El Presidente Nicolás Maduro y el Fiscal General de la República, Tarek William Saab, están dando uno de los pasos más audaces en la cruzada contra la corrupción que se conozca en la historia republicana. Hecho de magnitudes y proyecciones insospechadas para el saneamiento de la administración comenzando por PDVSA la primera y principal industria del país, que venía siendo implotada desde adentro, para gozo del imperialismo yanqui y las transnacionales petroleras y la burguesía traidora, por una red de delincuentes enquistados en altos cargos, complotados con sectores de la empresa privada, compañías anónimas, corporaciones, prestigiosos bufetes de abogados, y con poderosas y extensas redes en el exterior.
Lo que se ha descubierto es de una gravedad extrema y que sólo la honestidad y rectitud del presidente Maduro qua actuó a tiempo con la gran maniobra política que nos llevó a elegir la Asamblea Nacional Constituyente y ella destituyó a la Fiscal delincuente Luisa Ortega Díaz, bajo cuyo mandato se construyó la monstruosa madeja de corrupción que hoy se está debelando, el "dejar hacer", la corrupción del Ministerio Público, con el asesoramiento de su consorte, el también delincuente y traidor Germán Ferrer y la más insólita e increíble impunidad de los delitos, sólo comparable con la impunidad contra los delitos y los delincuentes en la Cuarta República. 10 años de desmontaje de buena parte del sistema de justicia en Venezuela que la pusieron al borde de un profundo barranco, que se frenó a tiempo con la llegada de la Constituyente, la elección de un incorruptible Fiscal General y hurgar en la podredumbre que estaba sembrada pero que está siendo descubierta, y apenas es la puntica.
Las investigaciones trajeron algo que no deja de ser doloroso para los revolucionarios, el descubrimiento de un delincuente de siete suelas, Diego Salazar, en mala hora hijo del que fuera un gran patriota y revolucionario Diego Salazar, hombre probo, íntegro, incorruptible que dio su vida por la Revolución por la que luchó siempre. Si el verdadero Diego Salazar estuviese vivo probablemente moriría de dolor al saber que un hijo suyo es la negación de lo que él fue, un vulgar delincuente saqueando durante 10 años los dineros de Pdvsa, viviendo con el boato que produce la riqueza mal habida como uno de aquellos jeques árabes de un emirato o un saudita que nadan en petróleo. Da asco lo que ha descubierto el valiente Fiscal y, lamentablemente, esa delincuencia salpica nada más y nada menos que una de las figuras más prestigiosas de la Revolución Bolivariana, Rafael Ramírez, en el tráfico y venta subrepticia de petróleo. Cierto o no, deberá probar su inocencia. Debe dejar la incontinencia verbal y el enfrentamiento al Presidente, para preparar una defensa real y objetiva. Su sobrino Diego Salazar lo involucra seriamente. No estamos dentro de la Fiscalía pero conocemos al Fiscal Tarek William Saab, y sabemos que es un hombre no sólo íntegro y honesto sino que jamás se dejaría manejar o ser instrumento de nadie. Acaba de demostrarlo cuando la derecha fascista ejerció sobre él las más insólitas presiones, utilizar incluso miembros de su familia para que se doblegara a la sedición y a la traición para defenestrar a los miembros del Tribunal Supremo de Justicia.
El decisivo y audaz paso político dado por el Presidente Maduro, que evitará el derrumbe de la Revolución, –yo lo califiqué de Revolución en la Revolución en un trabajo reciente sobre este tema–, le salió al paso al plan que ya el imperialismo yanqui tenía montado para destruir el proceso bolivariano con una acusación de corrupciones masivas de dirigentes revolucionarios. Esto nos recuerda la magistral jugada política del Comandante Fidel Castro con el caso del General Arnaldo Ochoa y los Hermanos La Guardia, quién conjuró una trama monstruosa de narco tráfico donde Cuba era utilizada de puente para llevar la droga proveniente de Colombia que enviaba en cártel de Medellín. Hubo un juicio a Ocho por contrabandista, corrupto y poner en peligro las operaciones en Angola, y los hermanos La Guardia que ya habían montado toda la estructura y puesto a la orden a Varadero, en Matanzas, donde aterrizaban las avionetas con cargas de drogas procedentes de Colombia y Panamá y de allí salían para los Estados Unidos. Antes que actuara el imperialismo, incluso con una invasión militar, Fidel le salió al paso y se produjo el descubrimiento de aquel monstruoso complot. El que quiera documentarse sobre ese proceso puede leerlo en el libro: "Vindicación de Cuba".
Pero la mediática internacional trata de sacarle punta a este caso para involucrar desde el Presidente Maduro para abajo en todo el alto mando político y militar de la República, pero la gran maniobra fue conjurada, momentáneamente detenida.