Terror en la cárcel

A propósito de los trágicos sucesos que se acaban de producir en la cárcel de Sabaneta, Maracaibo, creemos oportuno volver a dar a conocer un artículo publicado en Aporrea con motivo de los hechos suscitados en los Rodeos I y II

   Bueno, si los que acompañan incondicionalmente a la oposición en todos sus desafueros y atentados contra la paz y la tranquilidad del país no sacan las debidas conclusiones que deben sacar de los trágicos sucesos ocurridos en la cárcel del Rodeo I y II, y en los que lamentablemente fallecieron dos abnegados militares  venezolanos y herido otro número importante de ellos, entonces es porque son un caso perdido de los cuales el  país no puede esperar nada bueno y, porque, además, son objetos ciegos de su propia destrucción.

   Porque ahí los tuvieron a los de la oposición- abogando con la mayor desfachatez y con una vehemencia digna de mejor causa, por la libertad de unos forajidos, que si están presos no es por repartir flores y sonrisas sino por atentar alevosamente contra la vida y los bienes de los venezolanos; por haber cometido toda clase de crímenes espantosos contra la ciudadanía. Y sin embargo, ahí estaban esos ridículos payasos, como son el ladrón del Julio Borges y Capriles Ladronski, pidiendo a través de sus medios de comunicación, además de la libertad de los detenidos, el respeto de los derechos humanos de los mismos. En ningún momento pensaron estos alcahuetas en las miles de inocentes víctimas de esos facinerosos, no pensaron en los derechos humanos de honestos trabajadores y padres y madres de familias porque los delincuentes no respetan ni sexo ni edad-, que por oponerse al robo de sus vehículos o de otros bienes, cayeron abatidos por las balas asesinas de estos despiadados criminales. Cuántas desgracias familiares, cuántos huérfanos, cuántas viudas, cuántos parapléjicos, en fin, cuántos sufrimientos y lágrimas derramadas por culpa de estos desalmados bandoleros. Y sin embargo, para la oposición estas víctimas no existen. Para ellos sólo existen sus colegas de fechorías. Porque esta oposición es tan inescrupulosa y delictiva, amén de peligrosa, como los que, como fieras sedientas de sangre, se están matando entre sí y matando a todo el que, por desgracia, llegue a estar en la mira de sus armas de fuego. La única diferencia con éstos es que usan corbata y paltó.

   La verdad es que son incontables las víctimas que en Venezuela ha dejado la delincuencia. Víctimas de todos los delitos que la sanguinaria y prolífica imaginación de estos lombrosianos es capaz de urdir e inventar. Entre otras muchísimas recuerdo la jovencita de Las Terrazas del Ávila que, después de un penoso y angustiante cautiverio en manos de su secuestrador, murió finalmente a manos de la policía de Caldera. Hay que imaginar la terrible angustia y desesperación, el terrible suspenso, que debieron haber vivido los familiares de esta joven compatriota durante el largo tiempo de las negociaciones. Estoy seguro que después de lo ocurrido estas personas, sus familiares, no han podido ser las mismas. El terror al que fueron sometidas durantes las negociaciones, les ha impedido ser lo que antes eran, les ha impedido recobrar la normalidad de sus vidas, y estoy seguro que jamás la recobrarán.

  También, por supuesto, recuerdo el asesinato que en la persona de Gustavo Pulidor, jugador de la Guaira, perpetrara el inefable Hernancito, uno de los crueles asaltantes de Las Terrazas del Avila. Debido a este doloroso hecho que enlutó el mundo deportivo nacional y, muy particularmente el zuliano, pues debido a un jonrón suyo Las Aguilas del Zulia pudieron conquistar el triunfo en una serie del Caribe, debido a este doloroso hecho, repito, quedó una inconsolable viuda, tres pequeños huerfanitos y una familia destruida. ¿Qué habrán sido de la vida de estos niños y de su mamá? Guillén prometió ayudarlos, ojalá así lo haya hecho.

   El otro aspecto de este secular problema carcelario son los familiares de los presos. Es verdad que una buena parte de estos allegados a los detenidos nada de privados de libertad, delincuentes, reclusos, presos y punto- son personas de costumbres sanas, nada distinto del promedio, personas que sufren un injusto castigo a causa de la conducta delictiva no irregular- de sus parientes. Pero también es cierto que estas no son todas, porque una buena parte de ellas participa, son cómplices de sus hijos, hermanos, maridos, etc., porque han hecho del delito su modus vivendi, es decir, que viven del ejercicio profesional del delito. Y es esta gente las que no sólo les introducen la droga sino también las armas, utilizando para ello, fundamentalmente, los servicios de los guardias civiles a quienes compran con atractivos sobornos.

   Pero si algo positivo han tenido estos sangrientos sucesos, si es que se puede hablar de positivo, es que ha quedado al descubierto, completamente al desnudo la cínica hipocresía de los desaprensivos Tartufos de la oposición. Estos sujetos han venido escandalizando sin descanso con el asunto de la inseguridad, y resulta que los lugares donde ellos gobiernan son los que precisamente registran los mayores índices de criminalidad. El Zulia, por ejemplo, es una región paradigmática que confirma plenamente esta afirmación, pues se trata de un estado virtualmente secuestrado por el hampa. Donde los cuerpos policiales no están al servicio del ciudadano, sino al cuidado y protección de las operaciones económicas de las diferentes mafias que, con la mayor impunidad, operan libremente en esta región. De allí que aquí sea el miedo y la incertidumbre los sentimientos que condicionan permanentemente la vida de las personas, pues no se sabe en qué momento ni en qué lugar pueden ser atacadas por el hampa. En el semáforo, en la cola, en el cine, en el estadio, en la escuela, en la casa, en fin, en cualquier parte. En este sentido, llama poderosamente la atención y sobrecoge el espíritu las páginas de los periódicos, especialmente de Panorama, donde se reseñan las jornadas delictivas de todos los días. Estas páginas aparecen regularmente repletas de títulos como estos: asesinado un grupo de jóvenes en una fiesta; mientras reparaba su carro le dispararon catorce balazos; de un tiro en la cabeza perece el vendedor de una ferretería, por celos matan a una mujer en los Haticos; matan a un hombre por ajuste de cuentas y así ad infinitum.

   Pero, además, la causa de tal escándalo protagonizado por la oposición, no responde a una genuina preocupación por la seguridad de la gente, pues como ya hemos visto la preocupación esencial de estos farsantes son los derechos humanos de los delincuentes, sus colegas, de nadie más. Ayer, por ejemplo, murieron dos abnegados servidores públicos, dos abnegados y valientes guardias nacionales, y nadie oyó por parte de los fariseos de la oposición ni de la iglesia, la menor palabra lamentando tan desafortunado suceso. Y no lo podían hacer, porque la campaña de ellos y de los medios se orientaba a hacer creer que los responsables de la masacre provocada entre los mismos delincuentes habían sido los guardias, y eso que ni un solo tiro fue disparado por ellos.

   Yo creo que la actitud que se han venido asumiendo en situaciones como las que se están viviendo en el Rodeo II, son absolutamente contraproducentes, pues envían un falso mensaje de debilidad que les hace creer a los presos que por parte del gobierno no existe la menor voluntad de enfrentarlos decididamente, de hacerlo con el suficiente carácter con el que se deben enfrentar actos de rebeldía como los protagonizados por ellos. Y ojo, no es que esté proponiendo una masacre contra los reclusos, pero sí que se asuman estas situaciones con la suficiente firmeza y energía, que les haga pensar que no se vacilará en apelar a los métodos de represión que sean necesarios para rescatar el orden y la disciplina en los recintos carcelarios. En este sentido, expresiones como humanismo, gracias a Dios,etc., propias de beatas, pero no en quienes representan la autoridad, deben ser reemplazadas por voces  enérgicas de mando, que indiquen voluntad, decisión  y carácter. En mis tiempos de muchachos nos guiábamos por un lema: vale más una ronca a tiempo que un coñazo bien dado, y por supuesto sin descartar el coñazo. Y a propósito de coñazo una recomendación  a ese digno General Mota Domínguez: no permita que un degenerado de la oposición, por muy diputado que sea, le falte el respeto. Si se atreven a hacerlo, péguele un coñazo en la jeta, General. Usted está muy bien respaldado por nuestro pueblo.

alfedoschmilinsky@hotmail.com          



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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