Mérida, capital turística, estudiantil y cultural de los andes, en medio de tantos inconvenientes, no deja de mostrar el camino cuando se quiere hacer un trabajo cultural de calidad.
Hoy gracias a la capacidad y al empuje de un grupo de jóvenes estudiantes y bailarines, pertenecientes a la conocida Compañía Ballet Estable de la Universidad de Los Andes, los cuales nos brindaron este pasado fin de semana un auténtico regalo de Navidad, con la presentación de la conocida obra de Hoffman “El Cascanueces”.
Un hermoso espectáculo que reunió a mas de ochenta bailarines en escena, a pesar de lo estrecho del recinto seleccionado para su presentación, el viejo Auditorio Cesar Réngifo de la ULA. Una gran cantidad de público sé dió cita durante viernes, sábado y domingo para presenciar esta importante y difícil obra del ballet clásico.
Debemos hacer igualmente un reconocimiento, por su valioso trabajo a la Fundación Ballet de Mérida, al Ateneo de Ejido y a la Academia “Margarita Acevedo” de Colombia, quienes a pesar del poco tiempo que tuvieron para ensayar, lucieron con su magia y estilo propio, como solo los grandes artistas lo pueden hacer.
En medio de tanta emoción por la respuesta del público, el cual colmó todas las localidades del César Rengifo, durante esos tres días. Se me ocurre en tiempos del Niñó Jesús, pedirle en nombre de toda la comunidad amante de las artes, a las nuevas autoridades de la ilustre Universidad de Los Andes, que se le asignen mayores recursos financieros a este grupo de jóvenes bailarines del Estable, para nadie es un secreto lo costoso, que significa obtener zapatillas de calidad.
Por otra parte el ciudadano merideño se merece un moderno recinto, en donde pueda presenciar los grandes espectáculos musicales, teatro, danza y el ballet clásico. Ya es hora señor rector que se piense mas en la comunidad y se adecue a los nuevos tiempos, en una ciudad en donde al parecer nunca ha existido la planificación a futuro. Una ciudad que hoy se ve abarrotada de turistas nacionales y extranjeros.
Un teatro en donde las campanas del rectorado no perturben el buen desarrollo de una obra del talento artístico.