Resulta irónico el titulo de este artículo, cuando es imposible devolverles la vida a tres adolescentes, los cuales junto con el chofer de la familia fueron vilmente asesinados por psicópatas a quienes poco importó destrozar directamente a sus familias y conmocionar a millones de compatriotas.
Una situación de esta naturaleza debe ser condenada con toda la firmeza, pero dando respuesta inmediata a un hecho que se repite a diario en mayor o menor medida en el resto del país; especialmente en los estados fronterizos, en los cuales, la industria del secuestro y el sicariato han tomado características muy peligrosas, que se han trasladado hasta los estados centrales y la propia región capital.
Para los antisociales, robar, violar, secuestrar y asesinar, no distingue entre clase social ni sexo; sino revisen las cifras de víctimas, incluso de niños, niñas y adolescentes, quienes llegan a ser presa fácil de los delincuentes, cuya vida en muchas ocasiones tiene el valor de un par de zapatos.
Es claro que un crimen de esta magnitud, además de generar un profundo rechazo e indignación por la forma en que fue cometido, tampoco es menos cierto que existen sectores plenamente identificados que intentarán a partir de tan dolorosa circunstancia, obtener dividendos políticos a causa del dolor, el llanto y el sufrimiento de las familias por la pérdida de sus seres amados; lo cual obliga al resto de la sociedad a rechazar esta práctica perversa; tal y como esta siendo manejado por algunos “personajes” de plantas televisivas y emisoras de radio
En tal sentido, la protesta contra este vil asesinato y la delincuencia en general, debe ser conformada por todos los sectores de la sociedad, incluyendo el Sistema de Protección del Niño (a) y del Adolescente, quienes deben exigir ante las instancias correspondientes, no sólo para que éstos logren la aprehensión inmediata y justicia en contra de los asesinos de los hermanos Faddoul, sino también emplazar a las autoridades para que respondan de manera enérgica con la “limpieza” de los cuerpos de seguridad del Estado, revisión a fondo de la estructura judicial y, acelerar la conformación de la Policía Nacional a través de la ley respectiva.
Venezuela entera está de luto. Pidamos a Dios por el descanso eterno de los hermanos Faddoul y Miguel Rivas.
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