El contrabando de extracción no es una actividad ilícita nueva, ni novedosa y mucho menos exclusiva de guajiros o colombianos. Cuando la relación peso-bolívar era de 16 por uno, los contrabandistas -hoy disfrazados de empresarios o cooperativistas de transporte- mercadeaban con pocos productos de la cesta básica, con muy pocos de aseo personal y ni se diga con gasolina; ahora que esa relación monetaria se invirtió, los bachaqueros -perdón, los empresarios en cuestión- se llevan desde carretes de hilos, hasta crema dental, pasando por la azúcar, leche, aceite, granos, arroz, papel tualet, jabón azul y la joya de la corona, lugar común que le gusta utilizar al oposicionismo: gasolina.
El presidente de la Asamblea Nacional: Diosdado Cabello se quedó corto al señalar que “el 40% de los productos que se importan se fugan por la frontera hacia Colombia”; con todo respeto camarada y amigo Diosdado, es el 75% lo que en realidad los bachaqueros contrabandean. Los electrodomésticos, el cemento y los repuestos para vehículos también son transportados por los caminos verdes de San Antonio, Paraguachón o Guasdualito, bajo la mirada complaciente de altos jefes militares y con el trabajito eficiente de guardias nacionales y servidores públicos apostados en alcabalas, comandos regionales y oficinas fiscales; hace más de seis años es imposible en las cadenas de tiendas de Maracaibo y el Zulia, disculpen por la publicidad gratuita: Enne, Superlatino, De Candido, Centro 99, Bambi, en fin, comprar un kilo de azúcar o leche, ¡ah! pero usted va vía Los Bucares, 18 de Octubre, Ziruma y en las esquinas de 5 de julio, Las Delicias, Dr. Portillo, Cecilio Acosta, ahí consigue todos esos productos -claro con sobre precio- colocados en una mesa custodiada por los mismos guajiro y colombianos.
Un aspecto que debe tomar en cuenta tanto el gobernador bolivariano: Francisco Arias Cárdenas como el Ejecutivo Nacional, es que los guajiros se hacen pasar por chavistas y hasta por revolucionarios, mientras no les toquen su modo de vida: el contrabando; porque de lo contrario pasan a ser escuálidos. Otra cosa, al igual que los colombianos, los guajiros tienen códigos de sangre que llevan sin ningún temor a cualquier parte del país, de allí que el número de sicariatos en zonas no fronterizas se ha incrementado. El problema del contrabando de extracción tiene una arista familiar muy particular, me explico; el Guardia Nacional apostado en la frontera, si no es guajiro, es hijo de colombiano o está casado con una guajira o con una colombiana, incluso sus familiares son los que organizan esas “cooperativas o empresas de transporte”. Ustedes recuerda por allá en el 2004-2005, cuando el gobierno de mi comandante eterno: Hugo Chávez, ordenó que la Guardia Nacional fuese remplazada por el Ejercito en todo el estado Bolívar, en especial en las áreas mineras, recuerdan, por cuanto la corrupción en el contrabando del oro llegaba a niveles, que Minerven parecía la caja chicha de los amos de las cuencas hidrográficas del sur; bueno algo similar debe ocurrir en el Zulia, Táchira y Apure.
Quiero destacar que estos mismos “empresarios y cooperativistas”, están viajando a otras partes de Venezuela, en especial Portuguesa, para barrer con todo, como lo han hecho en los estados arriba mencionados. Hago la salvedad que no soy xenófobo y menos racista, siento respeto la sociedad colombiana, así como por los pueblos indígenas, el punto es que están desangrando a mi patria y a mi me están dejando sin alimentos. Finalizo, para frenar el contrabando de extracción se requiere de la ayuda del gobierno de Colombia, presidido por Juan Manuel Santos, debido a que es un problema binacional; tal como ocurrió con el contrabando de gasolina por Santa Elena de Uairén, Kukenán, o Kavanayén; el Gobierno de Lula da Silva, impuso multas a quien fuese a cargar gasolina en su carro -en la alcabala brasileña le medían el combustible al vehículo al entrar a nuestro suelo y al salir de él- las multas son tan elevadas que supera el precio del “automotor” utilizado, es decir, sí el vehículo tiene un precio de 200 mil bolívares, por ejemplo, la multa es de 600 mil.