A 4 años del asalto al poder con la complicidad del imperialismo yanqui

El fascismo en su más acabada expresión

A cuatro años de ocurrido el golpe de estado conducido por cúpulas militares, empresariales, sindicales y de la iglesia católica, con el apoyo estratégico y financiero de Washington, que instaló por breves horas en la presidencia de la República al máximo dirigente de Fedecámaras, Carmona Estanga, frescos están en la memoria de los venezolanos hechos y acontecimientos que pusieron al descubierto en pocas horas los más importantes detalles de la conspiración, así como su carácter fascista.

No solamente se advirtió el propósito de instaurar una férrea dictadura por el contenido del decreto que leyó el inefable Daniel Romero en palacio luego de la juramentación de Carmona, sino que se hacía evidente por la inmediata persecución de funcionarios del gobierno derrocado y dirigentes y simpatizantes del chavismo por todos los cuerpos policiales a lo largo y ancho de la geografía venezolana, destacándose por su bestialidad la que desató la policía Metropolitana de Peña, Vivas y Forero en las calles del centro de Caracas y áreas aledañas

Pero el hecho que queremos resaltar en esta corta nota, porque es la más clara demostración de la horrible pesadilla que le esperaba a los venezolanos de haberse consolidado el régimen de Carmona, fueron las declaraciones del General de la Guardia Nacional Damiani Bustillos transmitidas a través de los canales de la TV privada el día 12, luego de que fueron barridas las instituciones de la democracia de un sólo plumazo, cuando advirtió, palabras más, palabras menos, que: “que tenemos ploteados (*) y perfectamente ubicados a los círculos bolivarianos, de manera que sepan que vamos tras de ellos…”, con toda seguridad para exterminarlos, pues no debemos olvidar que durante las campañas de la oposición que precedieron al golpe de Estado, sobre todo aquellas transmitidas por las "jineteras de los medios" (Globovisión, Radio Caracas TV, Venevisión y Televen), quienes pertenecían a esas organizaciones populares eran calificados en sus discursos de todas las horas, de alimañas y delincuentes de la peor calaña.

Hay por supuesto más evidencias del carácter fascista de la conspiración en otras transmisiones televisivas de mismo día 12 y el siguiente, como por ejemplo el vejamen a que fueron sometidos el ministro Rodríguez Chacín y el parlamentario Tarek William Saab, cuando fueron detenidos por la policías municipales al mando de los Alcaldes de Primero Justicia, quienes actuaron en ambos casos como los propios cancerberos de la dictadura, así como el asedio a la embajada de Cuba, las declaraciones de Escobar Salom a la periodista de Venevisión Ana Vaccarela recomendando que se sometiera por la fuerza al gobernador del Táchira quien se resistía a ser desalojado por los golpistas de su residencia oficial, la cacería despiadada de la dirigencia alta y media de los partidos afectos al gobierno a través de llamados persistentes a la población por la TV para que delatara sus escondites, etcétera, etcétera, pero las amenazas de Damiani Bustillos fueron, sin duda alguna, la expresión más acabada de lo que se proponía hacer ese gobierno espurio con el pueblo. Algo equivalente a lo que ocurrió en Chile una vez que fue asesinado Salvador Allende e instalada la dictadura militar pinochetista: asesinatos colectivos en el estadio y en las barriadas de la capital chilena.

Hemos querido recordar una vez más estos episodios porque marcan un instante de nuestra historia política donde la degradación de los sectores de la burguesía criolla fue puesta de manifiesto en términos del mayor odio durante esas aciagas horas de abril/02 en su interés por recobrar los privilegios que por decenas de años mantuvieron bajo su control absoluto en detrimento de los intereses sagrados del pueblo y porque al mantenerlos muy vivos en nuestra memoria, estamos convencidos de que con ello contribuimos a evitar que vuelvan a repetirse.

(*) Término de uso generalizado por agrimensores y topógrafos para expresar que han definido en un plano la localización y cabida de un terreno a partir de puntos cartográficos reconocidos como tales por convenciones oficiales preestablecidas.


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Iván Oliver Rugeles


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