Vista la aglomeración de evidencias del carácter devastador de la dirigencia opositora, no me doy permiso para creer que sus seguidores no se dan cuenta. Tanta estupidez es impracticable. ¿Será por eso que las encuestas señalan un desplome desbocado de su popularidad?
Así y todo ¿cómo explicar que aún haya respaldo siquiera residual para grupos abiertamente terroristas? ¿Síndrome de Estocolmo? ¿Pulsión de muerte? ¿Sadomasoquismo?
Primero muerta que igual, piensan algunas personas para quienes la diferencia social es clave de vida. Glorifican los privilegios, el racismo, el machismo, la homofobia. Para esa gente el motor de la humanidad es la distinción. De ti me interesa más lo que nos aleja que lo que nos acerca. Lo llaman afán de superación, iniciativa privada…
Sería aceptable si fuera solo un punto de vista en un intercambio leal. Lo trágico es que en nombre de eso montan guarimbas, es decir, tensan guayas, incendian, mutilan, asesinan, como estamos viendo en estos días, como hemos visto en 18 años.
Me acerco a mi casa y me topo una barrera de fogatas y debo escurrirme por otra calle de la ciudad que amo, del barrio a donde me mudé hace 48 años, porque unos galfaros me niegan dictatorialmente el derecho a mi vivienda en su lucha contra una supuesta dictadura. Pero lo que más me chisporrotea es que hay gente del vecindario —que me saluda cortesmente a diario— que baja a suministrar botellas para bombas incendiarias que luego estallan en sus narices.
Me descamina que haya quienes prefieren ese infierno a cualquier contexto de paz. En las fosas comunes de Irak reina ahora la democracia. Hay gente que ansía el infierno iraquí, libio, sirio, afgano porque no consigue papel higiénico… He oído hablar de melindre, pero esto es ridículo. Están felices porque Trump bombardeó Siria violando toda legalidad y hasta el don de gentes. Y lanzó la madre de todas las bombas. Varias potencias europeas menearon la colita desde su alfombrita. Súbitamente el amansado Trump dejó de ser un payaso furioso para ser un digno presidente de los Estados Unidos de América. La gritería mediática contra él se silenció en horas.
¿Por qué hay quien quiere vivir en esa ridiculez criminal? No soy inteligente como la oposición para entender eso.