Lo primero que debemos decir, es que la trata de los europeos blancos, el colonialismo y la esclavitud, son las causantes principales de esa tragedia y los gobiernos subordinados a la corona española, los blancos peninsulares y los criollos que se beneficiaron, como fue el caso de Venezuela, a respecto de lo que fue, este gran negocio. Segundo, debemos cuestionar ese oprobioso sistema colonial y esclavista. Para ello, comenzamos con desmontar las mentiras que hasta ahora han continuando ocultas sobre la base de la abolición de la esclavitud.
Cualquiera podría entender, que fue un acto de benevolencia del presidente José Gregorio Monagas, con las y los africanos y sus descendientes ESCLAVIZADOS en Venezuela. Nunca los gobernantes, políticos, militares, los próceres de la patria e historiadores dilucidaron, que esos seres humanos, pertenecientes al continente Africano -de diferentes grupos sociales, culturales y civilizatorios- NO eran esclavos en sus diferentes naciones o grupos étnicos, NO eran Negros. Tampoco profundizaron en QUE fueron SECUESTRADOS, cazados como animales, traídos en contra de su voluntad , -en la mayoría de los casos- y vendidos como objetos en los mercados, comercios o factorías de los blancos europeos, representados en España, Inglaterra, Francia, Portugal y Holanda, con el fin de llenar sus arcas con los dineros, producto de la gran empresa triangular del momento, con el fin de mantener sus reinados o imperios , desarrollar sus metrópolis y financiar sus guerras e invasiones a otros territorios soberanos.
La historia de Venezuela está llena de luchas emancipadoras, libertarias, insurgencias, rebeliones, alzamientos y cimarronajes; todas lideradas por africanos y africanas y sus descendientes, para recuperar su libertad perdida; es decir, nunca estuvieron esperando un decreto hipócrita que solo beneficio a los esclavistas, a quienes el estado o el gobierno presidido por José Gregorio Monagas , tuvo que indemnizar, ya que tener Africanos en condición de esclavizados, era el activo más poderoso, pues de eso dependía su inversión y fortuna; además, ¿quién iba trabajar para producirles riquezas? A esto hay sumarle, el costo político que le causaría, sino tomaba esa medida retributiva.
Esta abolición también nos revela, las contradicciones que nos presenta, la historia colonial de Venezuela -aun vigente-, y la cual, estamos obligados a cuestionar. Empecemos de nuevo, ahora con el 19 de abril de 1810. Se reúne un Cabildo extraordinario como respuesta inmediata a la disolución de la Junta Suprema de España y la renuncia del Rey Fernando VII. Surge un movimiento en la ciudad de Caracas, el Jueves Santo del 19 de abril de 1810, iniciando con ello la lucha por la independencia de Venezuela. El movimiento se origina, por el rechazo de los caraqueños al nuevo gobernador Vicente Emparan, quien había sido nombrado por la Junta Suprema de España, disuelta en ese entonces por orden judicial. En ese movimiento No participan, ni tienen voz ni voto, los indígenas ni las y los africanos y sus descendientes; de manera pues, que la narrativa histórica positivista y colonial, que decía que todos éramos libres a partir de estos acontecimientos de esa fecha, se derrumba por sí sola, al hacerle una revisión objetiva.
Después, revisamos el 5 de julio de 1811.
Con un acta se declara la independencia de Venezuela de la Corona Española, como continuidad del 19 de abril de 1810. Unos extractos del Acta De la Independencia, que nos pueden dar mayores luces con respecto a este tema, son los siguientes:
”A pesar de nuestras protestas, de nuestra moderación, de nuestra generosidad, y de la inviolabilidad de nuestros principios, contra la voluntad de nuestros hermanos de Europa, se nos declara en estado de rebelión, se nos bloquea, se nos hostiliza, se nos envían agentes a amotinarnos unos contra otros, y se procura desacreditarnos entre las naciones de Europa implorando sus auxilios para oprimirnos.”
“No queremos, sin embargo, empezar alegando los derechos que tiene todo país conquistado, para recuperar su estado de propiedad e independencia; olvidamos generosamente la larga serie de males, agravios y privaciones que el derecho funesto de conquista ha causado indistintamente a todos los descendientes de los descubridores, conquistadores y pobladores de estos países, hechos de peor condición, por la misma razón que debía favorecerlos; y corriendo un velo sobre los trescientos años de dominación española en América, sólo presentaremos los hechos auténticos y notorios que han debido desprender y han desprendido de derecho a un mundo de otro, en el trastorno, desorden y conquista que tiene ya disuelta la nación española.”
“Sordos siempre a los gritos de nuestra justicia, han procurado los gobiernos de España desacreditar todos nuestros esfuerzos declarando criminales y sellando con la infamia, el cadalso y la confiscación, todas las tentativas que, en diversas épocas, han hecho algunos americanos para la felicidad de su país, como lo fue la que últimamente nos dictó la propia seguridad, para no ser envueltos en el desorden que presentíamos, y conducidos a la horrorosa suerte que vamos ya a apartar de nosotros para siempre; con esta atroz política, han logrado hacer a nuestros hermanos insensibles a nuestras desgracias, armarlos contra nosotros, borrar de ellos las dulces impresiones de la amistad y de la consanguinidad, y convertir en enemigos una parte de nuestra gran familia”
Como puede observarse aquí, hay una fiel expresión, de quién y para quiénes, era la independencia, o de quién querían independizarse. Imagínese, para esa época, una protesta, visto entonces como un acto de rebelión y por consiguiente, eran oprimidos.
Quienes avanzaban en las propuestas independentistas, se reconocían descendientes de los descubridores, conquistadores y pobladores de estos países, pero desconociendo a los pueblos originarios. Nadie escuchaba sus gritos solicitando justicia, ni veían como el sistema imperante, los declaraba como criminales y los cazaba como a los peores. Es evidente, que estas justificaciones, precisamente, no eran para los indígenas ni para los africanos esclavizados, a quienes, esa casta los tenía en condiciones oprobiosas, y en consecuencia, no formaban parte de su clase social y jerarquías, por lo cual, omitían convenientemente, las atrocidades del sistema colonial y esclavista que ellos mantenían, que era su negocio.
Posteriormente, le siguieron los procesos constitucionales, empezando por la constitución de los Estados Unidos de Venezuela de 1811, la de 1819, la de 1830 y la de 1864, ninguna, entre sus atribuciones y artículos, abolió la esclavitud; a pesar, de que el libertador Simón Bolívar, en su retorno a Venezuela, con la expedición de los cayos en junio de 1816, bajo promesa al presidente de Haití Alejandro Petion, -quien le diera una importante y significativa ayuda para liberar a nuestra patria- decretó la abolición de la esclavitud y libertad para los esclavizados, siempre y cuando se alistaran al ejercito libertador. Ni siquiera se tomó el ejemplo de Haití, quien el 8 de julio de 1801, se había dado a sí misma una constitución, en la que se abolía la esclavitud y reconocía la igualdad de todos sus habitantes.
Tuvieron que pasar 38 años, desde 1816 hasta 1854, para hacer un decreto -muy cuestionable- sobre el problema de la esclavitud en Venezuela, muy a pesar- como se ha reseñado antes-de los esfuerzos realizados por Bolívar, con sus diferentes proclamas -tanto en Carupano estado sucre y la Ocumare de la costa estado Aragua- dados los intereses, económicos y sociales, que afectaban y tocaban estas proclamas no permitiendo su materialización. Debemos agregar también, como se impuso, el concepto de construir republicas al estilo o copia fiel y exacta de las europeas, por encima del construir Patria, además del concepto de estado-nación, con su visión colonial excluyente, que hizo y sigue haciendo, tanto daño.
Por otro parte, es pertinente resaltar, que el mencionado decreto, NO resolvió el problema de la esclavitud en Venezuela, NO fue un hecho inmediato, es decir expedito, porque tanto en cuanto, el estado no le pagara a los hacendados esclavistas coloniales, ellos no le darían a estos, la libertad. De esa manera pues, que pasaron muchos años, mientras esperaban recibir sus indemnizaciones. Otros más osados, se los llevaron a los países más cercanos y los vendieron. Mientras esto se no resolvía, continuaba la esclavitud en Venezuela -vivita y coleando-; sin contar que, muchos se incorporaron, a las filas de los ejércitos de los libertadores, en la lucha contra el imperio español, contribuyendo a la libertad de 5 naciones del continente suramericano.
La espera por el cumplimiento de la promesa de libertad, los dejó en esa transición, quedando en una neo esclavitud; sin justicia, sin derechos como seres humanos, sin reconocimiento social, sin oportunidades ni protección alguna, porque el estado venezolano de la época, no le garantizo, ni le dio beneficios que les permitieran retomar sus vidas de manera digna -en este territorio-, muy a pesar de que con su mano de obra productiva, en las haciendas, plantaciones -que en realidad jugaron el rol de cárceles- entre otras unidades de explotación colonial; generaron, produjeron, riquezas y ganancias, producto de las ventas de los rublos exportados a los antiguos imperios, quedando en la mayoría de los casos, como peones en esas unidades productivas o cárceles, donde los sometían y vivían, en las condiciones más crueles e inimaginables, sin derecho a defenderse, sin derechos constitucionales, como tampoco a ser considerados ciudadanos. Todos estos antecedentes, no fueron suficientes ni siquiera para hacerle reconocimiento en el día del trabajador a nivel nacional, ni mundial; claro, evidentemente no eran blancos como los de Chicago.
En resumen, tanto el 19 de abril de 1810, como el 5 de julio de 1811, ambos sucesos históricos con sus respectivas actas y declaración de Independencia y Libertad, NO contenían en sus documentos, abolir la esclavitud en Venezuela; insisto, el decreto hipócrita de José Gregorio Monagas, del 24 de marzo de 1854, No resolvió el problema de la esclavitud. Sobrados motivos y razones existieron para abolirla, primero porque nadie les dio ese derecho, ningún poder divino ni terrenal, los facultaba para someter a ningún ser humano a la condición de esclavo, bajo ningún concepto eso era permitido; pero la inmoralidad, de la elite peninsular como la criolla, basados en teorías de seres superiores, civilizados e iluminados, -con la bendición, permiso y complicidad de la santa iglesia católica apostólica y romana- se aventuraron a cometer estos crímenes de lesa humanidad.
Para finalizar, es determinante proponer, que este 24 de Marzo, cuando se esté conmemorando el día de la abolición de la esclavitud, el estado venezolano y el gobierno bolivariano, realicen un acto de desagravio, con los descendientes de las y los africanos que fueron sometidos forzosamente a la esclavitud; rechazando y repudiando, que el territorio venezolano haya sido utilizado para cometer, prácticas consideradas y reconocidas hoy día por la naciones unidas como Crímenes de Lesa Humanidad, las cuales, son las causas fundamentales y los orígenes del Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas, por lo cual es pertinente que este y los 24 de marzo de los próximos años, al considerar en la agenda Patria, la conmemoración de la Abolición de la esclavitud, abramos un debate sobre estos hechos históricos, a luz de los nuevos tiempos y sus argumentos a respecto de las luchas contemporáneas que traen razones de larga data. Voy a cerrar lo ya argumentado suficientemente con lo siguiente: Abolicionistas fueron El Rey Miguel de Buria y su compañera Giomar, Andrés López del Rosario, mejor conocido como Andresote, Guillermo Ribas y Manucha Alagarin, José Leonardo Chirino y Juana su compañera, Julián Cayetano y Juana Barbará , entre otras y otros Africanos y Africanas, y sus descendientes que rebelaron contra ese sistema colonial y esclavista.