“La vida es maravillosa si no se le tiene miedo."
CHARLES CHAPLIN
Nuevamente fui al encuentro con Anacleto y nuevamente lo encontré rodeado de jóvenes de ambos sexos. Al verme llegar me hizo el saludo de costumbre, con una sonrisa tenue, sin detener la explicación que estaba dando: “Existe una nueva manera de llamar las cosas para justificar la forma como nos despojan del dinero que tanto nos cuesta ganar y que en la mayoría de los casos no nos alcanza para mucho. Entendamos que nosotros no pagamos sólo con dinero, sino con el tiempo de nuestras vidas que consumimos para ganarlo; es decir, pagamos con vida. Por eso las guerras que nos aplican y a las que estamos sometidos van dirigidas a irritar al pueblo para que éste se desahogue echándole pestes al gobierno. Ahora el pan no se llama sólo pan; ahora se llama ‘pan enriquecido y sobado’ para evadir la regulación y justificar el precio especulativo al que nos lo venden, a pesar de recibir a precio regulado la harina de trigo para su producción. La leche pasteurizada ahora se llama ‘bebida láctea’ o ‘bebida lactosa’, el café sólo se expende como ‘café gourmet’. Es decir, así como nos engañaban con el ‘arroz saborizado’, no hace mucho tiempo atrás, ahora nos lo hacen con muchos productos que son de la dieta diaria del ciudadano común, y parece que el gobierno no se ha dado cuenta de ello, porque no se han tomado las medidas pertinentes al caso. Sabemos de la lucha de Maduro contra los hambreadores del pueblo, pero la queja más común que escucho, entre el pueblo, es que al gobierno le ha faltado mano dura para sancionar a estos especuladores que, por tener dinero, se creen con facultades para hacer lo que les venga en gana. ‘Este negocio es mío y aquí mando yo; Maduro manda en Miraflores’ es una de las respuestas mas comunes que recibes de estos asaltadores del pueblo, pero cuando les cae la ley se vuelven unas mamitas llenas de excusas, con su ‘yonofuismo’, para que no los sancionen. Presos debieran meterlos para que escarmienten y sirvan de ejemplo a los demás.”
La estrategia, que los “grandes señores” han utilizado contra los pueblos que luchan por progresar y ser verdaderamente libres, ha sido la misma, desde hace mucho tiempo. Ellos aprendieron que lo que mejor resultado les da es golpear al pueblo donde más le duele: 1º en el estómago propio y el de su familia y 2º en el bolsillo, que es dónde normalmente carga su dinero. Por eso los hemos visto a través de la historia peleando por los medios de producción y por los medios de distribución de productos acabados o no. De ahí que la guerra de clases esté siempre presente en el diario acontecer del ser humano, y hoy en día más vivita y coleando que nunca, ya que no se trata de ‘amos y esclavos’ sino de ‘explotadores y explotados’.
No voy a entrar en la clásica disputa de en cuales manos deben estar los medios de producción, porque para mi está más que claro que ellos deben reposar en las manos de la clase obrera organizada, que es la que crea, manufactura, produce, ensambla y confecciona, por nombrar algunas áreas de producción, el objeto o producto final al cual luego se le aplica la “plusvalía”, producto final al que quizá luego no tenga acceso, por su elevado “precio de venta”, por la plusvalía exagerada que sólo sirve para engordar las arcas de los “financistas”.
El ejemplo más típico de cómo nos están especulando es el de los productos con la etiqueta “gourmet”. Un kilogramo de café “gourmet”, para el momento de publicación de este artículo, es de Bs. 5.800,00 en casi la totalidad de los grandes y medianos expendios de víveres, porque en las bodegas y tienditas populares es aún más elevado. Y no me vengan con el cuento de que compre del normal, del regulado, porque es precisamente por estar regulado por el Estado para proteger el salario del trabajador, que los empresarios no la sacan al mercado. En conversaciones con el gerente de un supermercado, de los grandes de Maracaibo, durante mi investigación, le pregunté a que se debía que ellos no hubieran tenido en sus anaqueles café normal durante los últimos 12 meses. Su respuesta fue tajante: “Porque los proveedores no me lo suministran a pesar de todas las solicitudes que les he hecho”. ¿Me van a decir a mi que empresas, como Café Imperial o Flor de Patria, por nombrar dos ejemplos, sólo producen un solo tipo de café, el “gourmet”, que está libre de regulación y que el café de toda la vida dejaron de producirlo, para que el pueblo se vea obligado a gastar parte de su ya mermado salario al adquirirlo y la coja contra el gobierno?
Es increíble que las embotelladoras de refrescos hayan subido SIETE VECES el precio en lo que va de año y que una botella de DOS litros, que en enero de este año costaba Bs. 250 ya se venda en Bs. 1.200, porque “no forma parte de la dieta básica del venezolano”, y no se le ponga coto a este abuso. Y es que al subir esos precios, de inmediato suben los precios de todas las bebidas, incluyendo el de los jugos.
Las panaderías reciben harina de trigo a precio justo por parte del gobierno y de esa harina sólo se usa para pan popular no más de un 20%, porque el resto la usan para elaborar pan de sándwich, de hamburguesas, de perros calientes y campesino, entre otros, que están libres de regulación, ah… y de “pan enriquecido y sobado”. Cuando se les acaba, y compran harina colombiana de “contrabando” o de “importación permisada”, vuelven con los precios especulativos sin que se les apliquen las sanciones pertinentes. ¿Y el pueblo? Bien, gracias.
Ejemplos existen muchos: la carne, el pollo, los huevos, etc., que si no es porque son suministrados a través de la nueva Gan Misión Abastecimiento Seguro y Soberano del gobierno, no los volveríamos a ver en la mesa de los compatriotas. Pero si dejamos de apoyar estos esfuerzos solidarios y no cumplimos con nuestro deber ciudadano, en esta democracia participativa y protagónica, de trabajar unidos por nuestra hermosa patria, después no salgamos a quejarnos. Ah, pero exijamos al gobierno mas mano dura contra quienes practican este flagelo.
Denuncia a los especuladores y ejerce, por medio del tu Consejo Comunal, el papel contralor que se te ha otorgado para beneficio de todos. No te dejes confundir por quienes se presentan como los “salvadores de la patria” porque en realidad son nuestros verdugos.