Sistemáticamente se han introducido y permanecen los seres con sentimiento ambivalente que han mostrado por conveniencia su simpatía chavista como corderos. De esa forma inadvertidamente conviven y tiñen de rojos sus franelas en los eventos donde la revolución reclama presencia.
Sin comprometer su postura ni pensamiento estas personas de cuello blanco con pañuelos rojos, rezan que nunca les toque ponerse la franela con la cara del comandante, ni mucho menos realizar ningún cántico patriótico, o corear letras de canciones necesarias. Sólo una razón obedece, la necesidad básica de cuidar sus prebendas económicas. Válida pero sin esencia de sinceridad. Tenemos que comprender y analizar la posibilidad de su rebelión segundos antes, frente a la máquina de votación, para cuando estos corderos salten la talanquera, y se rebelen bajo el manto del secreto del voto.
Responsables los camaradas somos, al testificar esta realidad sin negociar la necesidad de los corderos por jugar a pastores ideológicos unos, estar autoengañados otros, ser oportunistas muchos, pero verdaderos somos pocos. Saborearemos el triunfo del SI, sin la ventaja de diciembre pasado, lo cual deberá llevarnos luego, camaradas, a concienciar nuestro rol protagónico para la creación del hombre y mujer socialista, que defienda y difunda nuestra revolución para el bienestar colectivo sobre los intereses individuales.
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