La lección política de la resistencia del pueblo Yukpa y de Sabinito

“Si usted no nos apoya pues tampoco nosotros lo apoyamos a usted”…

En algún momento me propuse tratar de interpretar la problemática nacional desde los hechos concretos que han puesto de relieve las comunidades indígenas Yukpa, Barí y Wayu que han liderizado la resistencia indígena en la Sierra de Perijá: la lucha por la liberación de la tierra en manos de ganaderos, la soberanía plena sobre el subsuelo y sus riquezas (la no explotación de las mismas), el respeto a la naturaleza, la conquista del autogobierno territorial, y en estos momentos la lucha por el derecho a la administración propia de la justicia (argumento de derecho que como los demás ha sido pateado por el Estado, en este caso el TSJ). Es en definitiva un verdadero concierto programático de conquistas revolucionarias, siendo la más avanzada en ese sentido de todas las resistencias vivas del pueblo venezolano ya que junta desde su particularidad casi todos los tópicos de lo que son hoy en día las luchas de liberación por emprender a nivel nacional.

La tesis en todo caso ha quedado confirmada con esta nefasta decisión del Tribunal Supremo de Justicia de declarar sin lugar el amparo constitucional introducido este año en favor de la autodeterminación jurídica de los pueblos indígenas. Efectivamente en el Perijá se condensa una matriz de lucha revolucionaria tan intensa, terca y profunda que no le ha dejado espacio al Estado y el gobierno para demagogias neutralizantes y mareos retóricos (al menos dentro de lo que es el nudo militante de la resistencia interna en la Sierra). Lo han emplazado a definirse sobre el fondo del drama histórico que vivimos, obligándolo a develarse tal cual es: un Estado colonizador y burgués al servicio de los viejos y nuevos poderosos, propios o exógenos.

Fueron suficientes dos semanas, plantadas allí más de 80 personas frente al TSJ, para forzar al Estado – representado en esta oportunidad por nuestros magníficos, honestos, brillantes y colaboradores magistrados- a patear el texto fundante (utilizando los argumentos más ridículos, leguleyos, formalistas -unas supuestas “fallas procedimentales”) que en principio lo legitima como instancia suprema de poder. Una manera expedita de recordarnos otra vez que la forma-estado es un orden de fuerza rígido que sin lugar a dudas “usa” la ley más no lo obliga en absoluto, mucho menos si la aplicación efectiva de algunos de los derechos contemplados en la carta magna supone una pérdida de mando para el concordato estatal.

Pero además del desenmascaramiento del TSJ en su decisión, sin olvidar el papel de esquiroles que jugaron los funcionarios del Ministerio de Asuntos Indígenas quienes día tras día se dedicaron a dividir, insultar e intentar convencer a la comunidad apostada frente al TSJ que no tenía ningún sentido insistir en la lucha por derechos efectivamente contemplados pero que el “Poder” no está dispuesto a reconocer (decían como medida para el alivio provisional del alma: “pero fíjense en la cuarta república los hubiesen sacado a patadas de aquí, ven como han cambiado las cosas nosotros no hacemos eso”…entonces todos nos pusimos muy contentos y le agradecimos muchísimo su suprema clemencia). Sin embargo, lo más interesante de estas dos semanas de resistencia pasa por dos elementos a mi parecer claves en esta lucha:

En primer lugar se reactiva una sensibilidad debilitada tanto por el problema indígena como lo que supone la lucha por los derechos autogobernantes. Es decir, el centro de lo que fue el inicio de la revolución bolivariana; los principios y realización efectiva de una democracia revolucionaria capaz de invertir las relaciones de poder hacia los que siempre han sido despojados de todo derecho y por supuesto de todo poder real, vuelve a ser el argumento central de la lucha popular a través de la resistencia del pueblo Yukpa y la causa indígena. Esto supone una ganancia política al proceso revolucionario concreto particularmente importante, sobretodo en tiempos donde el cuestionamiento al aparataje burocrático y corporativo instalado desde las esferas de gobierno se extiende a todo el movimiento popular. Lástima los miedos y juegos cobardes ante los chantajes “de arriba” que impiden por lo general un apoyo más decidido a las luchas de resistencia que no han aceptado precisamente ningún tipo de chantaje y criminalización, y que suponen un cuestionamiento a fondo de las relaciones de poder dominantes. En todo caso, frente a la “malinche” y su odiosa mirada (así llamaron los propios indígenas a una connotada funcionaria del ministerio de asuntos indígenas que dirigió por más de cinco días y de manera ininterrumpida el ejecútese esquirol del ministerio) pasaron decenas y decenas de personas y colectivos de base a colaborar, oír, compartir, comer, dormir y divulgar la razón absolutamente justa que inspira las luchas de resistencia en el Perijá y lo que en estos momentos supone la demanda por la libertad de Sabino, Olegario, Alexander, cabezas históricas de esta resistencia. Llama la atención también la presencia de los colectivos estudiantiles que vienen luchando por la libertad de William Sanguino, dirigente estudiantil chavista preso en el Táchira, y de su consecuente colaboración. Una razón común de lucha que une y fortalece.

El otro punto es a mi parecer el punto clave después de tanta imbecilidad y abuso por parte del gobierno ante el problema de Perijá, y que no es más que un rápido paréntesis en la última declaración ante los medios (en obligado silencio de los medios públicos por supuesto y divina manipulación de los privados) de quien llamamos “Sabinito”, hijo de Sabino Romero y actual cacique de Chaktapa en sustitución de su padre. En el medio de su declaración este muchacho en su particular castellano que no sabría reproducir con exactitud dice en forma tajante: “si el gobierno no nos apoya a nosotros pues entonces nosotros tampoco lo apoyamos a él, no vamos a apoyar a nadie y nos disponemos a luchar y defendernos solos”. Una manera muy digna y directa para recordarle a todas las podredumbres del Estado primero que ellos existen como pueblo les guste o no, con las leyes y magistrados de su lado o no; recordarnos la trascendencia de un pueblo frente a lo efímero de cualquier poder. Luego Sabinito nos da a todos una lección política que al menos yo no le había oído a nadie en estos últimos diez años: con unas cuantas palabras le deja en claro a todos los gobernantes y no gobernantes desde el presidente para abajo que estos que llamamos revolución es, entre muchas otras cosas, una alianza histórica entre un estamento político liderizado por Hugo Chávez y una inmensa base popular hundida principalmente en la marginalidad. Y es eso, una “alianza política” no una relación de niños y caudillos, o de seres luminosos y hablantes frente a un pueblo gris, obediente, callado que aplaude y se retira. Y como toda relación política tiene sus condiciones que si no se cumplen se rompe. La brillante y revolucionaria actuación de los ministros de asuntos indígenas e interior y justicia en lo que respecta a la problemática de la Sierra, además de la cizaña puesta por infinidad de esquiroles de la burocracia, mas el silencio presidencial, han llevado a estas comunidades Yukpa por esa decisión, que no es más que su reafirmación como seres políticos y “protagónicos” en una historia a la cual nunca han tenido derecho de participar. Es una perfecta y dura lección de cómo un movimiento popular real asume su condición política plena y le exige a un gobierno absoluta equivalencia de poderes en la dialéctica de su propia relación. Por supuesto ningún mando está obligado a responder positivamente frente a los intereses particulares de nadie, pero en este caso y cuando Sabinito expresa “si usted no nos apoya…” no lo está afirmando en nombre de los intereses particulares de nadie, ni siquiera de los más interesados en esta lucha que es obviamente su familia, su padre y su comunidad, lo hace en nombre de todos los pueblos indígenas, recordando la decisión singular que han tomado aquellos que han asumido directamente las luchas de resistencia en el Perijá. Este “no apoyo” no es una decisión ideológica, es una decisión estrictamente política, restableciéndose a sí mismo y a todo el movimiento militante, allí desde la madre tierra desde la cual hombres como Sabinito digamos que están fundidos, la condición humana plena, responsable y decisiva.

No sé si todo esto ha sido un fracaso o no desde el punto de vista de las conquistas buscadas, pienso más bien que el gran fracasado en esta oportunidad es el mismo gobierno, porque allí sí, el imperio cada vez más expansivo en su seno de intereses particulares, subalternos y explícitamente contrarevolucionarios están destrozando lo que es todavía ilusión de muchos…bravo por aquellos que nos recuerdan que esto no se resuelve en la ilusión sino en la política y la decisión…que viva el pueblo Yukpa, libertad para sus dirigentes…

(Ultima hora: acabo de recibir por mensaje la información del traslado de los tres caciques Yukpa a la cárcel de Trujillo, lejos de su territorio, de sus familias, de los espacios de solidaridad inmediata, siguiendo la misma estrategia gringa y española de alejar a los presos “peligrosos” –ejemplo los vascos- de sus tierras originales; decisión que tomó la sala penal del TSJ un día después de la toma de la plaza que acompaña su palacio, cosa nada casual. El Estado, de manera reiterada se ensaña con estos dirigentes que no han dado permiso para ninguna forma de chantaje ni político ni económico; una prueba más de su naturaleza y razón de ser. Ahora aislados serán tratados por una justicia ordinaria absolutamente contraria a los valores libertarios que constituyen a estos personajes. Además, es seguro que le seguirán imponiendo un régimen carcelario sobradamente cruel e inhumano como hasta ahora lo han llevado. Pedimos solidaridad para estos luchadores, es hora que la honra militante y bolivariana vuelva a probar su vocación ética, liberadora).



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Roland Denis

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

 jansamcar@gmail.com

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