Más batallas sobre la misma Guerra Económica

El mercado de las burbujas [1]

Tan pronto de inicia la producción de mercancías entre artesanos lejanos y consumidores se hace necesaria la figura del o de los intermediarios, una cadena más o menos corta, más o m. larga, según las distancias de marras entre los productores y consumidores finales.

Las siguientes ecuaciones dan una idea de cómo se ha desarrollado ese comercio y particularmente cómo, además de las mercancías objeto de transacciones como valores de cambio y valores de uso, los primeros a cargo del comerciante, los segundos a cargo del consumidor final, además de las mercancías convencionales, decimos, se está comerciando con lo que hoy se denomina y conoce como burbujas o “servicios” meramente inflacionarios, dirigidos a multiplicar el mercado, de manera ficticia y realmente a la vez, mediante la formación e intervención de varios intermediarios en lugar de uno solo que bastaría y hasta seguiría sobrando si cada productor reabsorbiera para sí las funciones comerciales que desde hace siglos cedió a otros capitalistas, como tales y diferentes al productor, pero que jurídicamente podrían ser, inclusive, los mismos productores desdoblados en las personalidades de comerciantes y banqueros, desdoblamiento que preferentemente es practicado a fin de suavizar sus cargas impositivas estatales y municipales, sacar máximas ganancias a un mismo mercado final, etc., etc., etc,

Veamos, pues, los extractos de PRAXIS DE EL CAPITAL I, en cuestión:

“En tiempos mercantiles precapitalistas, la producción de mercancías corría a cargo de artesanos y agricultores, y en su mercado intercambiaban sus mercancías como valores de uso, y a los comerciantes les circulaba su dinero como valor de cambio con un margen de ganancia, como “capital comercial” no desarrollado.

La originaria economía mercantil recogía sólo el intercambio e inversión de dinero en compraventa de mercancías que los comerciantes hallaban en el mercado. En el sistema capitalista se da un proceso de circulación que subsume la producción de las mercancías como una fase adicional a la compra de medios de producción y de mano de obra, como adicional también es de venta de las mercancías fabricadas. Se trata de un capital que en su movimiento va adoptando diferentes formas económicas, y que comience donde lo haga retornará preñado de plusvalía al cumplir su ciclo. Mientras antes se ofrecía mercancías para intercambiar valores de uso, ahora de se hace para la recuperación del capital. Durante el capitalismo, la producción de mercancías produce en paralelo las propias condiciones sociales dentro de las cuales opera un sistema que reproduce explotadores y explotados, burgueses y proletarios, expropiadores y expropiados, capitalistas y asalariados.

Las crisis económicas que hasta ahora conocemos han sido casos puntuales de interrupción circulatoria en uno o más de esos tres mercados, de un capital mundial que a veces sufre trancas en el proceso productivo, otras, en el mercado de bienes terminados, y otras en el mercado de dinero (crisis financieras).”

“Empecemos viendo la composición del capital en tres sectores que bien podrían entenderse como si fueran 3 ramas, o tres modalidades de capital fabril, productivo, comercial y/o financiero, antes del divorcio entre la circulación de las mercancías y su fabricación, o sea, antes de aparecer el Capital Comercial:

Cuadro 1.-

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c v pl V

080- 20- 20 =120

070 -30- 30 =130 } Capital-mercancías de cada empresa

060 -40- 40 =140

----------------------

210 -90- 90 390 } Capital-mercancías de las 3 empresas, y

para c, v, pl y V, capital constante, capital variable, plusvalía (tasa = 100%) y capital mercancía de las 3 ramas o sectores, respectivamente, y para c + v = 300 = capital inicial del mismo “parque” fabril.

Esa situación es insostenible porque cada rama retiraría para sí más plusvalía que otras, con tasas de ganancia = desde 20% hasta 40%. Tal irregularidad provoca la competencia intraclasista conducente a la nivelación de la tasa de ganancia mediante la formación de los precios de producción que garantizan un reparto equitativo de toda la plusvalía arrancada a todos los trabajadores de la economía. Esta participación por igual, al margen de la plusvalía individual responde a la propia negativa del Capitalismo para reconocer que sólo el capital variable crea valor y plusvalores. Por el contrario, cualquier ganancia dentro o fuera de las fábricas se atribuye por igual a todo capital invertido (c + v), independientemente de si se trata de dinero, maquinarias, materias primas o mano de obra útil. Esto es:

Cuadro 2.-

c v pl V (en precios de producción)

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80- 20- 30 = 130 (+10)

70- 30- 30 = 130

60- 40- 30 = 130 (-10)

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Ahora bien, supongamos que esas 3 ramas dan cuenta del PIB, con un volumen de mercancías listas para su venta a través de los inversionistas del capital comercial con un monto igual al empleado por los fabricantes en conjunto, es decir, con 300. Esta incorporación del comercio a la fabricación duplica el capital empleado en el mismo PIB, entonces nominalmente abultado y, en consecuencia, ahora será un capital de 600 el que reclamaría la plusvalía del caso.

Así:

Cuadro 3.-

Datos del Cuadro 1:

---------------------------------------------

080- 20- 30 = 130

070- 30- 30 = 130

060- 40- 30 = 130 +

300, dinero como capital comercial

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600- 90 = 690 capital-mercancías.

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Ahora la plusvalía = 90 se repartirá entre un capital duplicado, o sea, la tasa de ganancia se partirá en 2, será 15% en vez de 30%, según el Cuadro 2.

Ese reparto funciona de esta manera:

Cuadro 4.-

-------------------------------

80- 20- 15 = 115

70- 30- 15 = 115

60- 40- 15 = 115

300 45 = 345

---------------------------------

600 90= 690, valor del capital-mercancía, como si su producción hubiera requerido 600, como capital inicial de fabricantes y comerciantes en lugar de los 300 de los 3 fabricantes del ejemplo.

Los capitales fabriles y comerciales ahora se quedan igualmente con 15% c/u como tasa de ganancia; el sistema se estabiliza nuevamente en un plano de mayor concreción o de cercanía a la realidad. Esta es una primera aproximación o concreción hacia la formación de los precios mercantiles.”

Como ya se puede ir infiriendo, característica de todo fenómeno dialécticamente sujeto a cambios, la primera burbuja se infla hasta con la aparición del primer intermediario, aunque este pudiera cubrir con su intermediación sólo una parte de la oferta inicial, cubrirla toda o seguir abombándola hasta hacerla estallar a punta de nuevos y saturantes intermediarios, según explicamos con más detalles en el soporte o libro de estos extractos.



[1] Extracto de PRAXIS de EL CAPITAL I


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Manuel C. Martínez M.


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