Quizá por primera vez desde que Vanessa Redgrave criticó a sionistas que la amenazaron por su apoyo a la causa palestina al recibir un Óscar en 1978, el tema de Israel y Palestina provoca una polémica de esta intensidad en Hollywood.
En las últimas semanas se ha comentado cómo Penélope Cruz, Javier Bardem, Selena Gómez y la cantante Rihanna han sido atacados por figuras como el actor Jon Voight, entre otros, por atreverse a criticar la ofensiva de Israel, a tal nivel que se retractaron para decir que sólo están a favor de la paz en la región. Otras figuras, como el comediante liberal Bill Maher y el famoso locutor de radio Howard Stern, han denunciado como antisemitas a los que se atreven a criticar a Israel.
En esta gran polémica, casi siempre hay referencias, a veces entre líneas, a veces abiertamente, al supuesto control de Hollywood por los judíos. Es un hecho que existe una amplia, explícita y profunda afinidad con Israel entre algunos de los más altos ejecutivos de los principales estudios de películas y televisión que son de origen judío. Muchos participan en actos de alto perfil en apoyo a Israel, incluso en actos oficiales con ese gobierno.
Pero más allá de algunos intercambios vía redes sociales y declaraciones repetidas por diversos medios de algunas figuras poco influyentes en términos relativos en el ámbito público, político o comercial de este país (el ultraconservador –y no judío– Voight, Joan Rivers, Maher), hay algo aún más notable en esta coyuntura en Hollywood: el silencio de casi todas las figuras más poderosas y destacadas de Hollywood sobre la guerra.
De hecho, en esta coyuntura, en esa capital del entretenimiento, reporta The Hollywood Reporter, "la regla #1: hablen de cualquier cosa política en Hollywood… con excepción de Gaza". Por un lado, los simpatizantes influyentes pro Israel buscan descalificar –y callar– las expresiones de condena de las estrellas con el argumento de que no deberían comentar sobre algo que no entienden, o que están mal informados; y si eso no funciona, siempre está la acusación de que son antisemitas. Pero al mismo tiempo, los más poderosos de este sector han optado por no decir mucho, o nada, en público, a favor de Israel.
Al parecer, hay algo más importante que esta disputa: el business. Algunos ejecutivos han admitido que se atreverían a decir más, pero que trabajan para empresas que están en la Bolsa de Valores, o sea, que son parte de conglomerados y, por lo tanto, el negocio es más importante que lo que opinan del conflicto.
El Jewish Journal, el principal periódico de la comunidad judía de Los Ángeles (la segunda más grande del país, después de Nueva York), señala que casi sin excepción no hay una sola voz en las capas más altas de Hollywood –ningún ejecutivo en jefe de un estudio, ninguno de los directores y productores más reconocidos– que se haya atrevido a expresar apoyo a Israel en esta guerra. De hecho, esto ha alarmado a algunas figuras pro Israel, reporta el Jewish Journal, que preguntan dónde están las voces de Barbara Streisand, o el director Steven Speilberg, el jefe de Dreamworks Jeffrey Katzenberg o el alto ejecutivo de NBCUniversal Ron Meyer, entre otros. Algunos de los más grandes y mejor conocidos promotores de Israel han sido los menos expresivos, reportó el Journal.
Más bien, en el sector de entretenimiento, las voces de denuncia y condena contra Israel y/o solidaridad con los palestinos han sido más numerosas –de hecho, el Washington Post caracterizó las crecientes críticas a Israel como algo que está rompiendo lo que ha sido un tabú de Hollywood hasta ahora: hablar mal de Israel. Entre los que se han expresado destacan los directores Jonathan Demme, los actores John Cusack, Mark Ruffalo, Mia Farrow, Whoopi Goldberg y músicos como Annie Lennox y Tori Amos, entre otros.
El famoso guionista de teatro y televisión Tony Kushner, la escritora y legendaria feminista Gloria Steinem y actores como Mandy Patinkin y Wallace Shawn, la dramaturga Eve Ensler, los músicos Brian Eno y Roger Waters, los directores Demme, Ken Loach, Mira Nair, y Andre Gregory, entre otros, participan en proyectos de la organización Voz judía por la paz, que incluye un video en el cual presentan nombres de los civiles palestinos muertos por los militares israelíes en Gaza.
El muy influyente comediante y comentarista satírico Jon Stewart –también judío– no sólo ha criticado la ofensiva de Israel, sino a quienes atacan como enemigos a los que se atreven a criticar las políticas de ese país. En su programa The Daily Show comentó: miren, obviamente hay muchas opiniones fuertes sobre esto, pero simplemente mencionar a Israel o cuestionar de alguna manera la efectividad o la humanidad de las políticas israelíes no es lo mismo que ser pro Hamas.
Aunque muchos que se atreven a expresar solidaridad con Gaza reportan amenazas y torrentes de acusaciones en su contra –incluso obligándolos a retirar o matizar sus comentarios–, no hay algo parecido a lo de Redgrave en 1978, cuando integrantes de la Liga de Defensa judía quemaron una imagen de la actriz por su apoyo a la causa palestina, mientras se colocaron francotiradores en las afueras de la sede de los Óscares ante las amenazas de muerte que recibió.
Su Óscar fue por su participación en la película Julia, donde ella y Jane Fonda tenían el papel de luchadoras contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial. En su discurso denunció a los que la amenazaban como un grupito de delincuentes sionistas cuyo comportamiento es un insulto a la estatura de judíos alrededor del mundo y su gran y heroica historia de lucha contra el fascismo y la opresión, y también celebró a los que resistieron el macartismo en Hollywood.Ver su discurso.
La supresión de la libertad de expresión en Hollywood no es algo nuevo. Vale recordar que uno de sus íconos, Charlie Chaplin, fue expulsado por sus opiniones políticas durante el macartismo. Cuando se enteró de que le habían revocado su visa estadunidense cuando viajaba a Europa en el Queen Elizabeth, comentó: regresar o no a ese país infeliz no tendría gran consecuencia para mí. Me hubiera gustado poder decirles que mientras más rápido me deshiciera de ese clima rodeado de odio, mejor; que estaba harto de los insultos y la pomposidad moral de Estados Unidos.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/08/08/mundo/032n1mun
Tomado de Rebelión.org