Eso es lo que se escucha por todas partes, por parte del pueblo chavista: “Ok, ya ganamos las elecciones, les dimos una pela. Ahora sí: ¡que aparezcan los productos escasos y se acaben las colas por favor, ¿hasta cuándo?! ¡Que aparezcan la leche en polvo, la harina de maíz, el papel higiénico, la harina de trigo, el pollo, el café, el azúcar...! ¡Que no tenga uno que seguir dando mil vueltas y/o calándose enormes colas de 5, 6 y más horas, para medio conseguir algo!”.
Ése sigue siendo el clamor popular. Y en este sentido, de toda la gente en general, sin distingos de posición política.
Ciertamente, el pueblo bolivariano dio una muestra admirable, contundente y casi que sorpresiva para todos -sobre todo para quienes vienen orquestando la guerra psicológica y económica contra la población-, de entereza, resiliencia y conciencia, al elegir 76% de las alcaldías de todo el país y alcanzar un 55% de los votos totales en las recientes elecciones municipales, sacando más de 10 puntos de ventaja a la oposición. ¡No es poca cosa si se tiene en cuenta que hace nada, en las elecciones presidenciales donde salió electo el Presidente Maduro, la ventaja sobre la oposición fue śolo del 1,5%! Aún con la escasez de productos, la inflación, el desabastaecimiento, la horrorosa e increible especulación y usura existente con precios astronómicos en casi todo, la especulación con el dólar, las ignominiosas y humillantes colas de horas y días, y en fin, todo el tinglado de guerra económica montado contra la población, el pueblo en general salió a votar, con un histórico 59% de participación, insólito en unas elecciones municipales, y menos aún en este contexto.
Por eso, es justo y necesario, que ya finalizada la presión electoral, seguramente factor fundamental de la estrategia de intentar el desgaste y desestabilización del gobierno por medio de la guerra económica, se haga un esfuerzo mayor y si se quiere, definitivo, para terminar de desmontar por completo los modus operandi y las mafias que están detrás de la guerra económica. Pero sobre todo, en lo tocante al abastecimiento de los productos alimenticios de primera necesidad, sin descuidar por supuesto, otros renglones. Que por favor, por el amor de Dios, no vaya a ser que por ya haberse logrado el objetivo electoral, y por estar en medio de las fiestas decembrinas, se olvide o se obvie, o se deje de lado, que el pueblo sigue 'pasando roncha' , como decimos coloquialmente.
Hay que repetirlo y volverlo a repetir: todavía la gente está pasando mil calamidades para conseguir, si es que consigue: leche en polvo, leche líquida, harina de maíz precocida -de cualquier marca, sea la de producción privada o la del gobierno-, pollo, harina de trigo, papel higiénico, ahora hasta el azúcar y el café empezaron a escasear otra vez y hasta los jugos pasteurizados, amén de cualquier otro producto que se nos pueda estar pasando por alto. Siguen y siguen los buhoneros de lo lindo vendiendo todos estos productos y otros, tranquilitos y sin nervios, eso sí, al doble, al triple y al cuádruple o más de su precio real, sigue el contrabando de extracción hacia Colombia, siguen los comerciantes chinos, portugueses, venezolanos, o lo que sea, vendiendo al precio que les dá la gana en los mercados, siguen las compras nerviosas e irracionales por la escasez, y siguen los vivos de toda laya haciendo su agosto y su diciembre...
Y seguramente seguirá algún que otro burócrata haciéndose la vista gorda, o recibiendo su 'mojada de mano', o justificando o haciendo pasar como 'normal' esta situación. Seguramente no faltará el necio o caradura de turno que diga cosas como: “bueno, ya la gente se acostumbró a las colas”, “si la gente hace colas, es por que tiene real pa' comprar”, “bueno, que cada quien vea cómo hace”, “la gente siempre ha hecho colas” (falso, colas de 6, 8 horas, o más, constantes y recurrentes, nunca), o seguir echándole la culpa nada más a la muy real y terrible guerra económica, pero que ya es tiempo de que se termine. El Gobierno tiene que ponerle punto final y ya. Toda guerra tiene un final. Después de más de un año en este plan, no se le puede seguir diciendo a la madre desesperada que pasa las de Caín para conseguirle leche a sus muchachitos, o a la señora ama de casa, que se tiene que seguir calando colas de 6 horas, o dar mil vueltas, o terminar comprándole a precios groseros a los abusadores que pululan, muchas veces bajo la vista de las autoridades, que la culpa es de la guerra económica. Será verdad pero... ¡Cuidado!, que eso no puede seguir así... El pueblo es sabio y paciente, pero también se puede cansar... Sobre todo, cuando ya se ha obtenido un objetivo político e histórico reciente como en estas elecciones. Ahora, se espera la consecuencia.
Y ojo, la solución no es el 'operativismo', al que intuyo será muy proclive más de un burócrata que jamás tiene que hacer enormes colas bajo un solazo, o caminar horas y horas para encontrar las cosas si es que encuentra, en medio del desorden, el bochinche y el maltrato. Los “operativos a cielo abierto”, y otras actividades similares son muy útiles y están muy bien en las coyunturas, pero no pueden convertirse en la cotidianidad y la 'normalidad'. Un proyecto que se diga de inclusión social, revolucionario, humanista y socialista, no puede ser más abusivo, maltratador, desconsiderado, descuidado, desordenado y en general, peor que el Capitalismo. Por el contrario, la gente tiene que sentir, percibir, vivir, como cotidianidad, que lo que ofrece el Socialismo, o al menos un Proyecto Histórico que apunte en esa dirección, es más organización, más eficiencia, más servicio, más calidad, más eficacia. Mil y una veces lo repitió el Presidente Hugo Chávez: “la Revolución Bolivariana tiene que ofrecer máxima calidad revolucioanria, tiene que superar en todo al Capitalismo”, “¡Misión eficiencia o nada!”, y muchas otras frases por el estilo. Pero más que frases, es todo el proyecto, todo el Plan de la Patria, que expone precisamente, que hay que alcanzar órdenes superiores de eficiencia, calidad y servicio al pueblo como parte de un proyecto abarcador de inclusión y como primer paso en su empoderamiento.
Si ni siquiera se logra que se garanticen anaqueles provistos y abundancia de productos de primera necesidad sin necesidad de pasar por via crucis, pues sigue quedando para la burla y el escarnio el Gobierno y el Plan de la Patria y muy mal se está retribuyendo al pueblo por su conciencia de Patria, de Democracia, de Paz. Y no es ni siquiera por el hecho de retruibir nada, es que simplemente, así debe ser. Más aún si se dice amar al pueblo y estar consustanciado con un proyecto de inclusión.
Así que le toca al Gobierno Revolucionario, vencer todo lo que haya que vencer, tanto en lo externo a él (guerra económica, etc.), como en lo interno (burocratismo, corrupción, ineficiencia), hacer todo lo que haya que hacer, importar todo lo que haya que importar, producir todo lo que haya que producir, planificar todo lo que haya que planificar, reglamentar todo lo que haya que reglamentar, ordenar todo lo que haya que ordenar, meter en cintura a todo el que haya que meter en cintura, para garantizar la alimentación, el sosiego y la dignidad del pueblo, de todo el pueblo, tanto de quienes votaron por él, como por quienes no lo hicieron.
Creo que en este momento, ésta debería ser la máxima prioridad del Gobierno, ¿no les parece?
valross69@hotmail.com