente, pero coño! Hay que tener control, hay que hacer algo sobre esta invasión económica silenciosa, hay que aclarar y establecer reglas claras de inmigración, derechos y formas de nivelar y resguardar la economía productiva, de desarrollo económico y social de los nuestros.

Hay que detener la importación de comerciantes, hay que redimensionar el nuevo modelo socio productivo del país en pro de la felicidad del pueblo y finalmente hay que profundizar la revolución y el plan de la Patria, no como un elemento “panfletariamente” político, sino real, que se cumpla, entendiendo la “guerra política” para vencer y detener la “guerra económica”.


fundacionintesur@gmail.com


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