En el año 2002, un crucifijo azul sirvió para amansar pasiones y amortiguar las rabias. Las gentes que andábamos en las calles, nos fuimos a nuestras casas, mascullando decepciones por las oportunidades perdidas y con el resabio propio de quien anticipa tropiezos e impunidades. Lamentando, sí, aquella cruz…
El tiempo ha hecho lo suyo y ha venido marcando, puntual e inexorablemente, el ritmo de un proceso que se contradice y que, lamentablemente, da la impresión de retroceder o, peor aún, de fortalecer al monstruo que dice combatir. Son muchos los signos que observamos, entre ellos:
1. Cientos de campesinos y líderes comunitarios asesinados, amedrentados, amenazados y perseguidos por gentes cuyos nombres son un secreto a voces, sin que haya la más mínima intención de lograr justicia. Consecuencia: Impunidad y la consiguiente molestia popular.
2. Planes, programas y proyectos en todos los ámbitos, sin los debidos estudios de impacto ambiental o, cuando los hay, solo se hacen por cumplir el requisito y no para mitigar los daños que se generan. Consecuencia: Deterioro ambiental y subsecuente pérdida de diversidad biológica.
- En vez de valorar y potenciar el conuco y la agricultura indocampesina, tal como establecen la constitución, la Ley de Tierras, etc., tenemos ofertas de modernización de la agricultura venezolana, que implican el aumento de la frontera agrícola, la utilización de tecnologías de punta, maquinaria agrícola, agroquímicos (para ello se han ampliado las respectivas plantas de urea y amonio), etc. Es decir, a contrapelo de lo que firmamos en las conferencias mundiales a favor del Ambiente (Ejemplo Kioto, Río + 20), hacemos ingentes esfuerzos por parecernos a los países “desarrollados”, y convertirnos en agroexportadores (algún día) y sobreexplotadores de nuestra Pachamama. Consecuencias: pérdida de saberes ancestrales, marginación del campesinado, desiertos verdes, disminución de la biodiversidad (uno de nuestros principales recursos y características como trópico), piso de arado, contaminación de suelos y aguas. En fin, contribuiremos al calentamiento global, a la pérdida de la cosmovisión de nuestros pueblos ancestrales y al fin de la humanidad toda.
- Se plantea tener en el país 50 millones de habitantes, en el mediano plazo. Ello, sin medir las consecuencias en cuanto a capacidad de suplencia de necesidades básicas, agotamiento de recursos, etc. Consecuencia: caos demográfico, aumento de los índices de pobreza y exclusión, más hambre.
- Agrovenezuela despertó enormes expectativas y develó las ineficiencias y deficiencias existentes en los organismos adscritos al Ministerio de Agricultura y Tierras, especialmente en el INTI, pues quedó en evidencia que, después de tantos años, aún no hay un registro confiable de los predios y sus ocupantes. Además, quedó en evidencia la profunda necesidad que aún aqueja a pequeños y medianos productores(as), siempre ajenos(as) a los planes crediticios. Consecuencias: El porcentaje de cobertura (censados vs financiados) es realmente irrisorio. Las necesidades del campo venezolano siguen sin estar atendidas. Las instituciones que, en un principio, comenzaron trabajando articuladamente como debía ser, andan hoy día, cada una por su lado. Los requisitos aumentaron, al igual que las decepciones. Se desarticularon equipos de seguimiento y asistencia técnica. Todo ello a espaldas de un poder popular que no termina de cuajar ni de ser tomado en cuenta.
- Se promueve y celebra la instalación de fábricas de automóviles, artefactos eléctricos y electrónicos, etc., con lo cual se impulsa el consumo o adquisición de dichos bienes, cuyo uso redundará en mayor consumo de combustibles fósiles, mayor congestionamiento, incremento del stress, disminución de la calidad de vida.
- Se firman convenios con China, Brasil, etc. Economías llamadas emergentes, cuyo estilo de vida, cada día se parece más al de los Estados Unidos. Es decir, ayudaremos a esas economías a seguir el derrotero de las potencias que han destruido gran parte de sus riquezas naturales, con su voracidad en el consumo de recursos y velocidad en la generación de desperdicios. Consecuencias: nuestro futuro como humanidad, hipotecado y acortado aún más.
- Se pregona y se utiliza el poder popular, como escudo y como bandera. Sin embargo, este poder está mediatizado, controlado, contenido y hasta ninguneado por las instituciones, organismos y personas que detentan el poder estatal. Consecuencia: una gran masa popular queriendo hacer, a veces cansada, siempre luchadora, pero desmovilizada de sus verdaderos objetivos.
En medio de esta realidad que nos arropa, de esta cruz que nos persigue, el presidente nos presenta el borrador del Plan Nacional de la Nación: 2013-2019, en el cual se esbozan 5 objetivos estratégicos, esperanzadores:
I. Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la independencia nacional.
II. Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI en Venezuela, como alternativa al modelo salvaje del capitalismo y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad”, para nuestro pueblo.
III. Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en nuestra América
IV. Contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional en la cual tome cuerpo mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del universo y garantizar la paz planetaria.
V. Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana.
a. Construir e impulsar el modelo económico productivo eco-socialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional, óptimo y sostenible de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza.
b. Proteger y defender la soberanía permanente del Estado sobre los recursos naturales para el beneficio supremo de nuestro Pueblo, que será su principal garante.
c. Defender y proteger el patrimonio histórico y cultural venezolano y nuestroamericano.
d. Contribuir a la conformación de un gran movimiento mundial para contener las causas y reparar los efectos del cambio climático que ocurren como consecuencia del modelo capitalista depredador.
Este último objetivo estratégico es, quizás, de los más importantes, pues se refiere a la preservación del planeta y, por ende, de la humanidad. Ello implica que se realicen cambios sustantivos en las políticas ambientales y agrícolas del país, en la consideración de lo agrario, de lo trascendente humano para la producción armónica. Producir para y por la vida. Darle al conuco el respeto y consideración que merece como elemento articulador de saberes, esperanzas y cosmogonías. Orientar nuestros procesos productivos hacia el hacer campesino originario. Reivindicar las prácticas ancestrales, en defensa y protección de nuestro patrimonio cultural, y hacer de Venezuela una Potencia Productiva basada en sus pequeños y medianos productores y productoras, capaz de autoabastecerse y de hacer un uso eficiente, racional y responsable de la tierra y el agua. Con ello, se contribuirá a una visión integradora, colectiva, socialista de la vida y sus prácticas. Esta armonía de producción y de vida, generará paz. Esta paz será difundida y defendida en todos los terrenos.
Igualmente, todas las políticas de Estado, deben conducir a un uso racional de la energía, la construcción ecoamigable, el buen vivir, la disminución del consumismo, al cambio y/o eliminación de planes y proyectos que promueven el desarrollismo, la conservación ambiental, protección y resguardo del campesinado y sus tierras (no más asesinatos por encargo), cambios profundos en las relaciones de producción, estímulo a modos de producción socialistas, colectivización del trabajo y sus beneficios, entre otros.
Todo ello implica un cambio radical, verdaderamente revolucionario, a lo interno, pero también a lo externo. Un impacto en las expectativas de cientos de transnacionales y en sus modelos de producción. Un golpe a un sistema que está moribundo y que lucha por sobrevivir. Ello supone mayores riesgos para nuestro país, pero más esperanza para una vida con significado, en unidad y en armonía. Nuestra América es la ventana a un nuevo modo de convivir, basado en nuestras ancestrales formas de sobrevivir.
Parece que ahora sí nos quitaremos esa cruz…
C.A.R.I.A.C.O.
(Colectivo Ampliado para la Restauración e Investigación de la Agricultura Campesina y Originaria)
nymphamar3@gmail.com