El diario de Oscar Heck – el 31 de mayo del 2024

Recién leí el reciente artículo de opinión de José García:

Para que tanto estudiar; gano más vendiendo chupetas

Bueno …

No quiero comentar sobre su artículo, especialmente ya que José García obviamente presenta argumentos sólidos (dentro de un contexto social normal), pero lo que él ha dicho tiene que ver directamente con lo que yo vivo a diario aquí en Venezuela desde que me mudé a Venezuela permanentemente hace casi 14 años atrás, cosas que forman parte de mi diario, es que, vivo lo mismo que ese chupetero del artículo de José García, entonces, lo que haré aquí, será de presentarles a ustedes un contraste a la lógica de José García, o sea, les demostraré que en probablemente muchísimos casos, en estos tiempos anormales, en casos como el mío y probablemente la mayoría de los casi 8.000.000 de venezolanos y venezolanas que se han ido del país últimamente (y que siguen yéndose), su lógica y sus argumentos, aunque sanos, realmente no se aplicarían a Venezuela, ni hoy, ni durante el tiempo de Chávez, ni antes de Chávez, ¿por qué?, bueno, porque la buena educación venezolana siempre ha sido y sigue siendo atrofiada y hasta estrangulada y asesinada por la acrcaica cultura colonial mental y física venezolana, la cual, en mi estimación no ha cambiado por nada en probablemente 200 años, y que desde el 2013 ha estado retrocediendo hacia los tiempos de los cavernícolas, matando cualquier semblanza de la valorización práctica de la educación.

Por ejemplo, nuestra cultura retrograda colonial incluye absolutamente, la cultura de la corrupción y del individualismo y del egoísmo, o sea, el sálvese quien pueda, y la viveza criolla, esa es nuestra cultura con pocas excepciones, lo cual impide que la buena educación colectiva e individual pueda contribuir positivamente al crecimiento de la sociedad en su conjunto en estos tiempos modernos, y por eso mismo, los venezolanos y las venezolanas mejores educadas siempre (o casi siempre) se han ido del país a ejercer su conocimiento honestamente y noblemente en otras culturas que no son necesariamente tan retrasadas y arcaicas, coloniales, individualistas, egoístas, y por ende, corruptas.

En mi estimación, la adquisición de una buena educación (digamos universitaria, etc.) aquí en Venezuela, le valdría la pena a una persona honesta con buenos valores humanos, pero solo cuando de antemano estaría dispuesta a ejercer su arte en el extranjero.

Por otro lado, la buena educación adquirida aquí en Venezuela, pero por una persona dispuesta a abandonar, vender o negociar sus valores humanos (de tenerlos en primer lugar por supuesto), sí que le valdría la pena. Existen muchos ejemplos, entre ellos, varios escritores aquí en Aporrea quienes escriben a favor del actual Estado venezolano violador flagrante de los derechos humanos y de la Constitución, entre ellos varios que aun vendieron sus principios y valores para formar parte de la ilegítima y fraudulenta asamblea nacional constituyente del 2017, entre ellos varios venezolanos y venezolanas muy bien conocidos y muy bien educadas que hoy creo se arrepientan.

En esos casos, sí que vale la pena educarse bien, sin embargo, en mi experiencia trabajando o colaborando con algunos de los más reconocidos investigadores científicos y matemáticos del mundo (David Suzuki, Donald Kingsbury, John Nash, Buckminister Fuller, etc.) les puedo decir que son pocas las personas bien educadas que estarían dispuestas a dejarse tragar por la corrupción para “avanzar” sus carreras o su imagen público. A veces se cometen errores, pero yo diría que, en general, una persona bien educada, honesta, y noble, no se venderá, y, aquí en Venezuela, es casi imposible avanzar en su carrera a menos de vender su alma a quienes detienen el poder sobre nuestra sociedad (ver los ejemplos más abajo).

Entonces, les presentaré mi caso, verán a qué me refiero.

El caso mío no es único, he conocido a varias personas venezolanas, científicos y genios muy bien educados, pero muy honestas, nobles, y les han pasado igual, es que, el ejercicio de las ciencias requiere la honestidad, es esencial. Nadie puede construir ciencia en base a especulaciones y mentiras, nadie. Bueno, ninguno de ellos jamás pudo conseguir ni un solo puesto científico aquí en Venezuela, ni siquiera dentro de las instituciones científicas venezolanas, todos tuvieron que hacer carrera en el extranjero, por no vender sus almas a la corrupción colonial venezolana que plaga nuestra sociedad.

Bueno …

No es para lucirme, no, porque yo no soy así, pero primero les contaré sobre mi educación y sobre mis capacidades, etc., esto, con el fin de poner en contexto el resto de mi historia (versión corta).

A los 13 años de edad descodifiqué códigos secretos del gobierno de Canadá y construí mi primera computadora con madera, cobre, un motorcito eléctrico, y un tubo de televisión que modifiqué. A esa edad también estudiaba matemáticas libremente sin pago (por ser tan joven) en la Universidad de Montreal (en francés), es donde conocí a Buckminister Fuller, y más tarde a John Nash.

A los 14 años de edad inventé el paré para los autobuses escolares (que me robaron) que hoy se usa a nivel casi mundial en los países norteños. Mientras tanto, seguía estudiando la secundaría, además, en paralelo, estudiaba un curso mixto especializado universitario que fue diseñado para los 64 mejores estudiantes de Canadá, es más, estudiaba la arqueología con un arqueólogo francés.

A los 15 años, me fui de la casa a vivir en las calles y a ver el mundo, pero eventualmente terminé el liceo, con honores, y después de haber viajado y vivido en las selvas, etc., volví a estudiar dentro del sistema educativo canadiense a los 24 de edad en ingeniería mecánica (McGill), donde fui uno de 50 seleccionados entre los 5000 mejores estudiantes preuniversitarios del planeta (y no había hecho ningún curso preuniversitario).

Allí solucioné un problema de excavadoras que nadie en aquel entonces había podido resolver, cálculos que son utilizados hoy para resolver los problemas relacionados y diseños de los equipos electrónicos de controles para las excavadoras de todos tipos (que les ahorra millones de dólares operativos a los dueños de los contratos de excavación a nivel mundial), ver:

https://www.mdpi.com/1424-8220/20/10/2881

También inventé, entre un montón de aparatos, el sistema de paré que se usa hoy en varios países norteños, especialmente donde hay mucha nieve, lo cual a veces impide que se vean claramente los otros pares en las cercanías de las intersecciones, causando graves accidentes:

Ver la primera foto: https://fr.wikipedia.org/wiki/Panneau_stop

Durante ese tiempo fui invitado a ser miembro de Mensa, una sociedad diseñada para agrupar a gente con cocientes intelectuales muy elevados, pero no me gustó (muchos de ellos son muy arrogantes), y me rehusé a unirme a ellos, aunque yo fui el único del grupo que pudo resolver en menos de 2 minutos un problema que nadie más pudo resolver en el tiempo indicado.

También trabajé con algunos de los astrofísicos del centro de investigación Rutherford de la universidad de Mcgill en los cálculos y el diseño de la nueva table de elementos con isótopos.

Ver: https://www.quora.com/How-do-you-find-isotopes-on-a-periodic-table

Bueno, eso es suficiente sobre mi cerebro …

Entonces …

¿Qué me ha pasado aquí en Venezuela con respecto a mi buena educación y talentos y conocimiento y saberes?

Bueno, les voy a contar.

En el 2005, le dejé a Chávez (en persona pero en manos de sus ministros) una copia de un documento donde expliqué el diseño y el funcionamiento de unas 6 invenciones tecnológicas que todavía no existen pero que salvarán el planeta, simultáneamente facilitándoles la vida a todos los pobres del planeta. También dejé una copia a uno de los ministros de Fidel Castro, sin embargo, en ambos casos, los ministros de Chávez y de Fidel Castro, se robaron mi presentación. Ni Chávez ni Castro jamás vieron el documento. Sospecho que algunos de ellos vendieron uno de esos conceptos a algunos o a todos los siguientes consorcios científicos privados:

https://www.dw.com/en/worlds-tallest-solar-chimney-going-up-down-under/a-597381

https://stockhead.com.au/tech/evm-determined-solar-tower-power-will-energy-source-future/

https://en.wikipedia.org/wiki/The_Solar_Project

Lo bueno, para mí, es que ninguno de esos consorcios ha entendido los principios científicos detrás de mi invención, y por ende, sus proyectos no funcionarán como previsto (en el documento yo no divulgué los principios científicos y los cálculos relacionados a la nueva termodinámica asociada a esa y otras invenciones del futuro).

Bueno, con las otras 5 invenciones mencionadas en ese documento, no podrán hacer nada, simplemente porque esos ministros y sus idiotas (sí, idiotas) de asesores, no son capaces de entender nada al respecto, son básicamente nulos, entonces publicaré un nuevo documento en el futuro al respecto, cuando sea propicio hacerlo, pero excluiré cualquier colaboración o asociación con el Estado venezolano o con cualquiera de sus instituciones o universidades.

No me acuerdo en qué año fue, creo que fue en el 2008, hubo un concurso para los inventores venezolanos promulgado por el Estado venezolano, donde me robaron 3 invenciones, y donde probablemente robaron cientos o miles de invenciones de los pobres inventores de nuestro país.

Sí señor.

No sorprendentemente, pocos años después, fui contactado por dos ministerios (ministros asignados por el actual jefe de Estado) invitándome a encontrarme con ellos para unirme a sus causas políticas e intereses personales (grandeza, dinero, reputación, etc.), pero, debía hacerme ciego a la corrupción interna, algo que yo no estaba dispuesta a hacer. En mi opinión, solo querían usarme para lucirse ellos, y probablemente para terminar de robarme mis ideas para ellos lucrarse a espalda mía.

Desde hace unos 10 años estoy trabajando en una increíble invención para destilar el agua de mar y transformarla en agua potable gratuita (y funciona, le falta refinación) para todas las comunidades costeras del planeta, algo que podría resolver el masivo y crónico problema de agua potable que tenemos aquí en las costas de Venezuela, pero no, aunque mi proyecto avanza en secreto, no puedo hablar con nadie aquí en Venezuela, porque:

1) sea que negocio con las mafias del agua del Estado para no quitarles a ellos demasiados negocios corruptos en la venta ilegítima del agua potable a la ciudadanía, o

2) tendría que venderles la propiedad intelectual y callarme para que ellos enseguida la desaparezcan, o

3) si me niego a negociar con ellos, simplemente me roban la propiedad intelectual y me mandan a matar.

Podría inscribirme a alguna universidad venezolana, y, por ejemplo, hacer un doctorado en termodinámica (que es la base científica para buena parte de mis invenciones), pero yo no soporto lo que es la palanca, el besatraserismo, y el tipo de inmoralidad y corrupción que se practica (en base a mis observaciones) en absolutamente todas las universidades de Venezuela, entonces, estoy jodido, y mis invenciones, las cuales existirán en el futuro, pero fuera de Venezuela, jamás serán desarrolladas aquí.

Por eso vendo chucherías en la playa.

Y no soy el único educado aquí en las playas vendiendo chucherías, hay ingenieros, profesores universitarios, artistas famosos pero despreciados, cantantes famosos, igualmente despreciados, diseñadores de ropa, enfermeras, de todo, ejerciendo el arte de la buhonería porque aquí la educación generalmente no es nada dignificada, ni debidamente recompensada, no señor, más bien es despreciada a cambio de la rampante codicia que existe dentro de nuestro sistema social, o sea, es el dólar que [siempre] manda, y [siempre] manda por encima de todos los valores positivos de la sociedad, como la honestidad, la moral y los valores humanos positivos, por ende, por encima del saber y del conocimiento, del sano desenvolvimiento social, de la productividad, etc.

Mi cerebro, mi conocimiento, mi saber, no valen nada para resolver los monumentales problemas que tenemos aquí en este país, no señor, solo valen, aquí en Venezuela, cuando yo pueda enriquecer a alguien con mi cerebro, o cuando mi cerebro pueda inflar sus egos, allí sí que mi cerebro vale, allí sí que valgo algo.

Somos millones en el mismo predicamento, o sea, no somos excepciones a la regla.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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