Y ella en revolución

La tasa de ganancia en Capitalismo (Guerra Económica)

Apartando la plusvalía, admitiendo la tasa de ganancia como un recargo al costo, sin embargo, la tasa de ganancia en revolución no puede seguir siendo igual para todos ni en todo momento y circunstancias.

Por ejemplo, en la actual guerra económica, caracterizada por inflación- ingobernada hasta ahora-las tasas de ganancia de los intermediarios no pueden mantenerse igual si los precios o los costos suben por efecto de la misma inflación. Digamos que lo ideal sería: A mayor costo inflado, menor tasa de ganancia.

Desde los más originarios y propios textos publicados en estos mercados censurados por la derecha burguesa[1],  de allí extraemos su definición más vulgar y hasta bodeguera, la misma que manejan los multifacéticos técnicos en Economía.

Se la define como relación cuantitativa entre la ganancia absoluta registrada en libros, o sea, ya hecha la venta, y el monto de dinero involucrado en la producción del volumen de bienes de esa misa venta. Es decir, tanto billete de ganancia sobre otro tanto de billete adelantado en la apuesta dineraria de la empresa burguesa, sea esta fabril, comercial de segunda o bancario financiera.

Por supuesto, el valor del coste de la oferta liquidada es susceptible de mil tracalerías contables[2], pero eso no invalida el cociente en cuestión. Bien, de acuerdo con aquella definición de tasa de g., cada uno de los empresarios, pequeño, pequeñito, mediano, medianito, grande y grandotote, suelen regirse por esa relación, con lo cual salen todos ellos beneficiándose igualmente con una tasa promedia: tanto pongo, tanto porciento saco, y esto es igual para todos los capitalistas, repetimos.

Así, el bodeguero que invierte 1.000 unidades de billete, si saca 30% de ganancia sobre esas 1.00 unidades es porque se embolsilla 300 unidades adicionales que saca del mercado, o sea, termina sacando |1.300 u. e independientemente del origen de la ganancia ya que esta es harina de otro costal[3].

En ese mismo orden, el megamepresario que invierta y apueste en el mercado   mil veces aquel monto del bodeguero, sacará una tasa = 30% tendenciosamente mil veces la de este. Digamos, 1.000.000 de unidades monetarias se traducirán en 1.300.000 u. ¿Será que explota más asalariados en su fábrica, que les sube la tasa de extracción de plusvalía?, ¿será que infla los costos de venta?  Bueno, además de todo eso, la principal explicación de ese asombroso y lineal mecanismo burgués se explica mediante la formación de los evadidos y poco discutidos-salvo para rechazarlos de plano-PRECIOS DE PRODUCCIÓN, sobre los cuales trato en mi ya citado libro de texto, PRAXIS de EL CAPITAL.

Sigamos: De entrada, con la nueva Ley de Costos, Precios y Ganancias, según la cual, su propio enunciado nos dice que la ganancia saldría del mercado: efectivamente, se parte de unos costos, se vende a otro precio y de su diferencia entre ambos se obtendría la ganancia. Esta se medirá porcentualmente según–no sobre el costo involucrado- sino sobre el capital total puesto en la inversión (eufemismo de apuesta), y así se obtendría la tasa de ganancia.

Bien, es aquí donde se “endiabla” el análisis de costo y ganancia que determinará tanto el valor real de la oferta en fábrica como el monto de la plusvalía o ganancia de fábrica-llamémosla así- o ganancia potencial o abstracta, misma que se concreta y reaparece en el precio de venta, a veces igual a la plusvalía, pero, a veces por debajo y muchas veces h. arriba.

Con una tasa de ganancia que se refiera a los simples costos dinerarios y no al volumen de bienes traficados se está alimentando a la propia inflación, además de que, gracias al IVA, el intermediario se hace de un capital dinero con el cual financiar los mismos altos precios de compra y que le generarán mayores a ganancia, según venimos explicando.

P. D.: Modestia aparte: En caso de razonables dudas, estamos a la orden de los Ministerios involucrados para las aclaratorias y detalles correspondientes que tengan a bien consultarme.

[1] Hubo derecha esclavista y también feudal.

[2] Para algo las universidades burguesas le ponen el Birrete y la Toga a tanto contable de irregular conducta, aunque a ellos lo justifica el incuestionable hecho de que respiramos una atmósfera comercial burguesa, y para ella sólo cuenta el billete, y al cjo. la moral, la ética y todas esas pazguatadas que tanto gustan señalar algunos pacatos o repetidores de oficio.

[3] A propósito, algo que no he acostumbrado hasta ahora: Estoy a la orden para sus consultas económicas (marmacster@gmail.com) sobre la base de críticas a la economía capitalista, sus características intrínsecas, etc.



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Manuel C. Martínez M.


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