En estos grises días venezolanos, suele uno hacerse muchas preguntas, porque, aunque se haya vivido unos cuantos años, ello no garantiza certezas, en consecuencia buscamos respuestas ante insólitas situaciones, que parecen simples repeticiones del discurrir de los seres humanos en la historia.
Sin embargo no debemos dejarnos atrapar por simplismos. En este andar en la vida, hemos convencionalmente aprendido a "entender" y si la cosa es muy complicada la "justificamos", en eso hemos adquirido ciertas destrezas y hasta nos hemos armado de acomodaticias expresiones a las cuales hemos pretendido elevarlas a categorías filosóficas: "El hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra". De aceptar esto y confundirlo con la lógica aristotélica, entonces: estamos fritos.
Muchos talentos nos han antecedido, y copiosa escritura han dejado. En estos tiempos grises en la política nacional, de escaso pensar y por el contrario abundancia comunicacional a través del watsapp, twitter, facebook y otras redes, mientras tanto crece la soledad en las bibliotecas, cosa que nos hace sospechar que pueda tener relación con el déficit en la reflexión. ¿Será por ello que cada vez más nos cuesta "entender" esas oscuras manchas en la política venezolana.
Hace 50 años, (Febrero 1969) hubo una fuerte movilización militar en la "Isla del Burro", conocida también como campo de concentración "Rafael Caldera", en el Lago de Tacarigua O Lago de Valencia. Se trataba del cierre de esa prisión y el envió de un centenar aproximadamente de prisioneros a la Cárcel Modelo de Caracas en Pro-Patria. Aquello se hizo bajo un amplio despliegue militar de autobuses y vehículos militares diversos, ordenes de mando a diestra y siniestra, red de transmisores, etc. Con esa decisión el gobierno del Presidente Caldera, daba por liquidado ese horrendo centro de reclusión, de larga historia en la represión.
Las características constructivas de esta cárcel imitaban a la de los nazi, (Galpones de reclusión, dentro de un cerco metálico y garitas) algunas construcciones administrativas y un cuartelillo ubicado en un elevado promontorio, integrado por efectivos de los cuatro componentes de las Fuerzas Armadas. Este Centro carcelario, vergüenza de la Nación, en manos civiles y militares, cuyas características inhóspitas aceleraban el deterioro de la salud de los prisioneros, cuestión no ajena al conocimiento de los jefes políticos y militares gubernamentales.
La Isla del Burro, antiguo campo de reclusión de las viejas dictaduras, fue reactivado comenzando la década del 60 por la "Democracia representativa" y convertido en un Campo de concentración de prisioneros políticos; ubicado en el centro del Lago de los Tacarigua, y por desgracia simbólica en el corazón del país, entre los Estados Aragua y Carabobo, entidades fundamentales en la industrialización, en el marco de la "Alianza para el Progreso". Esta prisión donde en nombre de la "Democracia" se violaba abiertamente los Derechos de las Gentes, contemplados desde 1948, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de las Naciones Unidas.
¡Claro! ¡Claro!: no hay que olvidar la sacrosanta "Razón de Estado", recordemos que esos individuos eran "traidores a la Patria, revoltosos, guerrilleros, comunistas". ¡¡ Que vaina con el Poder, en todos los tiempos, en todos los gobiernos!!
Sin embargo en honor a la verdad, la Isla del Burro, no siempre fue tenebrosa, tal cosa se infiere del comentario del Libertador Simón Bolívar:
"Muchas gracias, querido amigo, por la bondad con que Vd... me invita a pasar algunos días en la Isla del Burro: ¡qué más quisiera yo que estar juntos, retirados de los negocios y entregados a la caza, la pesca y el campo!" (1)
Así respondía Bolívar a la gentil invitación que le hacia el Marqués, del Toro, aristócrata y patriota, emparentado con el Libertador; propietario de la inmensa hacienda Mocundo, ubicada en Guacara y en todos los alrededores, incluyendo seguramente las islas del lago. Hacienda moderna, altamente productiva, que para el asombro del visitante Humboldt (1800) usaban camellos importados de las Canarias, en las labores del acarreo y el procesamiento en los trapiches de la caña de azúcar.
Realmente, cuanto hubiese querido Bolívar estar en esa paradisiaca Isla del Burro, en la pesca y en la caza, y no, en aquellos tormentosos y calamitosos días que precedieron y siguieron, a la Convención de Ocaña, donde se estaba decidiendo la continuidad O no, del proyecto Bolivariano de la unión continental,!! Colombia la grande!
Los sucesos ocurridos después integran los grandes y graves acontecimientos de la historia suramericana y la nuestra como República, que bien vale la pena recordarla para tratar de "entender" al "hombre y sus circunstancias" y el complejo tejido ideológico de su tiempo. El año de 1828, después de la Convención de Ocaña, se activa la red conspirativa que avanza hacia la desarticulación general del proyecto bolivariano, ahora manejaban un crucial argumento político, los plenos poderes asumidos por Bolívar (Dictadura). En ese contexto Los jefes políticos y militares peruanos José de la Mar y Agustín Gamarra, aprovechando las contradicciones en el proyecto colombiano invaden los pueblos del sur: Guayaquil, Bolivia, los santanderistas movilizados en su predica anti bolivariana y se organiza el intento fallido septembrista de magnicidio (Padilla, Guerra y otros) contra el Libertador; se suceden los alzamientos de los coroneles granadinos José María Obando e Hilario López, las ideas monarquistas de algunos bolivarianos se difunden, la disidencia en Venezuela no cesa…. en esas circunstancias un viaje del Libertador, de Bogotá a Guacara, y una visita a la Isla del Burro, era imposible.…. El 09 de mayo del 2016 publiqué en este Portal: "Bolívar en 1828 ¡Que año¡
La isla del Burro, permanece allí, en un lago históricamente víctima de la indolencia oficial y ciudadana; es una acusación permanente de la incapacidad de todos estos gobiernos para ocuparse de algunos asuntos fundamentales para el futuro venezolano.
Venezuela atraviesa un momento poco glorioso en su vida integral. No hemos podido rehacer y construir el gran proyecto bolivariano de la gran Nación de Naciones, y tampoco un Estado Nacional próspero. ¡Ojalá! ¡Ojalá! Que nuestros haberes históricos-nacionales no sigan disminuyendo.
LA REVOLUCION ES CULTURAL
Rafael Castro
A LOS 50 AÑOS DEL CIERRE DE LA ISLA DEL BURRO, LES PRESENTO MI RESPETO Y AFECTO A ANTIGUOS COMPAÑEROS Y A TODOS AQUELLOS CIUDADANOS, QUE EN ALGUN MOMENTO OCUPAMOS ESOS ESPACIOS, NO PRECISAMENTE: GENTILMENTE INVITADOS….
(1).-Bolívar Simón/ al general Francisco Rodríguez (Marqués) del Toro/Cartas del Libertador /Tomo VI (Julio de 1827-1828) Pag 379/Banco de Venezuela/Fundación Vicente Lecuna.