Charrasqueo del Pájaro Libre

Apuntes en torno a la Libertad absoluta del Cantor Julián Conrado (VII)

Colombia y Venezuela: Amor hasta el olvido Amor

Jamás dejare de agradecer con infinita emoción, al Comandante Hugo Chávez por enseñarnos a querer como hermanos (que lo somos) a los compatriotas colombianos. A respetar su historia que es la nuestra desde el inicio de todo, desde mucho antes que llegaran los violadores asesinos de Europa, arrasando con cuantos “animales silvestres” no le obedecían ni leían la Santa Biblia católica a la fuerza.

Desde niño, se nos enseño que para nada debíamos juntarnos con los colombianos “esos” que llegaron al barrio, los negritos feos ni la catira colombiana, porque son quién sabe qué, y bla, bla, bla. Nos calaron y tatuaron que los colombianos en Venezuela eran invasores y gente mala, que solo venían a terminar de echar a perder la sociedad, con anti valores y negocios ilícitos.

Mi padre fue Guardia Nacional por mucho tiempo, más de dos décadas y media le entregó su vida a esa fuerza armada nacional. De él aprendí todo lo contrario, él como fiel y buen marabino, conocedor de la vida neogranadina, nos enseñó que aquello no era así, que el Colombiano era un heredero de las glorias de Bolívar, y por lo tanto había que abrazar su presencia y saludar su compañía. Los gobiernos de entonces, solo utilizaron a los compatriotas de Colombia para el usufructo y el desarrollo vertiginoso del narcotráfico. A nuestras hermanas guajiras las violaban y cuando no, las aprovechaban (cual mulas), para el contrabando de diversos rubros y productos.

La relación Colombo-Venezolana era hipócritamente hermosa, por lo que si alguien deseaba insultar a un hermano del pueblo de José Asunción Silva, solo le decía “colombiano”, con aquella extirpación visceral que drenaba todo su odio. Era psicótico y envenenadamente inhumano el extremo a donde se llegaba para sacudirse a un neogranadino. Quien sabe de la historia del futbol y de otros deportes, sabe también el modo y trato en plenas competencias entre los equipos bilaterales.

¡Qué pesadillas, hermanos! Las que nos impusieron culturalmente. Las que nos vendieron y nos hicieron comer con el sistema pululante del capitalismo. Nos dividieron por siglos y aun así nos dejamos arrebatar nuestra historia. Colombia fue en la mente del Generalísimo Francisco de Miranda, el Gran Revolucionario y maestro de toda la Revolución, una enorme Comuna de Paz y unidad patriótica que hundió el vagabundo sin alma del Santander y sus secuaces lacayos en Venezuela y Ecuador. Colombia fue en la mente y el espíritu de Bolívar, la gran Aldea con fuerza popular para su desarrollo humano, soberano e independiente.

Entonces,  vienen los fantasmas de Santander y Pedro Carujo a resucitar, a deambular por las calles de Bogotá y sus pueblos. Vienen los asesinos a exterminar niños con capacidades especiales, a ciudadanos libres y campesinos. A desplazarlos solo para ganar espacios territoriales y poder sembrar sus sanas hierbas y amapolas con las que serán maltratadas con químicos para producir sus malditas drogas, engordar su sistema y acabar con la vida humana.

Vienen ellos (los cosiateros), quienes dicen que las FARC-EP y el ELN son los malos, los mismos que históricamente nos enseñaron que Venezuela y Colombia eran dos países distintos, que no somos hermanos de nada y en nada y que no debemos unirnos. Que es necesario defender nuestras “fronteras” de los “guerrilleros asesinos”. Ellos, los mismos que intentaron asesinar a Simón Bolívar en Bogotá, aquel 25 de septiembre de 1828, quienes mataron a Sucre y masacraron a Galán, a Gaitán, a miles de colombianos inocentes. Vienen ellos a brindarles nuestras tierras originarias a los gringos para instalar sus bases de muerte y salen con sus carnavales mediáticos, llamando a la “paz”, “no más balas”, llamando al desarme del pueblo (las fuerzas armadas sublevadas en Colombia, no son más que campesinos y profesionales, que tomaron las montañas, lamentablemente, para poder sobrevivir y salvar a sus familias del genocidio paramilitar, es decir, de la matanza diaria que propina el gobierno y hace creer por sus prensas públicas, piernas abiertas, que son las guerrillas) y mientras tanto ellos se arman más contra el pueblo.

Entonces, compañeros, aun con todo el conocimiento que tenemos de nuestras derrotas y traiciones, seguimos dándole fuerza al enemigo. Aun con toda la historia que hemos leído y que nos han contado por siglos, quienes hoy admiramos, seguimos bajándonos los pantalones ante el enemigo. ¿Qué carajo hacemos, llamándonos revolucionarios y nos entregamos fácilmente? Algo así, como si conociéramos la novela y al final, sabiendo que vamos a morir, no intentamos cambiar el libreto sino más bien, dejar correr su cauce definitivo.

A Venezuela, vino un colombiano, hace ya dos años. Fatigado de tantos bombardeos genocidas, quebrantado en salud, cansado de tanta persecución, a él como a su familia, incluso a su madre, abuelita ya, la persiguen por terrorista, por guerrillera mata gente. ¡Qué descaro! Este compañero neogranadino, del pueblo de Turbaco, del departamento de Bolívar, cercano a Cartagena, se ha convertido en una referencia de la canción popular en latinoamérica. Sus cantos son denuncias vivas de las oscuras  acciones desarrolladas por los gobiernos neoliberales que llegan al Palacio de Nariño. Sus canciones sencillamente son balas de amor por la LIBERTAD de su Patria colombiana. Este compañero cantor colombiano se llama Julián Conrado, y nos enseña como Ali Primera (en su canción la Guerra del Petróleo), como Hugo Chávez Frías, a dar todo por AMOR, a luchar sin ningún interés personal, a levantar los pueblos en la unidad por el Socialismo y la definitiva independencia. Este guerrillero de la Paz, tomo su fusil musical (guitarra), montó sus botas de solidaridad y echó a andar las montañas de la vida por una razón sencilla, abrazar la risa de los niños como única y verdadera esperanza viva de una Revolución.

Este Cantor nuestro, Colombiano campesino, desde hace 2 años y más, esta PRIVADO DE LIBERTAD en la ciudad de Caracas, y aun las autoridades no saben ¿por qué ni qué hacer con él?

¿Cuánto de pesadilla quedara todavía?, nos dice Silvio Rodríguez.

Termina otro día, otra semana. El Cantor Conrado resiste las sombras y los aquelarres de su Patria, cantándole desde su Carraca a esta Revolución. Por la ventana de la vida hasta la montaña de la esperanza presente, La Revolución Bolivariana.

Sin tanto perendengue, le cantaremos a la paz.

Amando Venceremos.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2366 veces.



Neybis Bracho

Escritor, editor, actor y promotor cultural. Licenciado en Letras de la Universidad de Los Andes. Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural de la Universidad Simón Rodríguez. Investigador de la historia del arte contemporáneo latinoamericano y europeo. Colaborador de varias revistas culturales y políticas del país. Ha sido publicado en la Biblioteca Hispánica de España, así como en varias Antologías poéticas de Venezuela (Imaginar la Distancia, poesía larense del siglo XX de Yeo Cruz, II Antología de Poesía de la Asociación de Escritores del Estado Mérida 2006, Artesa Poética de La Patana, Mérida 2001, Antología Festival Mundial de Poesía, Venezuela 2011). Actualmente se desempeña como Docente de la Cátedra de Literatura e Historia de Venezuela en el L.B Julio Segundo Álvarez de Carora. OBRA LITERARIA: Ha publicado los poemarios Glaciales (Ediciones AEDAS 1997), Vergeles de Rosas (UCLA 1998), Clepsidras y Sombras (ULA 1999), Púlpito de Faunos (ULA 2002), Contra Silencio (Gobernación del Edo. Mérida Ediciones GITANJALI 2002), Vástago de Abril (Axawa Editores. Primera Edición 2003), Fuentes de Luces (Axawa Editores 2007. Publicación acompañada con un CD con la voz del poeta, en una selección de varios libros del autor) Oficio de Existir (Fondo Editorial CONCULTURA 2008), Memoria de Viajes (Axawa Editores 2009). Ceremonia de Fuego (Axawa Editores 2010). Cuaderno de Relámpagos (Axawa Editores-LibrOris 2011) América Espada (Axawa Editores 2012). Cuenta con una obra inédita entre las cuales se encuentran: ALI Guitarra Izada (Ensayo sobre la canción de Ali Primera), Hora Ceniza (Poesía), Versos de la Vieja Sombra (Poesía), Prosa sin Pasado (Poesía), De La Vieja Aldea (Crónicas, anécdotas y memorias de Calicanto). Artemidoro y Otros Cuentos (Narrativa).Versos Furtivos (Poesía), Versos Dispersos (Poesía).

 nevallejo@yahoo.com

Visite el perfil de Neybis Bracho para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Neybis Bracho

Neybis Bracho

Más artículos de este autor


Notas relacionadas